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Joyas de la monarquía brillarán en un museo

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No hay números pequeños involucrados con el Museo de las Colecciones Reales, que ya está construido y abrirá en 2017, junto al Palacio Real y a la Catedral de la Almudena. Lo primero: es un proyecto de 80 años de antigüedad ?pues fue ideado originalmente por el presidente Manuel Azaña? y que tardó 16 años en concretarse, entre los gobiernos de José Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Junto a eso, como costó más de 150 millones de euros, es una de las escasas grandes inversiones de la España en crisis.Sus dimensiones no se quedan atrás: tiene 4.000 m2, divididos en tres enormes salas para exposiciones ?dos para permanentes y una para temporales?, recintos polivalentes, un restaurante y un auditorio. Todo fue diseñado por Emilio Tuñón y Luis M. Mansilla, quienes pensaron en un edificio de arquitectura sobria y ajustada, que jamás compite con su entorno y se basa, para cerrar esa integración, en materiales muy similares a los de la catedral y el palacio.?En el exterior, por ejemplo, usamos granito de la Sierra de Madrid, y en vez de caliza blanca de Colmenar, usamos hormigón blanco con grava caliza. Así se constituye la fachada que está marcada por una composición vertical y reiterativa que hace referencia a las columnas del Palacio Real. Y al interior todo es hormigón blanco visto con suelo de granito y tamaños palaciegos: las piezas son de 250 por 30 cm. Es una arquitectura moderna y abstracta en estrecho vínculo con la historia?, comenta Tuñón, quien, por la muerte de su socio, debió finalizar solo el proyecto, que completa un punto turístico de tres siglos: el Palacio Real es del XVIII y su extensión del XIX, mientras que la catedral fue construida en el siglo XX, y este nuevo edificio en el XXI. Las mejores obras. La exposición permanente del Museo de las Colecciones Reales, que dirige José Luis Díez, no se define aún. Claro está que su fin será presentar una selección de las mejores obras y objetos vinculados a la monarquía española desde la Edad Media hasta la actualidad. Y hay bastante dónde elegir, porque hoy la institución que los resguarda, el Patrimonio Nacional, contabiliza más de 154.000 piezas repartidas entre 19 palacios y algunos museos.No obstante, si inicialmente el recorrido del museo ?que será descendente, a través de una rampa? estaría dividido en salas determinadas por las colecciones más valiosas, como la de carruajes y la de tapices, ahora se decidió que habrá una sala dedicada a los Trastámara y a los Habsburgo, otra a los Borbones y una tercera a muestras temporales. En todas se verá armería, tapices, carruajes, documentos, piezas decorativas, instrumentos musicales y pinturas.?Este museo tiene un contenido eminentemente histórico, lo que le da personalidad frente a otros museos españoles. Debe mostrar y explicar la historia a través de la continuidad de la monarquía. Al igual que Versalles en Francia?, apuntó Alfredo Pérez de Armiñán, desde finales de 2015 presidente del Patrimonio Nacional, la institución que vivió tensas negociaciones con el Museo del Prado. ¿La razón? Quisieron que la pinacoteca les devolviera cuatro obras clave provenientes del Real Monasterio del Escorial: El Jardín de las Delicias y La mesa de los pecados capitales, del Bosco; El descendimiento, de Van der Wayden, y El Lavatorio, de Tintoretto. Pero en diciembre de 2015, ambas organizaciones llegaron a acuerdo, y los cuadros permanecerán en El Prado.Justo en el origen El edificio de Tuñón y Mansilla está junto a los restos de la alcazaba hispano-musulmana y del alcázar cristiano, puntos donde se originó Madrid. Por eso, en el museo se exhibirán también ruinas y piezas arqueológicas. Y una vez inaugurado, además de completar un punto turístico, conectará el centro histórico con el tradicional Parque del Moro y con el remozado sector Madrid Río.Desde todos esos sitios, el Museo de las Colecciones se ve distinto. ?Si se ingresa a él por la parte alta, se verá muy bajo, porque por ese lado tiene 12 metros de alto. Sin embargo, si se mira desde abajo, junto al parque, se ve altísimo, porque ahí tiene 35 metros. Es un efecto bonito. Rafael Moneo decía que la buena arquitectura es pequeña por fuera y grande por dentro. Me atrevería a decir que eso se ve aquí?, remata el arquitecto Emilio Tuñón.