Lo llaman el techo de Panamá porque, desde sus privilegiados 3.474 metros de altura, otea sin descanso el mar Caribe y el otrora mar del Sur.Ubicado en la cordillera de Talamanca, en la provincia occidental de Chiriquí, el Barú es el pico más alto de Panamá y el tercer volcán activo con más elevación de Centroamérica, superado por el de Fuego en La Antigua, de 3.765 metros, y el Santa María, de 3.772 metros, ambos en Guatemala.?Es el punto de referencia de la formación del istmo de Panamá. Se originó hace 500.000 años gracias a una serie de actividades efusivas y al día de hoy sigue activo?, afirma el investigador del Instituto de Geociencias de Panamá, Arkin Tapias.Desde su cima, que tiene forma de herradura, las nubes se convierten en algodones, el silencio suena y la inmensidad se toca con los dedos.El Barú es un volcán científicamente activo porque solo han pasado casi 500 años desde su última erupción (1550), que fue documentada por navegantes españoles que viajaban por el Pacífico panameño. Para que un volcán sea considerado inactivo debe llevar sin actividad más de 10.000 años.En los últimos 1.800 años, el Barú ha sufrido unas 5 erupciones, que se han dado aproximadamente cada 400 a 500 años, pero el dato más antiguo reportado por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales fija en el 9280 a. C. la primera erupción confirmada.?Si atendemos a sus tiempos y consideramos que entra en actividad cada cuatro siglos, podemos decir que estamos en el rango de una nueva erupción?, advierte el investigador.La pregunta del millón de dólares es cuán profundo es el sueño de este oteador de mares. El experto asegura que hay dos escenarios posibles: que el Barú se esté echando una larga y apacible siesta o que haya caído en un coma del que es difícil despertar.Tapias se decanta por la primera opción porque en los alrededores del cráter se suelen dar pequeños sismos, en su gran mayoría imperceptibles, que desvelan cierta actividad volcánica. Por eso, le gusta decir que ?el Barú ronca y ronca bastante?.Aunque la palabra ?ronquido? impresiona, el científico asegura que no existe ningún tipo de peligro porque las erupciones son en la actualidad fenómenos extremadamente predecibles. Así que, que no cunda el pánico.Más visitas. Además de ser objeto de estudios científicos por todo el mundo, el Barú se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los mayores atractivos turísticos de la provincia occidental de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica y considerada ?la despensa de Panamá? por su gran cantidad de tierras fértiles.?Se ha puesto de moda, cada vez son más los turistas que vienen a Chiriquí a subir el volcán. En 2015, hubo 6.500 visitantes y el mes con mayor afluencia fue enero porque hay menos nubes y es más fácil observar los dos mares?, cuenta la directora regional de la Autoridad de Turismo de Panamá, Siguilinde Palacios.Existen dos rutas para ascender el volcán y, aunque una es mucho más dura que la otra, ambas constituyen gestas titánicas que requieren forma física, planificación y paciencia. La más popular es la que sale del pintoresco Boquete (13 kilómetros), un pueblo rodeado de cafetales y fresales, atestado de gringos jubilados. La otra, la que sale de la localidad de Volcán (7,5 kilómetros), es apta solamente para alpinistas ultraexperimentados.El datoLa mayoría de los turistas prefieren iniciar el ascenso de noche para llegar de madrugada a la cima y tener más posibilidades de ver los dos océanos, ya que por la tarde las nubes son más frecuentes
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