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El pisco tiene su ruta en Perú

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A pocas horas de Lima, la ciudad de Ica, en el departamento homónimo y en el centro sur de Perú, atesora muchos secretos encajonados por el desierto y los primeros contrafuertes de la cordillera de los Andes. En el valle hay un buen terroir, donde abunda buena uva para elaborar pisco y vino. Y es ahí donde se cosecharon los primeros viñedos de Suramérica que trajeron los españoles desde el otro lado del Atlántico, antes de ser llevados, tiempo después, hacia Chile y Argentina.La Dama del PiscoDarse un festín en La Olla de Juanita es una experiencia ineludible. El restaurante está situado en el  fundo Tres Esquinas, en las afueras de Ica. El nombre del restaurante se escogió en honor a doña Juana Élide Martínez de Gonzáles, explica su hija Cecilia, a la cabeza del negocio.Doña Juana también es conocida como la Dama del Pisco, una mujer de 80 años con mucha energía  que aún goza de buena salud. Fue pionera en la industria del pisco a mediados del siglo XX, cuando era ?trago de machos?, explica ella.La familia Gonzáles Martínez también es propietaria de los premiados piscos Tres Generaciones.Vista a los viñedosLa Hacienda Tacama es una de las más antiguas de Perú. La casa hacienda fue parcialmente restaurada, después del terremoto de 2007, y aún se pueden hacer visitas, que incluyen una estupenda panorámica de los viñedos desde su torre.La historia de la hacienda está ligada al marqués Francisco de Caravantes, quien trajo las primeras uvas a Perú provenientes de las Islas Canarias a mediados del siglo XVI. Tacama, desde entonces, ha producido vinos y piscos.Ya en el siglo XX la empresa inició un acercamiento con la tecnología vitivinícola francesa. Como resultado, se empezó a producir vinos con cepas de Francia. «En 1984, Tacama introdujo la cepa petitverdot a Perú», recuerda Frédéric Thibaut, el enólogo galo residente de la hacienda. Hoy en día ofrece buenos vinos.Catas didácticasEl hotel Viñas Queirolo es un lujo en medio del desierto. Rodeado de 400 hectáreas de viñedos, el lugar invita a relajarse. Construido con un estilo arquitectónico que evoca el período republicano, el hotel ostenta habitaciones cómodas y amplias. El plus de la experiencia son las visitas guiadas a los viñedos durante el atardecer y las catas de pisco o vino muy didácticas a cargo de la sommelier Fiorella Alarcón.La familia Queirolo arribó a Perú en 1877 desde Génova. Tres años después abrieron la mítica taberna Queirolo en Pueblo Libre. Hoy, Santiago y Jorge Queirolo  manejan la empresa familiar.El hotel tiene cuatro años y los productos que tienen, como los vinos Intipalka reserva, son excelentes. La barra del hotel se esmera con la coctelería pisquera.