Tesoro en el noroeste
Tilcara, Argentina
En la provincia de Jujuy, 200 kilómetros al norte de Salta, Tilcara es una mezcla de estilos. “Tiene un poco de las dos cosas: la tranquilidad y simpleza de un pueblo, pero también es un destino cosmopolita”, dice Daniel Flores, editor de la sección Turismo de La Nación de Argentina. “No es turismo rural, pero tampoco un lugar sobrevendido para turistas. Hay lindos hoteles pequeños, aunque nada de lujo. Una de las actividades son las caminatas con caravanas de llamas”.
La selva por descubrir
Tarapoto, Perú
A una hora en avión desde Lima, en la región de San Martín, Tarapoto garantiza contacto con la naturaleza, un clima privilegiado y deportes de aventura como kayak, canopy y rapel, dice Belén Tavares, editora del suplemento ¡Vamos! de El Comercio. Uno de los paseos es navegar por la laguna Azul o hacer una caminata por el bosque tropical, observando la gran diversidad de la selva, hacia las cataratas de Ahuashiyacu, Huacamillo y Pucayaquillo. La gastronomía también tiene su lugar en Tarapoto. “El plato estrella es el tacacho con cecina, ají de cocona y ensalada de chonta”. ¿Para dormir? Pumarinri Amazon Lodge, a orillas del río Huallaga (Pumarinri.com), y el Rústica Hotel, con vista a la selva (RusticaHoteles.com).
Secreto intelectual
Villa Serrana, Uruguay
A 150 kilómetros de Montevideo, en medio de las sierras de Minas, Villa Serrana es una suerte de secreto a voces entre los charrúas. “Los intelectuales uruguayos de la primera mitad del siglo XX fabricaron aquí su propio paraíso terrenal”, dice Pablo Melgar, de la sección Ciudad de El País de Uruguay. El arquitecto Julio Vilamajó fue quien concibió la villa como un complejo de descanso con reminiscencias suizas. Quienes visitan Villa Serrana suelen arrendar casas de veraneo, pues hay poca hotelería. Entre las actividades para disfrutar están los paseos a caballo o en bicicleta por la serranía.
Más que café
Quindío, Colombia
El departamento del Quindío forma parte del famoso Eje Cafetero de Colombia, pero su oferta va mucho más allá de esta bebida. “Es un lugar que tiene naturaleza y montañas, pero también cuenta con cultura y tradiciones. Además, allí es eterna primavera: no se siente el calor abrasador ni el frío de Bogotá”, dice Adriana Garzón, directora de la sección Vida de Hoy, de El Tiempo de Colombia. Como base para explorar esta zona, Garzón recomienda el pueblo de Quimbaya porque está equidistante de la mayoría de los puntos turísticos por visitar, como los pueblos de Salento o Filandia, que conservan muy bien su arquitectura patrimonial.
El escape familiar
Manuel Antonio, Costa Rica
El contraste entre playas y naturaleza es uno de los elementos que más destaca Jairo Villegas, autor del blog de viajes del diario La Nación de Costa Rica, sobre el Parque Nacional Manuel Antonio, en la costa pacífica . Pero hay más. “Lo más bonito y simpático es ver cómo se te acercan monos y mapaches, que abundan en este parque”, dice Villegas desde San José. Ubicado a 171 kilómetros de la capital (3 horas en carro), para explorar este parque, Villegas sugiere quedarse en ciudades como Quepos, donde hay ofertas de alojamiento de todo tipo.
Arte y naturaleza
Inhotim, Brasil
“Mezcla de museo de arte contemporáneo y jardín botánico, Inhotim es un lugar especial para quien cree que el arte y la naturaleza forman un pareja perfecta”, dice Marcelo Balbio, editor de la sección Boa Viagem de O Globo de Brasil. Situado en el estado de Minas Gerais, en la ciudad de Brumadinho –a 60 kilómetros de la capital estadual, Belo Horizonte–, Balbio dice que en Inhotim todo está hecho para impresionar y encantar a los viajeros y que este lugar podría estar en Estados Unidos, Suiza o Japón. “Es un museo a cielo abierto”, indica.
Sitio gourmet
Oaxaca, México
Pasan los años, pero esta preciosa ciudad colonial –declarada Patrimonio de la Humanidad– sigue seduciendo a los viajeros con su oferta culinaria, que se renueva todo el tiempo. “A Oaxaca también se viaja para comer y beber mezcal”, dice Gretel Zanella, editora de Destinos de El Universal de México. “Hay muy buenos restaurantes tradicionales y de comida contemporánea que reinterpretan los platillos típicos. Está Zandunga, un restaurante de cocina istmeña (de la región del istmo de Tehuantepec), Pitiona y Casa Oaxaca, de cocina contemporánea”.