En lo que va de 2017 han sido detenidas 44 personas por robo de cableados eléctricos y transformadores en todo el territorio nacional, de acuerdo con información policial.
En Caracas se han agudizado los apagones y la falta de alumbrado en sectores residenciales y principales vías en los últimos seis meses.
En Baruta los hurtos del cableado eléctrico han sido un calvario para los residentes del municipio, afirma el concejal Omar Villalba. La parroquia El Cafetal es una de las afectadas: los vecinos han estado más de 40 horas sin luz en septiembre debido al robo del cableado en la subestación Los Bambúes.
Entre abril y mayo sustrajeron cables en el casco central de Baruta, detrás del centro comercial Manzanares y en la zona no hubo servicio durante 24 horas. A muchas personas, dijo Villalba, se les dañaron los electrodomésticos y también comida que debía permanecer refrigerada. “Corpoelec ni siquiera informó cuál era el origen de la falla eléctrica que causó el apagón”, agregó.
También habitantes de Prados del Este, Bello Monte, alrededores de la plaza Candelaria y El Junquito, entre otras zonas, han denunciado que las calles permanecen oscuras por varios días y, por tanto, más inseguras. En la avenida principal de La Urbina, los negocios cierran más temprano de lo usual por la falta de iluminación.
Los vecinos de El Junquito también se suman a las quejas por la carencia de alumbrado público. “Nos sentimos más inseguros que nunca sin luz en las calles”, señaló Bety Sánchez, comerciante. Además, vendedores del pueblo han denunciado el hurto de los cables de los puntos de venta.
Delincuencia organizada. Carlos Alfredo Pérez, director de la Policía Nacional Bolivariana, declaró que en esta clase de delitos actúa la delincuencia organizada. Quienes los cometen son personas que tienen conocimientos de electricidad. “Saben dónde cortar el cable y por dónde pasa la corriente, así que los sustraen sin accidentes. Son quirúrgicos a la hora de ejecutar el hurto”, afirmó.
El martes pasado detuvieron a tres personas en el Zulia por robar material de Corpoelec y se sospecha que los detenidos pueden estar vinculados con trabajadores de la empresa del Estado y con empleados de contratistas que trabajan directamente con la corporación.
Información extraoficial indica que el cobre que le sustraen a los cables es vendido a las chatarreras y estas lo comercian en el exterior. Por ello, dijo Pérez, los cuerpos policiales inspeccionan este tipo de negocios porque el robo y el tráfico de cobre es un hecho punible en Venezuela, según el artículo 3 de la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada, que establece: “Quienes trafiquen o comercialicen ilícitamente con metales, piedras preciosas o materiales estratégicos, nucleares o radiactivos, sus productos o derivados, serán castigados con prisión de tres a seis años”.
Fuentes del sector sindical de La Electricidad de Caracas consideran que la situación se ha agravado porque el gobierno retiró la vigilancia privada de las oficinas, estaciones, subestaciones y centrales eléctricas en el país. Una decisión que, afirman, se debe a la crisis económica.
En sustitución asignaron a militares la tarea de proteger las instalaciones. Sin embargo, varios departamentos informaron que carecen de vigilancia y han insistido desde el sindicato que se le ponga atención al problema, pues han sufrido robos de cables y equipos como transformadores
El hurto de cables trae como consecuencia la disminución del servicio eléctrico, deficiencia en el alumbrado público y pérdidas millonarias para la empresa debido al alto costo del cobre (el cual no se produce en Venezuela y es importado). Un empleado de Corpoelec, que pidió no citar su nombre, dijo que en Higuerote se ha registrado un aumento en los robos del cableado eléctrico.
“Cuando llega la noche las calles y los vecinos están desamparados por falta de iluminación y la delincuencia actúa con más impunidad”, añadió.
Luis Godoy, ex jefe de la División contra Homicidios del extinto Cuerpo de Policía Técnica Judicial, afirmó que la oscuridad es un factor que alimenta e incrementa la criminalidad. “La falta de áreas de esparcimiento en la ciudad, sumado al problema del alumbrado público, le agrega más espacios a la delincuencia en lugar de restárselos”.
Insiste en que se deben sobreproteger las subestaciones eléctricas: “Hay que garantizar su seguridad para mantener la poca calidad de vida que nos queda”. Entre sus cuestionamientos está la ineficiencia de los cuerpos policiales al momento de desarticular este tipo de delitos. “Que no haya seguridad es culpa de quienes mandan”, aseveró.
El dato
El cobre está escaso en el mundo y, por tanto, es muy codiciado por su alto valor. Es utilizado en conductores, transformadores, cables eléctricos o acometidas, alcantarillas, canecas metálicas de corporaciones de telecomunicación, de energía, gas natural y acueductos. La demanda, según expertos, ha hecho que muchas personas se dediquen a su hurto y posterior tráfico. Venezuela no es la excepción. Debido a la situación económica del país, hay quienes se arriesgan a pelar el cableado para extraer el cobre. Según registros de prensa, han fallecido cinco personas en lo que va de año en el intento de hurtar cables eléctricos y sustraer el preciado metal.