SUCESOS

«En El Junquito nos roban todos los días y no tenemos protección»

por Avatar EL NACIONAL WEB

Km 1 de El Junquito. En un módulo de la Guardia Nacional Bolivariana los funcionarios otean el interior de los vehículos que transitan por la vía. Los conductores pasan la alcabala y se adentran en la parroquia. En el km 12, al lado de otro puesto de la GNB, una mujer que amamanta a su pequeño asegura que en esa zona bandas delictivas de los barrios aledaños se han enfrentado entre sí, a pesar de que a escasos metros se encuentren los militares.

En el km 16 la niebla se hace más densa y con ella las historias que arropa. Vecinos declaran que en la parada de autobuses han sufrido constantes robos con armas de fuego. “Es uno de los kilómetros más peligrosos de la zona”, manifiesta Daniel Fernández, conductor de la línea de autobuses que cubre la ruta El Junquito-La Yaguara.

En lo que va de año han sido heridos seis choferes, uno de ellos de un tiro en la pierna. “Nos roban todos los días, no tenemos protección”, afirma Fernández y agrega con frustración que entre los kilómetros 12 y 16 los asaltos son diarios, sobre todo en las paradas. “Los robos son sobre todo en las camionetas y en algunos locales alejados de donde están los funcionarios”, dice. También se suscitan peleas callejeras en las largas colas de personas que buscan productos escasos, dice.

Delitos por kilómetros

No se dispone de estadísticas oficiales del índice delictivo en El Junquito, pero habitantes de la parroquia señalan que en los kilómetros 7 y 4 el robo de teléfonos es común. Y aunque consideran que la criminalidad es generalizada en toda la zona, precisan que los primeros kilómetros son los más riesgosos para los residentes y los visitantes que van a disfrutar de un fin de semana alejados de las áreas urbanas.

Pero en el pueblo de El Junquito todo parece tranquilo. El pasado miércoles muchos negocios permanecían cerrados y los usuarios tomaban los autobuses habituales. Uno de los comercios abiertos es atendido por Betty Sánchez, quien indica que la inseguridad se ha apoderado de la parroquia, especialmente en las noches porque no hay luz en las calles. Además de exigir que se invierta en el alumbrado público, sugiere: “Aunque sea que pongan una carpa con guardias nacionales. Un uniforme al menos inspira respeto. No tenemos apoyo de la guardia ni de las jefaturas”.

Betty Sánchez y Daniel Fernández afirman que la presencia policial es casi nula y que el tiempo de respuesta de los cuerpos de seguridad es lento. El domingo a las 2:00 pm hirieron a tiros a una pareja que estaba en la taquilla del Parque Metropolitano El Junquito. Los dos jóvenes requerían atención médica inmediata, pero la Policía de Vargas llegó al lugar media hora después, cuenta Sánchez. Ambos fueron trasladados al CDI Agustín Codazzi en el km 23.

En la urbanización Capadare, que está ubicada en el km 22, en lo que va de 2017 han secuestrado a cuatro personas dentro de sus casas, informa una de las habitantes del conjunto residencial que prefiere no ser identificada. “Hace dos meses unos delincuentes obligaron a uno de los vecinos a entrar a la casa junto con su esposa y les robaron la camioneta. Casi mataron a la mujer”, menciona.

La urbanización tiene protegida la entrada con un portón. Sin embargo, los delincuentes ingresan por los terrenos adyacentes sin mayores problemas. “Cuando ocurren estos hechos llamamos a la policía, pero ellos mismos nos dicen que no tienen cómo trasladarse hasta el sitio”.


El Dato

La carretera Mamera-El Junquito es una vía peligrosa para los conductores en las noches. Vecinos aseguraron que los delincuentes acostumbran a robar los vehículos que transitan a esas horas y que incluso los cuerpos de seguridad han hallado en las cunetas bolsas con restos humanos. También señalaron que no hay iluminación, lo que contribuye a que se cometan las fechorías con más facilidad. El 7 de julio pasado, en la mañana, se encontraron cuatro cadáveres (de dos adolescentes y dos hombres) en la carretera. Fuentes policiales revelaron que uno de los habitantes del sector escuchó las detonaciones de las armas de fuego y avisaron al Cicpc sobre lo sucedido.