A 32 días del comienzo de la cuarentena social para evitar la propagación de coronavirus en el país, las calles de zonas comerciales y populares de Barquisimeto continúan presentando gran afluencia de personas. Pese a los intentos del régimen por controlar el aislamiento social, no han podido frenar la economía informal.
Motivados por el hambre, los trabajadores informales deben sortear una serie de obstáculos para poder buscar sustento en la calle. No sólo se exponen al riesgo de contagio, también deben lidiar con la constante vigilancia de organismos de seguridad del Estado.
Mariana Colmenárez contó a La Prensa de Lara que diariamente camina durante horas desde el barrio San José hasta el centro, recorriendo la avenida 20 y carrera 21 de Barquisimeto. Su meta es reunir al menos 300.000 bolívares para comprar 1 kilo de harina y otro de arroz que le ayuden a calmar el hambre de sus 3 hijos menores de 10 años de edad.
«No me puedo quedar en casa si en la nevera no tengo nada que comer», confesó.
Una encuesta realizada por Encovi a finales de 2018, reveló que 7 de cada 10 personas dependían de un empleo informal, mientras que 87% vivía en pobreza extrema.
Honorio Hernández, de 70 años de edad, se vio en la obligación se salir a vender chupetas y lapiceros en El Manteco y alrededores del mercado Terepaima. Esto para poder ayudar a su esposa, quien es un paciente con cáncer.
«La clave es no quedarse en un mismo sitio, porque los guardias nacionales y los policías andan corriéndonos a cada rato o matraqueando, quitándonos parte de la mercancía o hasta la plata que logramos hacer al día. Algunos se aprovechan de la necesidad que tenemos en medio de esta cuarentena», indicó Hernández.
José Escalona vende chocolates en la 20, y expresó que además de tener que salir a trabajar violando la cuarentena social para llevar el sustento a su hogar, debe estar alerta en la calle para evitar que algún funcionario de seguridad le confisque su mercancía.
«Ese es el verdadero cerco que tenemos. Los guardias o los PNB nos caen en cambote y nos comienzan a decir que no tenemos permiso para trabajar, algunos nos quitan la mercancía, otros nos permiten circular, pero nos advierten que no podemos quedarnos fijos en un sitio, aunque siempre terminan quitándonos algo, tres chocolates cada vez que se acercan», lamentó el joven de 23 años de edad que dejó de estudiar Ingeniería Civil en la UCLA para pagar sus gastos.
No hay condiciones para cumplir con la cuarentena
La socióloga Yonaide Sánchez aseguró que en el país no hay condiciones para prorrogar una cuarentena por largo tiempo.
«Aunque la Organización Mundial de la Salud ha recomendado que los países se sometan a un confinamiento para evitar la propagación del coronavirus, para cumplir con ese mecanismo de prevención las personas deben gozar de ahorros y la realidad de Venezuela es que casi la mayoría de las personas dependen de los ingresos que generen diarios y muchos lo hacen de la economía informal», destacó.
Añadió que el régimen no ha generado políticas públicas que permitan afrontar la emergencia y que la gente se mantenga en sus casas.
«Las comunidades no tienen servicio de agua, ni gas, ni electricidad, al estar cerrada la economía porque todo está paralizado, y quienes dependen del empleo informal deben salir. Además no se pueden implementar soluciones de cuarentena cuando se tiene un sistema de salud tan vulnerable», afirmó.