Demonizados por algunos, vanagloriados por otros, los recursos naturales siempre han estado acompañados de polémica. Fueron las estrellas del boom económico que experimentó América Latina en la primera década de este siglo, pero como todas las estrellas, no escapan a los escándalos, en este caso casi todos vinculados a la corrupción.
Patricio Meller, director de proyectos de Cieplan, está entre los que los considera una bendición. Y también los ve como un elemento fundamental tanto de la recuperación económica como de la incorporación de América Latina en las cadenas globales de valor.
En esta entrevista explica qué podrían hacer los gobiernos para sacar el máximo provecho de sus recursos naturales y por qué deberían mirar con más ímpetu hacia Asia. Todos estos temas los trata en uno de los capítulos del libro El Desafío del Desarrollo en América Latina, publicado por CAF -banco de desarrollo de América Latina.
‒¿Son los recursos naturales una maldición para América Latina?
‒Todo lo contrario; son una bendición. En el siglo XXI, las exportaciones de recursos naturales, debido al boom del precio de los commodities, América Latina recibió rentas “extranormales” en magnitud superior al costo del Plan Marshall para la reconstrucción de Europa. Por ejemplo, Venezuela recibió 2 veces, México, Chile y Brasil recibieron 1,5 veces, Argentina, Perú y Colombia recibieron el 50% de todo el monto del Plan Marshall, en moneda del mismo valor. Es como un abundante maná que cayó del cielo. ¿Es eso una maldición o una bendición?
‒Pero se dice que los beneficios no siempre impactan a toda la sociedad y que no permean a nivel público.
‒Durante ese período, 2005 a 2013, América Latina creció mucho y al mismo tiempo implementó políticas redistributivas vía un aumento importante del gasto social. Ni siquiera nos dimos cuenta del gran colapso financiero del 2008 al 2010 que afectó a los países desarrollados. De todas formas, el beneficio que generan los recursos naturales está en gran medida definido por la calidad de las instituciones, siendo éstas las que determinan el uso final de los recursos. Es decir, el tema es cómo se redistribuye el total de los excedentes y ahí es donde está el tira y afloja entre las empresas exportadoras y los gobiernos.
‒¿Cómo podemos superar este tira y afloja?
‒El problema es que cuando llegan tantos recursos los gobiernos pueden redistribuir mal y pueden acontecer casos de corrupción. Esto pasa particularmente cuando empresas estatales son las gestoras de los recursos naturales. Para sacar el máximo partido de los recursos naturales se pueden promover clústeres en torno a ellos, así como lo ha hecho Australia. Esto proporcionaría una visión de la evolución de largo plazo de la economía latinoamericana; una especie de carta de navegación que permitiría una mejor coordinación presente y futura de las actividades de los sectores privado, público y académico.
‒¿Cuál es la mejor forma de gestionar estos recursos?
‒Hay que tener claro que algunos los gobiernos perciben al sector productor de recursos naturales solo como vacas lecheras que generan dólares para la balanza de pagos y pesos para el fisco. Es necesario por una parte tener claro cuáles son las utilidades generadas por las compañías, y eso debería transparentar el monto total de recursos a aportar al fisco para financiar las políticas públicas. Esto es importante porque de ahí salen los recursos para combatir la pobreza y hacer crecer los países. Por otra parte, hay que aprovechar a los recursos naturales como plataforma de innovación tecnológica, por cuanto ese sector es el que utiliza la tecnología más moderna.
‒¿De dónde vienen y a dónde van las exportaciones de América Latina?
‒En su patrón comercial, América Latina no es homogénea. Hay una diferencia grande entre, por un lado, México y Costa Rica, como país representativo de América Central, y, por otro, los países de América del Sur. Por ejemplo, para México, Estados Unidos representa su principal mercado de exportación, teniendo una participación de 80%. En el caso de Costa Rica, este porcentaje fluctúa en torno de 40%. Para Ecuador y Colombia, sus exportaciones a EE.UU representan alrededor del 30% del total. En cambio, para el resto de los países sudamericanos –Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay– el mercado norteamericano tiene una participación inferior a 14%. China representa actualmente el principal mercado de las exportaciones para Perú (31%), Chile (28%) y Brasil (22%), cuando, en los años 90, tenía una participación de un solo dígito en la canasta exportadora de Argentina, Colombia, Costa Rica, Ecuador y México. Adicionalmente se observa que América Latina constituye un importante mercado de destino de las exportaciones de Colombia (37%), Argentina (33%), Uruguay (32%), Costa Rica (31%), Brasil (20%); en cambio México sólo exporta 5% del total a América Latina.
‒¿Hacia dónde va a ir la demanda de materias primas?
‒China se ha convertido en un mercado de gran atractivo para América Latina y ya está en los primeros lugares como destino de las exportaciones de varios países. China y el resto de países emergentes de Asia constituyen también uno de los principales proveedores para las importaciones de la región. Luego, va a haber una gran variedad de productos que va a consumir esta gran clase media asiática en el futuro cercano. Las proyecciones para el periodo 2000-2030 plantean que 66 % del crecimiento mundial va a estar asociado a las economías emergentes, principalmente asiáticas, de China e India. Los empresarios latinoamericanos debieran empezar a analizar cuáles será sus patrones de consumo futuro
Por Robert Valls, ejecutivo principal de comunicación en CAF.
Visiones del desarrollo es una sección promovida por CAF -banco de desarrollo de América Latina– que analiza los principales temas del desarrollo de la región. Los artículos que contiene se publican simultáneamente en los principales medios de América Latina.
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