Los japoneses tienen un lado muy espiritual del que pocas veces se habla. Esto puede deberse a que también son sumamente prácticos: por ejemplo, sin que ello implique conflicto alguno, es posible que practiquen el budismo y, a la vez, el shintoísmo (las dos principales doctrinas religiosas del país), sin necesidad de tener que participar en celebraciones periódicas de ninguna de las dos. De hecho, aunque entre los principales puntos de interés turístico de Tokio están precisamente el templo Senso-ji (budista), en el barrio de Asakusa, y el Meiji (shintoísta), todo el país está repleto de santuarios antiquísimos dedicados a deidades locales en los que cualquiera es bienvenido a orar como (su propio) dios mande.
Senso-ji y Meiji en particular son imperdibles, y la entrada es gratuita. En el primero, construido en ese sitio durante el siglo VII d.C. y reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial, se mezclan las marejadas de feligreses locales con las de turistas. Cerca de su entrada se encuentra el mercado Nakamise, el mejor sitio de la capital nipona para comprar artesanías y souvenirs a precios razonables.
Por el otro lado, el Meiji es el santuario shintoísta más popular de Tokio. Reconstruido en la post guerra y de aspecto más discreto que el Senso-ji, es un espacio con una atmósfera más espiritual (y menos turística). Puede solicitar acceso a una ceremonia religiosa tradicional. Solo deberá quitarse los zapatos, no estorbar, evitar tomar fotos o recibir llamadas y mostrar respeto absoluto.
Y, si su alma sigue hambrienta, la ciudad ofrece muchísimos museos (tanto de historia como de arte tradicional o contemporáneo) para saciarla. Entre los más recomendables están el Museo de los Samurai, en Shinjuku, o el del periodo Edo, por si le interesa la historia de Japón.
Otro favorito: el museo Ghibli, dedicado a las películas de Studio Ghibli, casa productora de cintas como Mi vecino Totoro o El viaje de Chihiro. Es un lugar tan mágico como sus películas. Su arquitectura recuerda tanto a sus filmes como a las obras de Antonio Gaudí. El único inconveniente: no se venden entradas en el museo; las debe comprar (10 dólares cada adulto) con un mes de anticipación (a través de ghibli-museum.jp/en/ticket-information).
Barriga llena. Además de la enorme variedad gastronómica del archipiélago, el rango de precios también es muy variado, lo que resulta especialmente útil: por ejemplo, puede planear dos de las comidas del día en lugares asequibles y reservar la tercera para un lugar más caro.
– Sushi. La mejor opción es también la más famosa: Sukiyabashi Jiro, restaurante con tres estrellas Michelin y protagonista de un exitoso documental en Netflix. Lo malo es que debes reservar con meses de anticipación y el costo por su menú de degustación es de 300 dólares. Una opción más terrenal: Tamazushi Tsukiji, de ambiente casual, precio moderado y comida deliciosa por entre 9 y 50 dólares.
-Shabu-shabu. Parecido a un fondue oriental, consiste en dar la cocción deseada a cortes muy delgados de carne o pollo sumergiéndolos en agua o caldo hirviendo. Para eso: Kurosawa, perteneciente a los descendientes del gran director de cine Akira Kurosawa. Hay cuatro sucursales, todos con memorabilia del cineasta. Entre 30 y 100 dólares.
– Teppanyaki. Esta especialidad con parrillas en cada mesa es tanto una buena opción de comida como de show, pues los chefs suelen mostrar su destreza con los cuchillos y demás utensilios de cocina al tiempo que preparan arroz, cortes de carne (incluidos de calidad wagyu) y otros ingredientes. La recomendación es Mon Cher Ton Ton, en Shinjuku, por precios que parten de los 100 dólares.
Para tomarse fotos. - Shibuya. A la salida de la estación de tren Yamanote se encuentra uno de los cruces de calles más famosos del planeta. Esto se debe a toda la gente que lo atraviesa para dirigirse a una de las muchas calles que allí confluyen, pero también porque es el punto en donde el famoso perro Hachiko solía esperar a su amo. Hay una estatua que lo recuerda, justo a la entrada de la estación.
– Akihabara. Es una zona repleta de tiendas de aparatos electrónicos, gadgets, artículos relacionados con manga y videojuegos y un triple etcétera. Los precios varían mucho dependiendo de lo que quiera comprar. La sugerencia es navegar con el tiempo suficiente en busca de la oferta ideal o el regalo perfecto. Lo que halle le sorprenderá. Garantizado. Todo lo que tiene que hacer es llegar a la estación de metro Akihabara.
El dato
Muchos japoneses dominan el inglés, principalmente, los jóvenes. Aun así, es útil usar las apps que traducen los ideogramas al inglés o español ( play.google.com/store/apps)