En ocasiones, los destinos o lugares a los que se dirigen los viajeros se encuentran en terminales aéreas construidas en lugares con falta de espacio y zonas geográficamente accidentadas que, aunque parece irónico por su complejidad, reportan un importante tráfico equivalente al de aeropuertos concebidos para un gran flujo de personas.
Mientras esto ocurre, el único interés de los pasajeros es pasar un rato apacible, previo a sus vacaciones o asuntos de negocios. Los viajeros no son conscientes de que para muchos pilotos aterrizar o despegar en pistas aéreas extremas es causa de ansiedad y por ellos se podrían negar a volar o preferir ser reemplazados por un compañero de trabajo para enfrentar esa labor.
Escenarios difíciles hay por todo el mundo. Algunos de estos aeropuertos se enumeran a continuación:
1. Princesa Juliana. Saint Marteen. De las terminales aéreas del Caribe esta es la tercera con mayor número de pasajeros anuales. Los dos primeros puestos de este ranking lo ocupan San Juan (Puerto Rico) y Punta Cana (República Dominicana). El atractivo de este aeropuerto está en que opera a solo 25 metros sobre la playa Maho, generando frenesí en quienes veranean en esta isla perteneciente al Reino de los Países Bajos. El gobierno siempre tiene puesta especial atención en la seguridad en los alrededores de este aeropuerto para evitar que los curiosos se acerquen demasiado y salgan lesionados debido a las altas probabilidades de ser succionados por las turbinas del avión o de ser arrojados al mar por la voraz fuerza del viento. El año pasado las instalaciones fueron severamente afectadas por el huracán Irma por lo que la terminal quedó inoperativa por varios días.
2. Congonhas, Brasil. Nadie pensó en 1930 que el crecimiento exponencial de la ciudad de Sao Paulo, se “tragaría” a un aeropuerto comercial de categoría internacional y lo dejaría cerca de zonas urbanas. La población convivió con ello, pero el desarrollo aeronáutico dejó al límite la pista en tamaño y longitud y la convirtió en escenario de catástrofes aéreas. La última ocurrida en 2007 con un saldo negativo de 199 víctimas. Pese a todo es el segundo aeropuerto más importante de Brasil, concurrido por un poco más de 13 millones de pasajeros anualmente, Por reducción de costos pasó a ser, en 2008, aeropuerto nacional. Con altos edificios a su alrededor, es uno de los más peligrosos del mundo. Genera estrés en pilotos de larga trayectoria en el mundo de la aviación.
3. Lukla, Nepal. Quienes se proponen alcanzar la cima del Everest se ven obligados a conocer este aeropuerto, oficialmente conocido como el Tenzing-Hillary en honor a los primeros exploradores que escalaron esta montaña. En 2010, fue calificado por History Channel como el más peligroso del mundo y es que su pista es de apenas 450 metros de longitud. Está rodeado de montañas (de hecho, está ubicado sobre una), lo que representa una limitante para la oxigenación de los motores, lo que es peor cuando llueve. Al final de la pista, un enorme muro suma más adrenalina a la maniobra. Lukla, es constantemente es monitoreado y opera solo desde las 6:00 am hasta las 3:30 pm.
4. Cristiano Ronaldo, Portugal. Conocido también como Aeropuerto de Funchal y Santa Catarina, es la entrada aérea principal de la isla de Madeira. Su ubicación provoca turbulencias tanto en aterrizajes como en despegues, lo que exige a los pilotos contar con una licencia especial para operar en esta pista de tráfico exclusivamente diurno. Bajo la pista está la autopista VR1 por la que pasan vehículos particulares y públicos. Entre otros datos curiosos, desde hace cerca de un año, el aeropuerto ha sido rebautizado con el nombre del astro del balompié, Cristiano Ronaldo (CR9), oriundo de este placentero lugar.
5. Ice Runaway, Antártida. Si algo representa un desafío para la ingeniería es la estación de investigación científica del gobierno de Estados Unidos en Mc Murdo, al sur de la Antártida. Una pista de aterrizaje construida sobre el hielo sobre la que los aviones no pueden permanecer por mucho tiempo. Se debe calcular con rigurosidad que el hielo no se rompa o bien por el peso de la aeronave, su carga o con el calor de los motores. Estos eventos se evitan con la tecnología de un láser incorporado a la nave para medir el hundimiento en cada aterrizaje y despegue. Puede resultar caprichoso contar con una terminal en una zona donde la cantidad de residentes no amerita la presencia de un aeropuerto. Sin embargo, existe un colectivo científico que hace vida en este inhóspito lugar del Polo Sur de 100 edificios que constantemente debe trasladar personal, alimentos, equipos y piezas de tecnología que por mar solo sería posible en diciembre cuando ocurre el deshielo, período en el que a su vez las operaciones aéreas son trasladadas a otros dos campos con pistas de nieve, Williams y Pegasus.
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