La tensión en la frontera colombo-venezolana se disparó el fin de semana con las demostraciones de fuerza de ambos países, situación que ahora ha escalado a un nivel superior con el envío de aeronaves espías a la zona de conflicto y con el apuro de los militares venezolanos para reparar y repotenciar equipos abandonados que ahora necesitan.
Este lunes los ánimos se caldearon con la aparición de una aeronave rusa en espacio aéreo colombiano, lo que sin duda representa una escalada de fuerza que se ha dado entre ambas naciones y que involucra a sus aliados ideológicos, las dos superpotencias militares del mundo: Estados Unidos y Rusia, divulgó The Latam Post.
La intercepción de la aeronave rusa y el sobrevuelo hace unos días de aviones espías de Estados Unidos por la zona dan otro matiz al conflicto que en marzo pasado se inició en la zona fronteriza venezolana de Apure y que hasta el momento solo había involucrado a facciones de la guerrilla colombiana y a la fuerza pública del chavismo.
La aeronave Illyushin II-96-400VPU del gobierno ruso, provenía de Moscú y en el espacio aéreo venezolano cruzó Maiquetía, Puerto Cabello y Maracaibo antes de ser interceptada por aviones Kfir de la Fuerza Aérea colombiana.
Una vez que pasó la frontera con Colombia, la aeronave rusa habría apagado el Transponder y no pudo seguir siendo rastreada a través de la herramienta Flightradar24.
Según la comunicación de la FAC, la aeronave rusa tenía permiso de ingreso a espacio aéreo colombiano por coordenadas 12’28’41.46” W71º24’0.75” al norte de La Guajira, fuera de territorio continental.
Sin embargo, los radares del Sistema de Defensa Aérea Nacional detectaron que la aeronave ingresaría por una posición diferente a la autorizada, razón por la cual se ordenó el despegue de aviones Kfir que la interceptaron.
El avión espía americano en la frontera
La incursión del avión ruso se da a menos de una semana del vuelo de una aeronave tipo Boeing RC-135W “Rivet Joint”, perteneciente a la Fuerza Aérea norteamericana y que despegó de la Base Aérea Lincoln, la cual recorrió la frontera y la zona cercana al conflicto.
La aeronave estaba equipada con sensores que buscan interceptar comunicaciones entre efectivos del Ejército de Venezuela y las de los grupos irregulares involucrados en el conflicto o que operan en la zona.
Las labores de seguridad fueron hechas en el marco de un acuerdo de cooperación con el gobierno de Estados Unidos en asuntos de lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y amenazas transnacionales.
Midiendo el poder de fuego
Además de las acciones con el avión estadounidense, Colombia mostró parte de su poder de fuego en las instalaciones del Grupo de Caballería Rondón, en Buenavista, zona de la Guajira, donde el ministro de la Defensa, Diego Molano, estuvo acompañado por la cúpula militar para revisar capacidades de la Fuerza de Tarea de Armas Combinadas Mediana del Ejército Nacional.
El ministro Molano, haciendo gala del amplio y poderoso arsenal con el que cuenta Colombia, explicó que revisaron piezas de artillería, escuadrones especiales, helicópteros Black Hawk, sistemas antitanques ‘Spike’, sistemas de fuegos, vehículos cascabel y gladiador.
Al otro lado de la frontera, los militares venezolanos también medían su capacidad de fuego y respuesta con revisión de los deteriorados y obsoletos equipos y unidades.
El ministro de la defensa del chavismo, Vladimir Padrino, ordenó iniciar una campaña con la Armada, porque necesitaban de todos sus sistemas de buques, patrulleros y no solamente en condiciones de navegar, “sino también para disparar y lanzar misiles en aras de proteger todos los espacios«.
Militares venezolanos reparan unidades obsoletas
Durante años se denunció a través de la prensa independiente que Caracas, impulsada por el deseo de Chávez de convertir a Venezuela en una potencia capaz de combatir al poderío estadounidense, invirtió miles de millones de dólares en material bélico ruso y chino que, según expertos, estaban obsoletos o cercanos a quedar rezagados.
De acuerdo con una fuente militar, años después se evidencian los resultados, ya que con el conflicto de Apure los militares redoblan el paso para reparar y rescatar los equipos viejos que habían abandonado por los recursos rusos y los chinos.
Las reparaciones se estarían realizando en el Batallón Blindado Bermúdez, en Carora (estado Lara), en el Batallón Mecanizado de Carabobo y en el Batallón de Infantería Mecanizado Simón Bolívar, en Fuerte Tiuna, Caracas, precisó la fuente.
Las labores de recuperación de equipos y armas en desuso se venían realizando desde hace unos 45 días. Sin embargo, los hechos de Apure ha obligado a los uniformados a acelerar el paso.
El Alto Mando Militar chavista ha tenido que reconocer de manera indirecta la recuperación de unidades obsoletas, pero no han dado una sola explicación al país del paradero y estado del material y los equipos bélicos que ingresaron desde que el chavismo está en el poder.
No hay una explicación ni siquiera de lo que entró en marzo de 2019 en dos aviones del Ejército ruso.
Los militares chavistas no han explicado qué ha pasado con los tanques, aviones, armas y demás equipos que por años fueron comprados a precios exorbitantes en la última década y que siempre fueron motivos de serias críticas de los ciudadanos, que reclamaban que el régimen hubiese hecho esos extraordinarios gastos y no se invirtiera en comida, medicinas, dotación de hospitales, educación.
Para el régimen el gasto en el sector militar siempre fue ilimitado, mientras la salud nuca fue una preocupación que lo llevara a actuar como en el sector militar.
Entre los equipos que están reparando, a los que se les ha dado mayor prioridad son los barreminas antipersonas, que datan de 1980 y que habían sido olvidados.
Debido a la siembra de minas en la zona de La Victoria y El Ripial, el régimen ha tenido que apresurar la puesta en marcha de la reparación de estos equipos para incorporarlos a la brevedad posible en la zona de combate.
Solo en los últimos días, el mismo ministro de la Defensa del régimen, Vladimir Padrino, informó sobre la desactivación de 16 minas desde que se inició el conflicto el pasado 21 de marzo.
La desaparición de equipos y armamento ha hecho que a los milicianos se les esté armando con FAL y fusiles FN30 de la época de Pérez Jiménez.
La situación de deterioro dentro de las Fuerzas Armadas de Venezuela es imposible de ocultar y la gran pregunta que se hacen algunos militares que son convocados para ir a combatir a la frontera -y que por primera vez se enfrentan a un escenario real de conflicto-, es qué hizo el Alto Mando con todos los recursos y dónde están los equipos y armas que se le compraron a China y a Rusia.
Información redactada por las periodistas Beatriz Galindo y Carola Briceño.