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La ciudad donde no hay dinero ni política

por El Nacional El Nacional

El 28 de febrero de 1968 fue inaugurada en la India una ciudad llamada Auroville, cuyo principal objetivo era crear las condiciones para que hombres y mujeres de todas las nacionalidades, razas y tendencias pudieran vivir en paz y en armonía.

Para conseguir esos objetivo decidieron dejar fuera de sus fronteras cualquier creencia religiosa, política y dinero, ya que, dijeron, esos elementos tienden a interferir irremediablemente en la convivencia humana.

A casi 50 años de aquella utópica iniciativa, refrendada en tres oportunidades por la Asamblea General de la Unesco (1966, 1970 y 1983), la urbe sigue en pie y prepara las celebraciones para lo que han llamado “el jubileo de oro del municipio universal”, ceremonia a la que incluso ya comprometió su asistencia el primer ministro indio, Narendra Modi.

Auroville está ubicada a unos 10 kilómetros del municipio de Puducherry, en el estado de Tamil Nadu, y su población ronda las 2.400 personas, procedentes de unos 50 países, según los últimos catastros realizados por las autoridades. Su origen se remonta a las enseñanzas del yogui Sri Aurobindo (1872-1950), las que fueron posteriormente materializadas por su compañera espiritual, la francesa Mirra Alfassa (1878-1973), conocida como “La Madre”, quien inició las gestiones ante la Unesco para el reconocimiento de esta urbe, la que se otorgó en 1966.

Dos años más tarde la ciudadela era fundada en una ceremonia que contó con la presencia de las máximas autoridades indias y representantes de 124 naciones de todo el mundo, quienes llevaron un puñado de tierra de cada nación para depositarlo en una urna que se halla enterrada en el kilómetro cero de la urbe en señal de “fraternidad universal”.

El plano urbanístico de esta utópica ciudad estuvo a cargo del francés Roger Anger quien se basó en las indicaciones de “La Madre” para crear el complejo que en los planos originales tiene en su centro un gran templo de meditación y cuatro perímetros radiales que debían albergar a unas 50.000personas.

No obstante, al año 2006 las obras solo llegaban a 10% del total y la ciudad se constituye más bien de un centenar de aldeas repartidas en unos 20 kilómetros cuadrados con un núcleo urbano que se caracteriza por estar demarcado por un cinturón verde donde se encuentran bosques, huertos y jardines.

Una de las cosas que más llama la atención es la forma de administrar la urbe, ya que carece de gobierno central. Solo existen dos órganos administrativos llamados Auroville Council y Working Committee, que son conformados por voluntarios que se eligen cada dos años a fin de evitar que las personas se perpetúen en el cargo.

Los habitantes de la ciudad, en tanto, realizan muchas actividades de ayuda social y trabajos relacionados a la agricultura, la educación, la sanidad, el comercio, las artes y las energías renovables. No es extraño encontrarse también con eventos culturales, representaciones teatrales, conferencias, exposiciones y espectáculos de danza. Quienes tengan la suerte de viajar a la India y quieran conocer esta utópica ciudad existen varias residenciales que ofrecen, además del alojamiento, servicios tales como alimentación, lavandería y alquiler de bicicletas.

La recomendación es dirigirse al Centro de Visitantes donde pueden solicitar un plano de la urbe e información sobre las actividades que se realizan durante la semana, así como también los puntos para disfrutar de su artesanía, historia o desarrollo arquitectónico. Para eso el viajero debe aportar a un fondo de la ciudad, tras lo cual recibirá una tarjeta que le permitirá acceder a las bondades de la urbe y de su gente.

Fuente: Emol.com – http://www.emol.com/noticias/Tendencias/2017/09/21/876159/Conoce-la-ciudad-donde-no-existe-el-dinero-la-religion-y-la-politica.html