Venezuela está a las puertas de un nuevo aumento de precios en el gas natural. Así lo afirma Bloomberg, que detalla que la estrategia del gobierno sería captar más ingresos.
Al parecer, el gobierno de Nicolás Maduro busca eliminar progresivamente el subsidio al combustible.
El Ministerio de Petróleo viene ajustando los precios del combustible progresivamente.
Este sería el primer aumento del gas en más de diez años en Venezuela, luego de que la hiperinflación redujera el precio del gas a casi nada.
Por otro lado, Pdvsa no respondió a la solicitud hecha por Bloomberg para responder sobre el aumento del gas.
Las empresas y fábricas que usan gas como combustible para hornos, calderas y calentadores pagarán 3,3 dólares por millón de unidades térmicas británicas (BTU).
El precio anterior era de 1,13 dólares por millón de BTU o 2,48 dólares por metro cúbico. Este sería el segundo aumento de combustible hecho por el gobierno.
Recientemente, apenas el pasado 6 de julio, el gobierno anunció un alza en los precios del diésel con fines industriales.
Adiós subsidios
La última vez que el gobierno aumentó el precio de la gasolina y el diésel fue en 2020 tras revertir los subsidios. Estos tenían larga data en el país y beneficiaban a conductores de transporte público.
Esto convirtió el combustible venezolano en uno de los más baratos del mundo. Sin embargo, la crisis de combustible sigue siendo una realidad en el país.
A pesar de tener las mayores reservas de crudo del mundo, las refinerías de Venezuela no pueden satisfacer la demanda interna.
Esto, debido a años de desinversión, mala gestión y sanciones impuestas por Estados Unidos.
Como parte de este nuevo esquema, la filial de gas de Pdvsa se acercó a las medianas y grandes empresas para discutir nuevos contratos de suministro.
A partir de ahora estos se contabilizarán en dólares estadounidenses, dijeron fuentes a Bloomberg.
Pdvsa es el único proveedor de gas para calefacción y cocina en el país. Abastece a más del 89% de los clientes con propano, que se entrega en bombonas.
Menos del 10% recibe gas natural, que se envía directamente a los hogares y empresas a través de gasoductos.