El venezolano no deja de sorprender. La corrupción y la viveza criolla toman cada espacio en el que aparece una oportunidad. Se aprovecha lo que sea, hasta la salud. El proceso de vacunación contra el covid-19 no es ajeno: se ha convertido en un negocio que permite lucrarse o, al menos, salirle al paso a la crisis que se vive en el país.
A la venta de las vacunas por WhatsApp, algo grosero y descarado, se sumaron otras alternativas, unas más elaboradas y otras que son solo por salir al paso: delivery, vacunación a grupos seleccionados (VIP), ir a un centro de vacunación con la atención garantizada o pagar unos cuantos dólares para saltarse la cola. La variedad se incrementa proporcional al arribo de las vacunas rusa Sputnik V y la china Sinopharm.
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Sistema Patria inútil
Los mensajes de texto que deberían enviarse desde el Sistema Patria, según lo anunciado por el régimen de Nicolás Maduro, quedaron para unos pocos crédulos que, en vista de la situación, se han sumado a la gran masa que no recibe el SMS y que, de todas formas, intenta por su cuenta vacunarse yendo a los centros o resolviendo de cualquier forma que tenga a mano.
Algunos, más osados, están falsificando los SMS del Sistema Patria para que los pasen.
No hay ninguna prioridad. Eso de que primero los adultos mayores y luego se va llamando a los demás es mentira. Jóvenes universitarios, de apenas 24 años de edad, lucen en las redes sociales su certificado mientras aún hay médicos, mucho del personal de la salud, que no sabe en qué momento le tocará. Sobre todo en el interior del país la situación es crítica, y es una bofetada la exhibición sin filtros que algunos hacen de ya haberse vacunado.
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Vacunación delivery
La vacunación delivery (directamente en su hogar) es la modalidad que menos garantía tiene. Se oferta por canales de WhatsApp, básicamente. Quienes están detrás de este negocio estuvieron muy activos por redes sociales al principio, pero luego desaparecieron por temor a que su delito sea sancionado. Ahora prefieren estar en la oscuridad.
Las vacunas se ofrecen sobre los 200 dólares, cada dosis. Le aseguran al cliente que se respeta la cadena de frío, pero no hay garantías.
“Yo me vacuné, pero ahora tengo mis dudas. Era preferible esperar, pienso ahora”, dijo Rogelio Peralta, de 45 años de edad, comerciante, que tiene un local en el centro de Caracas.
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Vacunación VIP
Le llevan la vacuna a su casa o edificio, pero debe garantizar que por lo menos haya un grupo de 10 personas o su múltiplo, porque las vacunas vienen en lotes de 10. Los beneficiados han sido vacunados en sus hogares o en salones de fiesta o espacios comunitarios de sus edificios. Se sabe de algunas empresas que han contratado estos servicios, aunque evidentemente todo se hace en silencio.
Vacunarse de esta manera cuesta 90 dólares, al menos. Hay que buscar a la persona que vacuna y luego regresarla a su casa.
“Yo no quería, pero se nos presentó la oportunidad”, dijo Julián Hernández, de 40 años de edad. Aseguró que se reunieron unos primos y algún que otro familiar. La señora que los vacunó llegó con una cava de anime donde llevaba las vacunas y las jeringas. Todo fue muy rápido. Están a la espera de la segunda dosis.
Ir a un centro
“Estaba desesperada porque no han vacunado a mis papás y quiero traérmelos”, señaló María Indira Rojas, venezolana de 45 años de edad, que reside en Madrid, España.
“Me dijeron que podían llevarlos a Vargas, a un ambulatorio, que allá me garantizaban la vacuna. Cada dosis a 100 dólares”, indicó.
Similar es la situación en los Altos Mirandinos, en los Valles del Tuy y en Guarenas y Guatire, todo lo que se conoce como la Gran Caracas. Las ofertas pululan en grupos de WhatsApp. Siempre hay un amigo o un conocido que sabe de alguien que puede hacer la segunda para conseguir a uno que sepa cuál mano mojar o a quién llamar.
Al haber menos control (y competencia) que en Caracas se hace más sencillo el hacerse con algunas vacunas para poder comerciarlas.
Dejarte pasar por 30 dólares sin hacer cola
“Están igualitos que en las colas de gasolina”, señaló Rubén Páez, de 55 años de edad. Espera en su casa para vacunarse, pero no está dispuesto a hacer una cola de varias horas, sin garantía.
“Tengo varias ofertas: en la más barata me cobran 30 dólares. Me aseguran que me pasan hasta el sitio donde están vacunando sin ningún problema. Así me ahorro la cola”, afirmó.
Algunos pueden pedir un poco más. Hay sitios en los cuales llegan a cobrar hasta 90 dólares para evitarse las largas filas.
En alguno de los centros de vacunación más grandes, como el Hotel Alba Caracas, hay denuncias de colas especiales para ingresar. Allí, advierten, llegan personas en camionetas, muy bien vestidos, que solo esperan las señas de los militares que controlan los ingresos. Un nuevo tipo de negocio donde el personal castrense vuelve a quedar muy mal parado.
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