La costumbre de colgar candados en los puentes, como símbolo de amor eterno, llegó a La Paz, Bolivia, pero en una singular escultura, el cerdito o chancho de la fortuna, un animal nada relacionado con el amorío pero que con esta obra ofrece una alternativa a los enamorados que desean sellar su pasión. La obra está cerca de la Plaza Murillo y la idea es que la gente intervenga la escultura y encuentre un espacio para demostrar su amor o deseo, explicó el escultor boliviano Juan Bustillos.
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