
Jhoan Bastidas, venezolano de 25 años de edad, fue deportado desde Estados Unidos y pasó 16 días en la base naval de Guantánamo, Cuba. Durante ese tiempo permaneció encerrado en una celda de dimensiones reducidas, sin acceso a libros ni distracciones, mientras lo vigilaban por cámaras y recibía raciones de comida que no lograban saciar su hambre.
“Estuve encerrado todo el día en un cuartito -conté los pies: 7 de ancho y 13 de largo- sin poder hacer nada, sin un libro, mirando las paredes”, relató Bastidas desde la casa de su padre en Maracaibo, estado Zulia, a la agencia de noticias AP.
Su deportación ocurrió en el contexto de la política migratoria del presidente Donald Trump, que ordenó la expulsión de migrantes indocumentados. Bastidas fue parte de un grupo de aproximadamente 350 venezolanos devueltos a su país, de los cuales cerca de 180 pasaron por Guantánamo antes de ser trasladados a Honduras y luego a Venezuela en coordinación con el régimen de Nicolás Maduro.
Estados Unidos los acusó de ser del Tren de Aragua
Según las autoridades estadounidenses, los venezolanos enviados a la base naval eran miembros del Tren de Aragua, pero no presentaron pruebas para respaldar esa afirmación, destacó la agencia.
Bastidas cree que lo vincularon erróneamente con la banda criminal, calificada por el gobierno estadounidense como una organización terrorista debido a sus tatuajes. “Fue muy duro; todas esas experiencias fueron muy duras. Hay que ser fuerte ante todos esos problemas, ¿sabes?, pero vi mucho odio”.
Durante su tiempo en Guantánamo, no podía distinguir la hora porque la única ventana de su celda era un pequeño panel de vidrio en la parte superior de la puerta. “Solíamos decir que quien nos iba a sacar era Dios porque no veíamos otra solución. No teníamos a nadie en quien apoyarnos”, contó.
Lo llevaron a Guantánamo sin informarle
El camino que lo llevó hasta allí comenzó en 2018, cuando dejó Venezuela junto con su madre y hermanos.
Tras un tiempo en Perú y luego en Colombia, decidió viajar a Estados Unidos en noviembre de 2023. Cruzó la frontera con México y se entregó a las autoridades, quienes lo trasladaron a un centro de detención en El Paso, Texas. A principios de febrero de 2024, lo subieron a un avión sin informarle su destino.
Al aterrizar, los demás detenidos creían que estaban en Venezuela, pero al ver solo “gringos”, Bastidas supo que no era así. “Cuando vi ‘Guantánamo’ escrito en el suelo, no le di importancia. Nunca había oído esa palabra”, recordó.
Bastidas y otros venezolanos regresaron a su país el 20 de febrero. Ahora, de regreso en Maracaibo, enfrenta la crisis económica de una ciudad que alguna vez fue próspera. Mientras intenta reconstruir su vida, reflexiona sobre su experiencia. “Lo veo como una especie de prueba que el Señor me puso. Tiene otro propósito para mí. No me correspondía estar en Estados Unidos, y me mantuvo allí detenido por alguna razón”, dijo.
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