Si va por primera vez a Berlín conviene tener como referencia los tres centros neurálgicos de la ciudad: Alexanderplatz, Potsdamer Platz y la zona de Kurfurstendamm. Cerca de ellos se concentra la mayoría de los lugares que todo turista debe visitar.
Alexanderplatz fue el centro de la Berlín Oriental en los tiempos comunistas. Después de la guerra, Alemania y Berlín quedaron divididas. Berlín Occidental, en manos de estadounidenses y británicos, quedó como una isla dentro de la zona soviética, como la tierra anhelada, símbolo de libertad a la que muchos querían llegar.
Para evitar el escape de ciudadanos hacia la zona occidental, el gobierno de la República Democrática Alemana levantó, de la noche del 12 agosto a la mañana del 13 de agosto de 1961, el muro que estuvo en pie hasta 1989, cuando fue derribado y dio lugar a la reunificación alemana.
Allí está la Torre de la Televisión. Con 368 metros, fue durante años la segunda antena más alta de Europa, después de la torre de la Televisión de Moscú. Se puede subir al mirador que está en la punta para ver la ciudad.
La zona tiene varios centros comerciales y es un buen lugar para probar el currywurst por 4 euros en alguno de los puestos callejeros y que consiste en una salchicha gruesa cortada en trozos, bañada con salsa con curry.
A unas cuadras de Alexanderplatz se puede visitar la catedral de Berlín, y subir hasta la cúpula, que regala una espléndida panorámica de la ciudad. A pocos pasos se llega a la famosa Isla de los Museos, con cinco grandes espacios dedicados al arte y a la historia. Los recomendados son el Museo de Pérgamo, de arqueología, para ver el altar de Pérgamo, del siglo II a.C. y la Puerta del Mercado de Mileto. Lo habitual es hacer una hora de fila para entrar al museo. El otro imperdible es el Museo Nuevo, donde se destaca la colección egipcia con el busto de Nefertiti.
Viaje al mañana. Potsdamer Platz revivió muchos años después de la caída del muro. La zona, una de las más modernas, era un cruce de cinco importantes calles y edificios prestigiosos que quedaron muy dañados por la guerra. Luego el muro atravesó la actual plaza y el área se convirtió en un desierto por el que nadie se atrevía a pasar. Con la reunificación se construyeron los edificios más modernos y vanguardistas de Berlín, como el Sony Center, con una estructura futurista.
Una linda caminata es desde Potsdamer Platz, bordeando el Tiergarten, el gran parque de Berlín, hacia el norte. El circuito une los más importantes emblemas de la ciudad. Primero, el Memorial del Holocausto, que se inauguró en 2005. Es un monumento poco convencional: 2.711 bloques de hormigón de diferentes alturas por el que cada visitante elige su camino.
Hacia el norte, después de cruzar la Puerta de Brandemburgo, se llega al Reichstag. La cúpula de cristal, obra de Norman Foster, es de los sitios más visitados de Berlín, pero requiere reservar con anticipación.
El tercer foco es la avenida Kurfurstendamm, llamada Ku’Damm. En la época del muro fue el centro de Berlín Occidental y aunque ahora perdió un poco de atractivo frente a la nueva Potsdamer Platz, concentra tiendas de lujo, locales de moda, electrónica, deportes y el KaDeWe, el Harrods de Berlín.
La avenida, de tres kilómetros, comienza a metros de la antigua iglesia Kaiser Wilhelm Gedächtniskirche, donde se produjo el atentado en el mercado navideño. La iglesia, destruida durante la Segunda Guerra Mundial, se mantiene en ruinas como símbolo de paz y reconciliación.
Tras el muro
– Los rastros del muro están por todo Berlín. En algunos sitios apenas quedaron marcadas en el pavimento las huellas de la gran pared de 155 kilómetros que abrazó Berlín Occidental y partió al medio la ciudad. Y en otros, todavía se mantienen en pie pequeños fragmentos. El mejor lugar para saber más de esta construcción es en el Memorial del Muro de Bernauer Strasse.
– Otro lugar es Checkpoint Charlie, el histórico paso fronterizo entre Berlín Oriental y Occidental en la céntrica Friedrichstrasse. Justo al lado está el Museo del Muro de Checkpoint Charlie.
– En la calle Mühlenstrasse, en la ribera del río Spree, está la East Side Gallery que concentra pinturas y graffitis, como el beso entre los líderes de Rusia, Leonid Brezhnev, y la República Democrática Alemana, Erich Honecker.
Conviene saber
Lo mejor es trasladarse en metro: cuesta 2,70 euros y por 7 euros consigue el pase diario. La tarjeta por 3 días para metro y autobús cuesta 30 euros. www.berlin-welcomecard.de