“Todavía él está entre nosotros porque no hay día que no lo recordemos. Ya son 23 años desde que esos desgraciados acabaron con la vida de quien era un ejemplo para el país”, lamenta Eduvigis Fuenmayor, viuda del ex grandeliga Gustavo Polidor, cuando se refiere al homicidio de su esposo, que también formó parte del equipo Tiburones de La Guaira.
Las imágenes de ese día no se han borrado de su mente. La pareja con su hijo menor, de año y medio de edad, se disponía a salir en su Toyota para pagar luz y teléfono. Después Polidor tenía previsto ir a San Juan de Los Morros porque sería el manager jugador de un equipo de la Liga de Verano en Venezuela.
Harían la diligencia juntos porque Polidor no quería que su esposa saliera sola con el niño pues había vivido una terrible experiencia, en 1994, cuando fue a buscar a las dos hijas al colegio y unos hombres armados se introdujeron en la camioneta que conducía y la llevaron a la autopista, donde la abandonaron con el bebé y se llevaron el vehículo.
Para la viuda de Polidor lo peor comenzó a partir de las 8:00 am del 28 de abril de 1995. “Salimos de la casa y él tenía al niño en el carro y yo saqué la bolsa de basura, crucé la calle y la metí en el contenedor. Cuando regresé al carro ya estaba uno de cada lado. Nos bajamos les dimos las llaves del carro y la camioneta. Ellos querían entrar a la casa pero Gustavo no los dejaba porque en cualquier momento podían llegar las niñas que estaban en el colegio”, contó.
Hernán Gregorio López Ortuño y Marco Tulio Quintero Flores, alias Marquito, separaron a la pareja; Eduvigis cargó a su hijo: “Hernancito me agarró por un brazo y yo tenía a mi hijo. Sin poder hablar, me oriné del susto”. Quintero Flores, quien mató al beisbolista de dos tiros, tenía 11 días de haber salido en libertad. Estuvo preso por robo.
“La parte más horrible fue cuando unos amigos fueron a buscar a las niñas al colegio”, dijo. María tenía 15 años de edad y Michelle, 11: “Cuando las vi no sabes cómo tuve que verlas y solo nos abrazamos para llorar”.
Eduvigis tuvo que acudir a un psiquiatra que la guió y la animó para que estudiara Derecho “para que me entretuviera en algo”, agregó.
Al iniciar los estudios de Derecho la situación cada día era más difícil porque su hija María perdió el interés por los estudios y a la madre le costó que retomara las clases. El menor de la familia llamaba a su papá y repetía lo que un candidato a alcalde de esa época decía: “Plomo al hampa”.
Los contratiempos
Eduvigis Fuenmayor se graduó de abogada e hizo un posgrado en Derecho Penal y una especialización en Criminalística, sin perder de vista la situación de quienes mataron a su esposo.
Ahora que uno de ellos, López Ortuño, murió en un tiroteo con el Cicpc, ella dice: “En vez de tratarlos como criminales, más bien les dieron el trato de héroes. Por eso salía en todas partes retratado y apoyado por la ministra Varela. Según Hernancito, él era un activista político, socialista, chavista y era apoyado por el gobierno”, agregó.
“Hernán se sentía orgulloso e importante por haber matado al beisbolista. Se escapó y lo capturaron cuando el caso de las hermanas Monagas. Logré que los condenaran después de nueve años. Ellos no estaban aptos para ir a la calle, y así lo demostraban los exámenes que les hacían cada vez que pedían una revisión de medidas, porque consumían drogas”, recordó.
Quintero Flores fue beneficiado con una medida de régimen de confianza. Salía a trabajar y debía regresar a la PGV, pero un día no volvió. Eduvigis se enteró cuando visitó a un juez y este le dijo que le habían pedido una orden de captura para ese hombre. Luego fue recapturado y enviado al Dorado pero salió en libertad. En esa oportunidad la viuda de Polidor pidió protección para ella y su familia porque el homicida de su esposo estaba en la calle.
Hoy Eduvigis reside en España junto con sus dos hijas que son odontólogas. Gustavo se graduó en Administración y Finanzas y tiene un diplomado en Gerencia Deportiva.