Ámsterdam ha decidido regular las visitas guiadas por su Barrio Rojo para proteger la intimidad de las trabajadoras sexuales, lo que incluye la prohibición de tomar fotos, la obligación de dar la espalda a las vidrieras y de mostrar respeto a las prostitutas y al vecindario.
“No solemos tener ningún problema con los turistas, nos hemos acostumbrado, siempre que muestren respeto por nosotras. Hay quien se ríe, toca las vitrinas para asustar o nos hace fotos. Es normal que muchos se sorprendan pero hay unos límites”, dijo Caya, prostituta holandesa de 35 años.
Pide mantener su identidad en el anonimato, aunque recuerda que la prostitución es “un trabajo como otro cualquiera” en el que ellas como empleadas deben “pagar sus impuestos, ser respetadas y tenidas en cuenta” por el Gobierno holandés.
El Ayuntamiento de Ámsterdam empieza a atender a sus exigencias y por ello ha acordado cambiar las reglas para proteger la privacidad de las prostitutas: los visitantes deberán en adelante dar la espalda a los ventanales de la prostitución cuando estén atendiendo las explicaciones de sus guías y mostrar respeto. Tampoco podrán fotografiar a las profesionales, algo que estaba ya prohibido en el barrio pero muchos turistas seguían haciendo.
Estas medidas, que comenzarán a aplicarse a partir del próximo abril, van destinadas especialmente a las visitas en grupo, que se limitarán a un máximo de 20 personas, por lo que los guías turísticos tendrán que pedir una autorización a las autoridades municipales para organizar los tours y velarán por el cumplimiento de las reglas.
De acuerdo con cifras oficiales, la zona de De Wallen –el nombre en neerlandés del distrito donde se sitúan los ventanales de la prostitución– llega a contar con hasta 27 grupos de decenas de turistas por hora, especialmente en los momentos más concurridos del día.
“Para evitar la incomodidad que provocan las excursiones con grupos grandes, los operadores turísticos necesitarán una autorización oficial”, reza la nueva regulación, que también pretende reducir las aglomeraciones en el zona antigua de Ámsterdam y la más ocupada de la ciudad.
En un comunicado, el Ayuntamiento explica que antes de que comience una gira por la zona, los guías turísticos tendrán que pedir a los participantes que muestren respeto por los residentes, los empresarios y las profesionales del sexo del Barrio Rojo.
Todos los recorridos deberán finalizar como máximo antes de las 11:00 pm y los grupos de turistas no podrán detenerse en lugares normalmente abarrotados, como puentes o frente a los accesos a las tiendas en horario laboral, ni tampoco podrán usar drogas ni beber alcohol cuando estén en las visitas guiadas.
La ciudad usará una aplicación adicional para asegurarse de que los guías se adhieren a las nuevas reglas, que también incluyen condiciones más estrictas para las excursiones en bicicleta y en segway, los vehículos ligeros de transporte individual.
Los guías turísticos que no cumplan con las nuevas normas se enfrentarán a multas de 190 euros, si el profesional es independiente, y de 950 euros si trabaja para una agencia de turismo. También podrán perder su permiso si registran 3 infracciones.
Según el diario holandés Parool, el municipio de Ámsterdam también está estudiando imponer un impuesto extra a los participantes en las visitas guiadas, siempre y cuando sea fiscal y legalmente viable.
Las nuevas reglas forman parte de un acuerdo que las compañías de turismo firmaron de forma voluntaria con el municipio para mejorar la relación entre los turistas y los vecinos del famoso distrito, uno de los lugares más frecuentados por los visitantes.
En el Barrio Rojo, visitado anualmente por más de 200.000 turistas, hay unos 3.000 locales y más de 400 vitrinas dedicadas a la prostitución.