La cosmovisión de los tacanas encontró en el turismo un aliado para difundir al mundo su labor como guardianes de la selva en la Amazonía boliviana, en la considerada como la reserva natural con más biodiversidad del mundo.
“Somos guardianes del territorio, de la Madre Tierra, convivimos con la naturaleza”, agrega Diego Uzquiano, presidente del Consejo Indígena del Pueblo Tacana, una de las comunidades originarias que habitan el Parque Nacional Madidi.
La riqueza biológica de este espacio tiene en el turismo una oportunidad para mostrar al mundo cómo convive en armonía con la selva este pueblo amazónico, subraya el representante de la comunidad.
Tras un recorrido de aproximadamente una hora en barca por los ríos Beni y Tuichi, entre un paisaje verde con una naturaleza impresionante, los turistas llegan al corazón del parque para disfrutar de espectáculos como el que brindan con su vuelo las parabas, un tipo de loro.
El recorrido por la selva junto a los tacanas es una auténtica lección en la que el visitante conoce las hojas de una planta que sana heridas sin dejar cicatrices o el porqué solo con luna nueva tienen efectos afrodisiacos ciertas ramas con forma de miembro masculino.
Un bosque que es despensa y farmacia para quien lo habita, deseoso de compartir su universo con el resto del planeta a través del turismo.
El Ministerio de Culturas y Turismo de Bolivia destinó 389.000 dólares para la construcción de un centro de recepción de visitantes en el que no faltan detalles como un remedio para evitar que entren murciélagos, las pasarelas desde las que se disfrutan los sonidos de la selva y la torre para ver las parabas en sus nidos, sin molestar a las aves.
De todo. El Madidi es una extensión de casi 19.000 kilómetros cuadrados en el extremo nororiental de Bolivia, que va desde sabanas de palmeras a grandes montañas de casi 6.000 metros de altura, de valles secos a selva húmeda tropical. La zona alberga más de 8.000 especies de flora y fauna. Eso la convierte en la reserva natural con mayor biodiversidad del planeta, concluyó recientemente, tras dos años y medio de expedición, la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre.