SUCESOS

Familias exigen que detengan a los cicpc que mataron a sus hijos

por Avatar Sandra Guerrero

Tres familias se unieron para pedir que se haga justicia en la muerte del ingeniero mecánico Simón Antonio Lozada Guía, de 30 años de edad; Gustavo Adolfo Toussaint, de 26 años de edad, y de Julio Gámez, de 22 años de edad, estos últimos técnicos en ascensores, cuya muerte ocurrió el 17 de febrero de 2017 en el edificio El Puente, avenida Fuerzas Armadas.

Los presuntos responsables del triple homicidio son tres funcionarios de la División contra Robos del Cicpc a quienes el Tribunal 13º de Control les dictó privativa de libertad por los delitos de simulación de hecho punible, homicidio calificado con premeditación y alevosía por motivos fútiles y uso indebido de arma orgánica. Pero los abogados de los policías apelaron la decisión y la Sala 3 de la Corte de Apelaciones, a cargo de Judith Coelho, les otorgó una medida sustitutiva con presentación cada ocho días. 

Norka Guía, madre de Lozada Guía, y José Toussaint, padre de Gustavo Adolfo, formularon la denuncia y hacen un llamado al presidente del TSJ, Maikel Moreno, y al ministro Néstor Reverol para que tomen en cuenta lo que está ocurriendo con los funcionarios que están en libertad plena y ejerciendo sus funciones. “Queremos que se haga justicia y pedimos la desincorporación de los cargos de los policías implicados, además de que se les abra una averiguación interna”, dijeron. Luego agregaron que están agotando todas las instancias para que sean detenidos y se conozca lo que ocurre con la justicia en el país.

A solicitud de la Fiscalía, el pasado 13 de junio estaba prevista la reconstrucción del caso, pero los tres funcionarios se negaron a participar aunque estaban en el sitio.

Ese día

Hace un año y cinco meses, Toussaint y Gámez llegaron a ese edificio para reparar el ascensor que tenía una falla, pero como no pudieron localizarla llamaron a Lozada Guía que llegó con los planos del elevador, con el fin de determinar dónde estaba la avería.

Cuando entraba oyó disparos, corrió a la calle y se topó con una comisión del Cicpc que había sido llamada en apoyo a un funcionario que vive en ese edificio. Esos policías le dispararon y recibió cuatro tiros en la región pectoral. Pero ya los dos técnicos estaban muertos a manos del funcionario; le dieron tres tiros a cada uno.

El auto del ingeniero estaba en la calle y los policías lo llevaron al estacionamiento. “Simularon un enfrentamiento y los tres fueron torturados con piedras. Además, fueron despojados de todas sus pertenencias, laptop, celulares, herramientas, cédulas de identidad, tarjetas de débito y crédito así como equipos”, señaló Guía.

A eso agregó que a su hijo y a los técnicos les sembraron un revólver, una pistola Glock y una escopeta, además de unas franelas con el logotipo del Cicpc”. Mientras, Toussaint dijo que su hijo le tenía miedo a las armas de fuego. “Ninguno de ellos tenía antecedentes”, señaló.

Lozada Guía residía en Catia donde vivía con su esposa y dos hijos. Era el mayor de dos hermanos. Gámez dejó un bebé de tres meses de nacido.

4 en Palo Verde

Norka Guía dijo que dos de los tres policías implicados en el triple homicidio del edificio El Puente tendrían que ver con la desaparición de cuatro hombres en Palo Verde, en 2009.

Las madres de Yera Herrera, de 21 años de edad, y Oscarling de Ávila, de 23 años de edad, estudiantes; Liber Key Figuera, de 23 años de edad, conductor de una camioneta de pasajeros, y John Rivas, de 18 años de edad, denunciaron que ellas han recorrido el país, se han entrevistado con autoridades y no han obtenido respuesta. La Fiscalía 86º de Derechos Fundamentales les dio esperanzas. Les dijo que la pesquisa está adelantada, pero que hasta ahora no se sabe qué pasó.

Carmen Libernal, madre de Herrera, dijo en una oportunidad que piensa que a su hijo lo mataron y desea que le entreguen el cadáver para sepultarlo. Ninguno de los cuatro tiene registro policial.

La camioneta Machito, vino tinto, en la que iban los jóvenes, la hallaron en una entrada de la UCV y estaba desvalijada. El vehículo es propiedad de Nerys Pineda, madre de Ávila.