zz-

Aguas sanadoras en los Alpes

por Avatar EL NACIONAL WEB

A casi 12 kilómetros de Grenoble, en Francia, por un camino que zigzaguea entre grandes montañas, se llega a Uriage. Un pueblo de una sola calle contorneada por hoteles, almacenes y tiendas gourmet, edificados exclusiva y precisamente gracias al agua, esa que brota desde las montañas circundantes. Un agua que recorre un trayecto por capas subterráneas y que demora 75 años en salir a la superficie. Su tránsito comienza en el cordón montañoso de Belledonne, pasando por napas de piedras y yeso, de las que absorbe minerales y oligoelementos. Finalmente, al emerger, lo hace con una concentración de 11.000 miligramos de minerales por litro.

Entre los minerales se cuentan sulfato, cloruro, sodio, bicarbonato, calcio, magnesio, potasio y silicio. También tiene los oligoelementos zinc, manganeso, cobre y hierro. Una composición que le otorga una propiedad especial: ser isotónica.

“Es una característica única de esta agua termal, que no tiene el resto. Esto quiere decir que su pH es similar al de las lágrimas, por lo que se puede utilizar en los ojos, en la nariz y en la mucosa”, asegura la química Catherine Gillotin. “Al aplicar el agua en la piel se logra 32% más de hidratación en una hora, por su composición en sales minerales. Además, su alta concentración en calcio y magnesio calma la piel sensible. Se demostró también que aumenta la síntesis de las proteínas filagrina y claudina, lo que fortalece la barrera cutánea, para proteger de bacterias y alergenos externos”.

Por estos y otros beneficios, se instaló a comienzos del siglo XIX, donde se encuentra la fuente de esta agua, un centro de tratamientos llamado Estación Termal de Uriage, que atrajo a celebridades como Coco Chanel y el actor Maurice Chevalier.

Milenaria. El hall de recepción de la Estación Termal de Uriage es moderno, con un techo de doble altura y una decoración minimalista. Se escucha música ambiental suave y da la sensación de estar entrando en un spa, a pesar de que ahí lo que se hace son tratamientos médicos.

Los primeros datos históricos sobre esta agua son de hace más de mil años. Excavaciones arqueológicas del siglo XIV encontraron, donde hoy está la estación termal, restos de antiguos baños romanos. El siguiente registro fue a finales del siglo XVII. Joseph Brun, un agricultor de los dominios del Castillo de Uriage –construcción que aún se puede ver–, notó el efecto beneficioso del agua en sus animales y decidió probarla en la piel de las personas.

En 1823, la marquesa de Gautheron, dueña del castillo de Uriage y de las tierras donde estaba la fuente el agua, creó las primeras instalaciones termales. Comenzaron a tratarse también malestares reumatológicos y de otorrinolaringología.

A principios de 1900, llegaron más y más pacientes. En la pequeña calle cercana a la estación se levantó un casino, hoteles y restaurantes, y el lugar se transformó en un destino de descanso que comenzaron a frecuentar figuras de la élite francesa, como el escritor Tristan Bernard, la novelista Colette o el actor Lucien Guitry.

Muchos iban por los beneficios de esta agua para la piel, pero otros, que sufrían de sífilis, acudían para tomársela por sus propiedades diuréticas. Lo hacían para desintoxicarse del mercurio que, antes de que existieran los antibióticos, era el tratamiento para la enfermedad.

Pero el esplendor no fue permanente. Con la crisis de 1929 y, posteriormente, con la Segunda Guerra Mundial, todo el glamour se vino abajo. Y la estación quedó casi abandonada.

La reinvención. Al caminar por la callecita de Uriage, con sus pequeños restaurantes y edificios de pocos pisos, aún se siente esa sensación de balneario. Un pueblo donde el ruido de la ciudad no existe, solo se siente el viento en los árboles de un parque que da a un costado de la calle.

Después de la crisis, la estación comenzó a revivir, hasta que en 1992 nació la marca Uriage, que empezó a fabricar productos para la piel.

La nueva marca invirtió en la estación e instaló junto a ella un laboratorio y fábrica de productos hechos con base en agua termal. También remodelaron un hotel que está junto a la estación y pusieron un spa. La estación quedó solo para tratamientos médicos: reciben todos los años 4.500 pacientes que llegan por prescripción médica para tratar enfermedades dermatológicas, como dermatitis atópica, psoriasis o quemaduras, y también trastornos reumatológicos, como artritis psoriática, lumbago o tendinitis, además de problemas como rinitis, sinusitis o bronquitis. Hace un par de años se sumó un tratamiento postcáncer.

Con estos pacientes, y otras personas que vienen como turistas, el pequeño pueblo de Uriage se mantiene vivo. Algunos se alojan en el hotel o alquilan los apartamentos que dan a la callecita. Pero más allá de lo pintoresco que puede ser, lo que realmente atrae es el agua.