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Italia pone freno al turismo este verano

por Avatar EL NACIONAL WEB

Meca del turismo, sobre todo en temporada estival, algunas de las urbes más preciadas de Italia adoptan medidas para no verse desbordadas y salvaguardar su patrimonio este verano ante el turismo de masas.

El país, que batió su récord el pasado año con 60 millones de visitantes, afronta un verano que las previsiones anuncian que se superarán todos los números.

Los principales atractivos italianos, refiere el Ministerio de Cultura y Turismo, son el mar y el legado artístico. Ambos polos que a ultranza trata de salvaguardar el que es uno de sus destinos insignia, Venecia, por donde transitan anualmente 26 millones de viajeros, explica la asesora de Turismo del Ayuntamiento de esta ciudad, Paola Mar.

La ciudad de los canales mantiene un pulso entre la necesidad de turismo y la de salvaguardar su patrimonio, dice la consejera.

Para regular la afluencia de viajeros se han instalado cinco torniquetes o tornos en los únicos puntos de entrada terrestre a la ciudad, pues es un museo a cielo abierto que no puede soportar más que un determinado número de turistas, insiste el presidente de la región del Véneto, Luca Zaia.

Los tornos se cierran cuando se ha alcanzado el número máximo e indican a los visitantes otros recorridos para descongestionar los más habituales. Asimismo, se ha prohibido durante tres años la apertura de negocios de comida rápida a pie de calle, ya que sean de pizza, pasta o kebab –solo se salvan las heladerías–, a fin de preservar el alma de la ciudad, defiende Mar.

La Unesco, que amenazó con incluirla en la ciudades en peligro, le advirtió a las autoridades venecianas que era necesario tomar medidas, rápidas y efectivas, consciente del impacto en su esencia de las mareas humanas que la atestan.

En otras zonas. El turismo de masa también lo viven en la zona conocida como las Cinque Terre (Las Cinco Tierras), en Liguria, donde han puesto un aforo límite de 5.000 personas para que puedan caminar por sus senderos, precisa el director de su Parque Nacional, Patrizio Scarpellini.

Se trata también de sensores que registran las entradas y que, cuando se supera el número fijado, cierran los accesos hasta que disminuye el número de personas, indica.

Otra joya situada en el golfo de Nápoles, Capri, con una superficie de 10,4 kilómetros cuadrados y 2 millones de visitantes anuales, también estudia medidas aunque no se pueden poner barreras por problemas de espacio, señala su alcalde, Giovanni De Martino.

“A menos que se llegue a una situación de extrema necesidad”, matiza, pero por ahora han optado por prohibir la entrada a todo vehículo que no sea de residente. Y contra los desembarcos masivos han dictaminado que debe darse un intervalo de 20 minutos entre la llegada de cada ferry.

Tampoco se puede entrar en auto particular en Taormina, en la isla de Sicilia, también con el intento de preservar la ciudad.

La introducción de tornos o barreras solo daña la imagen de Italia, opina, por su lado, Andrea Gnassi, regidor de Rimini, una de las más visitadas por el turismo europeo en la costa del Adriático. “La imagen de los tornos y el número límite no hace un buen negocio”, dijo Gnassi.

El sector del turismo genera 70.000 millones de euros a Italia, que representa 4,2 % del PIB, y da trabajo a 1,3 millones de personas.