Visitar el Parque Nacional Iguazú de noche es un privilegio para pocos. El paseo a la Garganta del Diablo, el salto más importante por altura y por caudal de agua de los 275 del parque, depende exclusivamente de que la luna llena se presente, porque será la única luz que lo acompañe.
“Lo que motiva a todos ustedes a venir acá son las caídas de agua, pero sepan que el Parque Nacional no son solo las cataratas, sino también el marco selvático que las rodea, que es justamente el remanente de la selva misionera. Es decir, la última porción de selva, 6% de casi un millón de kilómetros cuadrados que abarcaron alguna vez”, explica el guía anfitrión Gastón Gobetto, en la charla previa, minutos antes de comenzar la visita.
Luego hay que dirigirse a la Estación Central, donde se aborda el tren ecológico. Recomienda evitar los flashes y en lo posible mantener los celulares apagados, para así apreciar mejor el paisaje, siempre iluminado por la luz desmayada de la luna.
Los sonidos de la selva. La luz plateada alumbra también el trayecto en tren por el interior del Parque Nacional Iguazú, una formación ecológica con vagones abiertos que transporta directamente hacia el interior de selva, hasta la estación Garganta del Diablo. El viaje dura unos diez minutos y el paisaje es puro contorno y reflejos de una vegetación incorpórea, habitada por miles de criaturas que acechan desde la oscuridad. Poco a poco, se empiezan a escuchar los sonidos de la noche.
Si bien el recorrido es el mismo que se hace a la luz del día, las rutinas de los animales varían a estas horas. Casi 80% de la selva, tanto las aves como los mamíferos, se mueven en la noche. Los herbívoros salen a comer, y atrás de ellos salen los que buscan presas. En general es muy difícil ver algún animal porque están camuflados. Es un mundo lleno de secretos y hay que ser muy precavidos.
El parque alberga muchísimas especies. Sin duda, el referente es el yaguareté o tigre americano; también hay pumas, ocelotes, entre otros felinos. Por lo general todos tienen hábitos nocturnos.
El yaguareté es una de las especies en serio peligro de extinción por la desaparición de su hábitat natural, que es la selva misionera, también conocida como bosque atlántico del sur, selva paranaense o mata atlántica.
La espesura de la selva juega con los sentidos. Hay centenares de criaturas invisibles. Cerca de 450 especies de aves, 80 de mamíferos y gran variedad de insectos, además de la fauna fluvial, como los yacarés, tortugas, garzas y gran variedad de peces.
Una vez que se detiene el tren, se inicia una caminata de mil metros por la pasarela de metal rumbo al salto más espectacular. Todo se hace rodeados de helechos, cañas de bambúes, palmeras y miles de especies de árboles con sus copas inclinándose sobre el camino; begonias, orquídeas, bromelias brillantes y bejucos con flores trompetas.
A través de esa espesura se llega hasta el mirador de la majestuosa Garganta del Diablo, un conjunto de cascadas de 80 metros que concentra el mayor caudal de agua de las cataratas del Iguazú, y a su vez las de mayor caudal del mundo, como un océano que se desmorona al vacío y revienta contra las piedras.
La cantidad de saltos del parque varía permanentemente según la altura del río. Cuando el Iguazú –del guaraní, agua grande– está crecido, los saltos se unen, y cuando baja mucho, otros que son temporales, desaparecen. El caudal varía todos los días, pero en uno normal, el promedio de agua que cae es de 1.500 a 1.800 centímetros cúbicos por segundo.
Bajo los saltos blancos, inmaculados, el agua se despeña desde 80 metros. El balcón al final del recorrido se encuentra a escasa distancia, y el ruido estrepitoso eriza la piel. El agua detona contra las piedras y la bruma se esparce por todas partes. Dicen que la fumarola de rocío puede verse a más de 7 kilómetros de distancia. Y entre medio de ese ruido pavoroso, la luz plateada de la luna traza un tenue arco iris alrededor de la catarata.
RECUADRO
Conviene saber
– Las Cataratas del Iguazú es el Parque Nacional más visitado de Argentina. Para este año esperan un nuevo récord con más de 1,4 millones de visitas.
– Las salidas nocturnas se realizan todos los meses, en los días de luna llena. Las reservas se realizan con anticipación. Son cupos limitados de 120 lugares por turno. Reservas: reservas@iguazuargentina.com