Una inscripción en portugués da la bienvenida a los fieles -y a los numerosos turistas- que se acercan hasta la Capela dos Ossos, un diminuto y escalofriante templo de la localidad portuguesa de Évora, que no deja indiferente a nadie. La leyenda podría traducirse en algo así como “Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos” (Nos ossos que aqui estamos pelos vossos esperamos), una advertencia en toda regla de lo que los visitantes se encontrarán al cruzar el umbral.
Y es que en las paredes y columnas de este oratorio construido durante el siglo XVI reposan miles de huesos humanos perfectamente ordenados formando una tétrica decoración. Su peculiaridad la ha convertido en toda una atracción -la más frecuentada por los turistas que visitan esta hermosa localidad declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad-.
El origen de la capilla, integrada en un lateral de la iglesia de Sao Francisco, un complejo religioso situado entre la Praça de Giraldo y el Jardim Publico, se remonta a épocas en que los cementerios superpoblados suponían un auténtico quebradero de cabeza para sus responsables. Por ello, según cuenta la leyenda, tres franciscanos de la localidad encontraron en esta iniciativa una solución a la falta de espacio en los camposantos.
Los frailes desenterraron cuidadosamente la osamenta y dispusieron de más de 5.000 cráneos, húmeros, tibias y fémures como elementos decorativos de sus columnas, muros, arcos e incluso techos, procedentes de miles de cadáveres. Utilizados como argamasa, fueron colocando las piezas con sumo cuidado, formando composiciones que, más allá de su dudoso interés artístico, resultan de lo más insólitas.
En apenas 200 metros cuadrados, calaveras a modo de cenefa o tibias formando curiosos dibujos permiten reflexionar sobre lo efímero de la vida terrenal y preguntarse sobre la vida eterna. Y es que en el momento de construirse la capilla, la idea de exhumar los huesos y acercarlos a Dios era una práctica religiosa aceptada.
Visitar este pequeño templo de luces tenues y sombras escalofriantes no es gratis. El precio de la entrada es de dos euros, y uno más si se desean tomar fotografías, algo habitual al entrar en un edificios de tales características.
La Capela dos Ossos no es única en el mundo, pero esta circunstancia no le resta una pizca de popularidad. Existen diversos templos similares en Portugal -dos de ellos se encuentran en Faro o Alcantarilha, ambas localidades del Algarve-, y en el resto del continente europeo.
Es el caso de Polonia, la República Checa -con el osario de Sedlec como uno de los más conocidos-, Austria, Italia, Francia o Serbia, junto a construcciones en otros países latinoamericanos como Perú, con el osario bajo el monasterio de San Francisco en Lima.
Fuente: La Vanguardia
http://www.lavanguardia.com/ocio/viajes/20171004/431258787728/capela-dos-ossos-macabro-destino-evora-portugal.html