La Universidad Central de Venezuela (UCV) va a su segunda vuelta electoral para finalmente completar el proceso de renovación de autoridades, que desde hace más de 10 años estaban en un limbo jurídico. Este viernes 30 de junio los ojos están puestos en los dos profesores que se disputan el rectorado: el antropólogo Víctor Rago y el físico Humberto Rojas.
Rago y Rojas lideraron los resultados de la primera vuelta electoral realizada el 9 de junio, tras un primero intento fallido el 26 de mayo, y se impusieron sobre los otros cinco candidatos que también optaban por liderar la UCV. Estos eran Enrique López Loyo, médico especialista en Anatomía; Amalio Belmonte, sociólogo; Paulino Betancourt, licenciado en Química; Miguel Alfonso, biólogo celular, y Rómulo Orta, sociólogo, demógrafo y doctor en Ciencias Sociales de la UCV.
De convertirse en rector, Rago tiene como objetivo poner en marcha un plan estricto para renovar el régimen académico de la UCV, para que la institución tenga la capacidad de contribuir al desarrollo del país y de insertarse en el mundo contemporáneo con el fin de hacerle frente a los desafíos que la escala mundial le plantea.
«Nuestro propósito es realizar una revisión completa del régimen académico de la UCV para examinar el sentido que tiene cada una de las carreras que se ofrecen y para introducir cambios que ayuden a mejorar las oportunidades de formación profesional. Asimismo, implementar procedimientos de acreditación de la experiencia que puedan traducirse en ventajas para los estudiantes de las carreras, y tratar de actualizar los planes de estudio para que respondan a las necesidades del mundo contemporáneo», dijo a El Nacional.
En cuanto a Rojas, su propuesta también se centra en relanzar la universidad para ubicarla en el siglo XXI. Para ello cree importante conseguir alternativas de financiamiento y no estancarse en la asignación de recursos, con un relanzamiento en el que participen incluso los egresados, muchos de ellos profesores y estudiantes que están en la diáspora.
«Creo que es posible relanzar la universidad, una suerte de marca país, U-U-UCV, que convoque a toda la universidad y, además, a todos nuestros egresados, muchos de ellos profesores y estudiantes que están en la diáspora», manifestó en una entrevista anterior para este medio.
Sobre el tema del financiamiento, Rago y Rojas tienen una visión muy parecida. Ambos consideran necesario que la universidad encuentre formas para volverse autosustentable en algunas áreas. Sin embargo, insisten en que es vital el apoyo del Ejecutivo para poder sacar a la UCV de la crisis en la que se ha visto sumergida en los últimos años.
«Ahora que el gobierno restringe esos recursos como una manera de presionar a las instituciones, la universidad tendrá que desarrollar esas destrezas y habilidades para convertirse en una institución productiva. Siempre dejando claro que no es posible que la universidad alcance la autosuficiencia presupuestaria o económica. Por otra parte, el gobierno está en la obligación de proporcionar ese financiamiento y no lo vamos a exonerar de su deber», indicó Rago, profesor de la escuela de Antropología con más de 40 años de experiencia.
Rojas opinó: «Necesariamente tenemos que buscar alternativas de financiamiento, no es posible pensar en una autonomía real si en la educación superior, que es sumamente costosa y hay que entenderlo así, no existe la educación gratis, o lo paga el Estado o lo paga cada familia, depende únicamente del Estado. Necesitamos buscar recursos para acometer las tareas que se realizan en la universidad».
La autonomía universitaria es otro punto que ha despertado polémica en este último año, después de que una comisión presidencial liderara un proyecto de renovación de espacios en la Ciudad Universitaria sin la participación directa de las autoridades o los departamentos destinados para ese fin.
Rago, quien también es doctor en Lingüística por la Sorbonne-Paris IV, dijo que si bien la autonomía se encuentra parcialmente intervenida, es necesario defenderla contra todo pronóstico.
«No debe haber ninguna vacilación en cuanto a la defensa del principio autónomo de la universidad, que es vital. La autonomía universitaria es un principio, una garantía para la libertad de pensamiento, es eso que llaman la libertad de cátedra para que la enseñanza pueda producirse sin interferencias externas que impidan su libre desarrollo», indicó.
Para defender la autonomía universitaria, Rojas, egresado en 1989 y con más de 33 años de servicio en la casa de estudio, cree que es importante «vincularse con todos los sectores, productivos, organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil en general, de distinta índole para tener el músculo y hacer entender la necesidad de una universidad en donde se puedan contrastar ideas en el marco de las normas y las maneras universitarias de respeto, de convivencia».
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