Sobre la carretera Emiliano Zapata-Tenosique un tapete verde, salpicado de amarillo, rompe la monotonía del camino. Son seis hectáreas de girasoles, la flor que tiene la propiedad de girar hacia el sol para captar mejor su luz. El sembradío es un proyecto piloto para la producción de aceite comestible, pero desde hace dos años se ha convertido en un atractivo turístico.
En el Santuario de los Girasoles, en Balancán, en el estado mexicano de Tabasco, el espectáculo dura aproximadamente 20 días, tiempo de vida de la flor. Víctor Correa Torres, propietario de la finca, está convencido de que en la vida hay que correr riesgos y él, con otros socios (entre ellos un agrónomo), los están corriendo con la plantación
El empresario detalla que Balancán es un municipio de tierra fértil que destaca por su producción de cultivos básicos como maíz, arroz, sorgo y frijol, además de hortalizas y frutas, como la patilla, cuya producción incluso se exporta a Estados Unidos, pero nunca antes se había sembrado girasol.
Piensa que es quizá por la novedad del cultivo que familias, grupos de amigos o personas en solitario llegan a la parcela demostrativa para tomarse fotos. Sin embargo, refiere que el fin no es vender la flor o explotar los cultivos como un atractivo turístico, lo que se busca es la producción de aceite comestible. “Aunque viendo cómo lo disfruta la gente podríamos pensar en dejar un área para visitas”, comenta.
A raíz de que este grupo de empresarios se animó a sembrar girasoles, alumnos de la carrera de Ingeniería en Agronomía y catedráticos de la Universidad Popular de la Chontalpa, en el municipio de Cárdenas, hacen pruebas en otras localidades a fin de determinar si esas tierras son fértiles para la flor, porque para poder procesar aceite se necesitarían como mínimo 2.000 hectáreas.
Correa Torres hizo la primera prueba en la siembra de girasol en el patio de su vivienda, después, en 2015 se animó a llevar el proyecto a 3 hectáreas; en 2016 y 2017 fueron 4 y ahora suman 6 hectáreas.
“Llevamos tres años de pruebas para primero saber el manejo y el control de plagas, así como de enfermedades y nos faltan dos años más”, añade. “Son 70 días que tarda en florecer desde que se coloca la semilla; sembramos el día 20 de enero; la preparación y la siembra se hace con maquinaria, en lo que se necesita mano de obra es para el corte de flores, que es de todos los días hasta que se termine la floración”, cuenta, para luego asegurar que están contribuyendo con la creación de 15 empleos directos y muchos más indirectos.
“Si se echa cuentas a lo que cuesta, comparado con lo que vamos a sacar, vamos a hacer muy poco. Estamos corriendo las pruebas y cada una tiene un costo, y si vemos que después de cinco años no es rentable, lo dejamos”, advierte. Señala que busca que más productores de la zona se animen a sembrar girasoles y se pueda tener la capacidad de producción que se necesita para una planta procesadora en la zona.
RECUADRO
Conviene saber
– El Santuario de los Girasoles está a 8 kilómetros antes de llegar a Balancán, por la carretera Emiliano Zapata-Tenosique. Se puede llegar en vehículo particular o salir en algunos de los tours que empresas de transporte implementaron desde 2016.
– El tour, saliendo de Villahermosa, capital del estado, tiene un costo aproximado de 22 dólares por persona, incluye además una visita a la reserva ecológica Cascadas de Reforma (área de refugio del mono aullador negro Alouatta pigra y del coatí Nasua nasua) y a una de las fincas donde se produce queso.
– La entrada al lugar es gratis, lo único que el propietario logra comercializar es la flor que se vende a 3 dólares la docena, cuando en las florerías de la capital mexicana cada girasol llega a tener un valor de 2 dólares.
– Este año también se venden souvenirs como tazas, playeras y gorras con la leyenda: “Santuario de los Girasoles”, que llevan una flor dibujada o una postal de los dos autos antiguos que fueron colocados por los dueños del lugar para hacerlo más atractivo.
– Los girasoles que no son comprados por los visitantes, que no se logran vender, por ahora no terminan en un envase de aceite, sino en una pasta que es elaborada para alimentar el ganado de la región.