El Centro de Justicia y Paz (Cepaz) registró en febrero un total de 22 feminicidios, lo que, en promedio, significa que hubo 1 asesinato cada 27 horas. Un monitoreo realizado por la organización indicó que 6 menores de edad quedaron huérfanos.
La caracterización de las víctimas, de acuerdo con la investigación, señaló que 100% de ellas era de nacionalidad venezolana; 36,3% estaba en edades comprendidas entre 28 y 48 años; 13,6% tenía entre 68 y 80 años de edad; y 13,6% era madre.
El Cepaz indicó que tres víctimas estuvieron desaparecidas antes del hallazgo del cadáver, una de ellas adolescente. Todas sufrieron ataque sexual.
La mayor incidencia (36,4%) refleja una edad de los agresores comprendida entre 23 a 39 años; 13,6% aparece vinculado a bandas dedicadas a actividades ilícitas. En ninguno de los casos se mencionó que los agresores presenten antecedentes por violencias contra la mujer.
En el informe se expuso que los agresores en 40,9% de los casos están en fuga; en 13,6% de las agresiones los sujetos murieron en el contexto de los hechos; y en 13,6 de los asesinatos se quitaron la vida. Además, se documentó que 4,5% intentó suicidarse, pero no lo logró.
La organización expuso que en 45,5% de los casos las mujeres tenían o habían tenido convivencia con sus agresores, bien sea por matrimonio o por unión de hecho; mientras que en 9,1 % de los casos analizados los agresores eran miembros de la misma familia, como padres, tíos, hermanos u primos.
Motivación, modus operandi y contexto
El informe estableció que 13,6% de los casos presentó como motivación aparente la decisión de la mujer de separarse afectivamente del agresor; en 22,7% destacó como motivación aparente una escena de celos o alegato de infidelidad íntima.
13,6% sufrió ataque sexual. Explicó el Cepaz que estos asesinatos pueden ocurrir en cualquier ámbito, vincular o no vincular, y ser cometidos por personas del entorno de la víctima o desconocidos.
«Por violencia sexual se entiende cualquier acción destinada a vulnerar la libertad e integridad sexual de las personas. Se expresa en ataques sexuales directos o simbólicos, tanto consumados como tentados», puntualizó.
Hubo dos casos en los cuales las acciones constitutivas para ejecutar el delito de femicidio quedaron en grado de frustración. Además, en 13,6% hubo la participación de mujeres como coautoras o cómplices del agresor feminicida; en 18,2% se mencionó la participación en grupo de los ofensores.
Sobre las tres tres víctimas que estuvieron desaparecidas antes de aparecer el cadáver, el Cepaz señaló que murieron por golpes de puño. En ninguno de esos casos, agregó, existió vínculo afectivo entre víctima y ofensor.