En la capital británica no hace falta ser bibliófilo para armarse un recorrido siguiendo la línea punteada de las blue plaques, placas azules que marcan sitios claves vinculados con la literatura. Se las encuentra más densamente en Bloomsbury, en Camden, que tuvo entre sus vecinos a J.M. Barrie, Charles Darwin, Charles Dickens, Virginia Woolf, William B. Yeats y muchos otros. La caza de las placas azules es un pasatiempo gratuito, aunque es grande la tentación de empujar algunas veces las puertas –y pagar la entrada de rigor– como en el 221b de Baker Street (el museo de Sherlock Holmes) o el 48 Doughty Street (la casa museo de Dickens).
El Londres literario también tiene su recorrido de estatuas. Una se destaca. En los jardines de Kensington, para recordar a uno de los personajes más universales de la literatura londinense, está la del niño eterno, Peter Pan.
Finalmente, el recorrido termina en la monumental y venerable British Library, la biblioteca nacional de Reino Unido y la custodia de una colección de libros, cartas, manuscritos y documentos calculada en 150 millones de piezas. Desde 1997 funciona en un solo lugar, a pasos de la estación St Pancras, sobre Euston Road. El edificio es el más grande construido en el país durante el siglo XX. Entre sus tesoros hay colecciones de periódicos del siglo XVII, el Sûtra del Diamante (considerado como el libro más antiguo), dos Biblias impresas por Gutenberg, el manuscrito de Beowulf, partituras de Mozart y Bach y manuscritos de Leonardo da Vinci.
La entrada de la Biblioteca Británica está en 96 Euston Road. Abre todos los días menos Navidad y Año Nuevo, de lunes a jueves de 9:30 am a 8:00 pm, los viernes hasta las 6:00 pm, los sábados hasta las 5:00 pm y los domingos de 11:00 am a 5:00 pm. Se hacen visitas guiadas. Lo más llamativo de las colecciones está en la exposición permanente Treasures of the British Library). La entrada es gratuita y se ven unas 200 piezas de excepción, entre libros, mapas y documentos.