Cientos de venezolanos que migraron de Venezuela buscando mejores condiciones de vida se vieron obligados a retornar al país luego de perder fuentes de ingreso y, en muchos casos, ser desalojados de las viviendas que alquilaban.
Pero regresar no fue como ellos esperaban. Muchos ciudadanos fueron sometidos a cuarentena en albergues dispuestos por el régimen de Nicolás Maduro, que prometió velar por la integridad y salud de los retornados. Sin embargo, las denuncias dan cuenta de una realidad diferente.
Elizabeth Lugo, que lleva 57 días en un refugio del régimen, dijo que, si bien dio negativo en la prueba a la cual fue sometida, continúa aislada en un lugar inadecuado.
«Toda mi familia tiene la PCR negativa, estamos en condiciones inhumanas, aquí no tenemos un médico de guardia, ni vigilancia, la cual se necesita para todos los refugios», expresó.
Otro caso es el de Hortensia, que regresó en autobús procedente de Arauca pero desde hace dos meses se encuentra varada en un refugio en el estado Apure.
Pruebas PCR extraviadas
«Al ingresar nos hicieron una prueba rápida que resultó negativa; al llegar aquí nos hicieron otra que también dio negativa. Luego nos han hecho tres PCR y los resultados se han perdido. Cuando llega una prueba no llega la de otro miembro de mi familia, entonces no me puedo ir», dijo a la Voz de América.
Hortensia detalló a la VOA que el lugar en el que se encuentra no está acondicionado para atender a las aproximadamente 100 personas que allí se encuentran y que afrontan condiciones muy precarias.
«Dormimos en colchonetas en el piso, el agua del pozo es sucia, la comida a veces ha llegado sucia, con mal olor; hay muchos zancudos, los niños se han enfermado con cosas feas en la piel. La funcionaria a cargo se lava las manos; te lo digo con un nudo en la garganta», manifestó.
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