VENEZUELA

Venezuela, medioambiente e integración americana protagonizaron la visita de Lula a Colombia

por Avatar EFE

Los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y Colombia, Gustavo Petro, profundizaron el miércoles en Bogotá la relación bilateral centrándose en buscar formas de cooperar en medioambiente, fortalecer la integración americana y apoyar una salida a la crisis en Venezuela y Haití.

Es la segunda visita del brasileño a Colombia, después de que en julio asistiera a la precumbre amazónica en Leticia, donde ya tocaron temas medioambientales y de protección de la Amazonía, en su liderazgo mundial por la lucha contra el cambio climático.

Así, ante una balanza comercial negativa entre Colombia y Brasil, que en 2023 llegó a los 5.652 millones de dólares, de los cuales 1.885 millones fueron exportaciones colombianas y 3.767 millones importaciones brasileñas, Petro planteó fortalecer la economía descarbonizada como «una llave estratégica» para dar un giro en las relaciones.

Lula, por su parte, habló de que la «posibilidad de atraer a todo el mundo para crear una nueva matriz energética», ya sea mediante hidrógeno verde, el cual quiere impulsar Petro; hidromasa, o cualquier otra energía verde.

De esa forma, Petro una alianza estratégica entre Ecopetrol y Petrobras, las principales compañías petroleras de ambos países, para producir hidrógeno verde.

Brochazos sobre Venezuela

La Cancillería brasileña ya había revelado que Venezuela y las elecciones que hay por delante, iban a ser un tema de debate y así lo han confirmado ambos mandatarios, aunque no han revelado muchos detalles de lo conversado.

En una declaración conjunta, Petro subrayó que ha informado a Lula sobre la propuesta que la pasada semana transmitió al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y a la oposición durante su visita a Caracas y que entonces habló de que iba sobre buscar la «paz política» en el país vecino.

La propuesta «tiene que ver con una posibilidad de plebiscito en las elecciones que se avecinan que garantice un pacto democrático, que garantice para cualquiera que pierda en esas justas electorales certeza sobre su vida, sobre sus derechos, sobre las garantías políticas que cualquier ser humano», apuntó Petro.

Ambos países han manifestado su «preocupación» por las trabas impuestas para la inscripción de algunas candidaturas presidenciales de la oposición de cara a las elecciones venezolanas del próximo 28 de julio, lo que les ha valido críticas del chavismo.

Lula y Petro también han hablado sobre Haití y su voluntad de «participar en una salida pacífica al problema haitiano», en el que el colombiano que reconoció la responsabilidad de su país en la crisis.

«Colombia a través de sus economías ilícitas ha golpeado a la República de Haití de muchas maneras y en parte tiene una responsabilidad en la situación que vive», acotó.

Sin embargo, el tema ausente fue la crisis diplomática entre Ecuador y México.

La integración americana

Petro y Lula han estado juntos más de tres horas en la Casa de Nariño en una reunión que se ha extendido más de la cuenta y en la que han firmado siete mecanismos de cooperación.

Eso provocó que la agenda se demorase más de dos horas y la declaración final se tuviera que mover del palacio presidencial a un hotel donde han participado también en un foro económico, antes de que inaugurasen la XXXVI Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo).

Ambos compiten por el liderazgo sudamericano pero tienen en sus intereses estrechar la integración continental: «Entre más fuertes seamos, más los Estados Unidos nos respetarán, más nos respetará la Unión Europea, China, Rusia e India», apuntó Lula en el foro.

Por ello, una de las propuestas que el jefe de Estado brasileño le ha hecho a Petro es «una política para intentar reorganizar Unasur», que para él fue un vínculo entre países «en el mejor momento de América Latina», cuando gobernaban presidentes de la izquierda más tradicional como Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, él en Brasil y Rafael Correa en Ecuador.

Esta unión serviría de colchón al «extremismo» que «vive en función de ‘fake news’, de desinformación, de mentiras, negando la política, las instituciones y las formas de organización de los trabajadores».

«Estamos retrocediendo en lugar de avanzando», lamentó Lula.