Europea y africana, occidental pero con influencia musulmana, Melilla es una de esas ciudades que ya era “multicultural” antes de que esta palabra se pusiera de moda. Cristianos, musulmanes y judíos han convivido allí durante siglos. A ellos se sumaron el siglo pasado familias de la India para convertirla en “la ciudad de las cuatro culturas” como se le llama habitualmente a esta localidad.
El peñón en el que se levantan las murallas que forman Melilla la Vieja ha estado poblado desde épocas fenicias, cuando se llamó Rusadir. Tras una época árabe, la ciudad entró en decadencia y en 1497 formó parte de la Corona de Castilla. “El pueblo”, como lo llaman los locales, es un paseo obligado para todo viajero. Debido a su altura, cuenta con algunas vistas espectaculares del mar de Alborán. No en vano esta zona es la “postal de la ciudad”.
Además del Centro de Interpretación, con información de la historia de Melilla y que puede ser un buen lugar para empezar la visita por la zona vieja, no se pueden dejar de visitar las Cuevas del Conventico. En ellos los melillenses tuvieron que refugiarse en épocas de guerra y de estos túneles podían incluso escapar al mar en caso de asedio. Una parte de estos caminos ha sido restaurada y se puede recorrer.
El museo Amazhig y Sefardí, el de Arte Sacro, el Militar o el del Automóvil son otras de las paradas de un paseo por Melilla la Vieja, aunque lo realmente atractivo es aventurarse por sus calles intrincadas.
Casi todas las visitas a la zona amurallada terminan en la Plaza de las Culturas, donde además de la oficina de turismo, hay varios bares de tapas donde probar comida típica, que incluye tanto platos andaluces como algunos magrebís. Esta plaza también es el comienzo de la Melilla moderna y modernista.
La tercera
Resulta difícil de creer que la tercera ciudad del mundo con más arquitectura modernista del mundo sea Melilla. Pero lo es, solo por detrás de Bruselas y Barcelona. Y es que en la época de auge de este estilo, Melilla vivió una de sus épocas de mayor esplendor.
La presencia de las potencias europeas en África y la explotación de las minas cercanas impulsaron un desarrollo económico que la burguesía local y las empresas plasmaron en el centenar de edificios modernistas de la urbe. Aquí llegaron los ascensores, los grandes cines y otros avances de la época casi a la par que a las grandes capitales del mundo.
El epicentro modernista de Melilla es, sin duda, la Plaza de España donde se encuentra el edificio de la Asamblea y el Casino Militar, construido en 1911, que es obra del arquitecto catalán Enrique Nieto i Nieto, discípulo de Gaudí, quien finalmente se estableció en la ciudad de tantos encargos que recibió. A partir de esta plaza se puede pasear por el Triángulo de Oro del modernismo formado por las avenidas de los Reyes Católicos, la de Juan Carlos I y la del general Marina.
Algunos otros edificios destacados de este estilo son el del diario El telegrama del Rif, el Melul o los almacenes La Reconquista.
Arena todo el año
Otro de los atractivos que ofrece Melilla es la posibilidad de disfrutar de playas casi todo el año. En la zona sur, en el paseo marítimo, se extienden las playas de La Hípica, Los Carabos y la de San Lorenzo a lo largo de 2 kilómetros.
Pero el arenal con más encanto de Melilla es, sin duda, la Ensenada de los Galápagos situada en la zona de la Alcazaba, en el corazón de Melilla, la Vieja a pocos metros de la Plaza de las Culturas.
Conviene saber
– La oficina de turismo local organiza cada domingo la Ruta de los Templos que recorre la Iglesia del Sagrado Corazón, la sinagoga Oor zoruah, el templo hindú Mandir y el exterior de la mezquita central. El tour cuesta 4 euros y es necesario apuntarse antes del jueves anterior a través del correo info@turismomelilla.es.
– La mejor opción para conocer el tesoro arquitectónico es una visita guiada. Más información en: http://reservas.venpormelilla.es/Publicacion/DetallePublicacion/928
– Las personas mayores o que viajen con niños pueden recorrer la ciudad en el Tren Turístico. Horarios en www.melillaturismo.com
Cómo llegar
– En barco se puede llegar desde Málaga, Motril (Granada) o Almería. Las compañías Trasmediterránea y Balearia ofrecen precios desde 35 euros por trayecto.
– En avión desde Madrid por 130 euros ida y vuelta, y por 71 desde Málaga según www.trabber.es.
Un día en Marruecos
– Desde Melilla también es posible ir en el día hasta la localidad Saidia, Marruecos, para disfrutar de unas playas increíbles. Cruzar la frontera para ir de compras a la ciudad vecina de Nador puede ser otra opción. Pero hay muchos más enclaves de interés a tiro de piedra de la ciudad, algunos tan originales como el enclave del Peñón de Alhucemas o el Peñón Vélez la Gomera (Melilla), donde se dice que se encuentra la frontera más original y pequeña del mundo.
– Esta excursión la ofrecen algunas agencias como www.venpormelilla.com, que también organiza visitas en el día el parque natural de Taza, también en Marruecos, y la cueva del Friourato, considerada la más larga cueva visitable de toda África. Desde la capital modernista de África es posible incluso visitar la ciudad santa marroquí de Fez, en una excursión desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche.