El empresario Hugo Marino comenzó a investigar de forma independiente el siniestro aéreo en el que murieron Miguel Ángel Pérez Oubiña, hijo del ex ministro Miguel Pérez Abad, y el empresario Luis Napoleón Picardi Flores. La aeronave Lear Jet 25 YV3191 en la que viajaban se precipitó el 19 de agosto de 2017 cerca de la costa de Naiguatá, en el litoral central.
El vuelo salió desde el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía con destino a la ciudad de Barcelona, en el estado Anzoátegui. En el suceso también falleció el piloto Nelson Bejarano, el copiloto Joan Marrero y Juvencio Carvajal, quien sería el jefe de Seguridad de Picardi.
Parte de las últimas informaciones sobre el caso señalaron el hallazgo de algunos restos de la aeronave. Sin embargo, nunca se conoció con exactitud si las autoridades lograron rescatar los cadáveres ni se supo la razón del accidente.
Hugo Marino es un ciudadano italo-venezolano propietario de Sistemas Electrónicos Acuáticos, una empresa especializada en rastreos marítimos que había prestado servicios para el Estado venezolano en la búsqueda de aeronaves siniestradas en el país.
«Cuando se enteró de la caída del avión en el que estaba Luis Picardi y el hijo del señor Pérez Abad se interesó muchísimo. Solo le dije que tuviera cuidado porque podía meterse en problemas; había rumores de que con ese avión las cosas fueron un poco extrañas, no se hablaba exactamente de un accidente», dijo Elizabeth Márquez, esposa de Marino, en una entrevista concedida a El Nacional.
Lo describió como una persona muy reservada que mantenía en gran medida los asuntos laborales alejados de su familia. Razón por la que, aseguró, sabe poco sobre el trabajo y las relaciones de su esposo.
Hugo Marino llegó al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía el 20 de abril de 2019. Llamó a su esposa para avisarle que estaba en Venezuela, pero desde ese día no volvió a comunicarse con ella.
Entre finales de abril y comienzos de mayo dos personas le informaron a la familia que funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar habían detenido a Marino luego de aterrizar en el país.
Márquez prefirió mantener a sus fuentes en el anonimato por cuestiones de seguridad.
A pesar de que públicamente han pedido fe de vida, las autoridades venezolanas no responden a las solicitudes; tampoco lo han hecho con las denuncias presentadas ante el Ministerio Público.
Luego de casi 10 meses de la desaparición, no se conoce el paradero del empresario.
Tamara Suju, directora ejecutiva del Centro de Estudios para América Latina, afirmó en una entrevista con El Nacional que las instituciones venezolanas están secuestradas por el régimen de Nicolás Maduro.
«Estamos acudiendo a organismos que responden a la estructura criminal de Maduro y, por supuesto, nada pueden hacer si tienen la orden de mantenerlo desaparecido. No hay ningún tipo de independencia de poderes en Venezuela desde donde puedan obtenerse respuestas por la desaparición de Hugo Marino», dijo la abogada.
Las sospechas
Los familiares de Hugo Marino presumen que la desaparición del empresario podría estar relacionada con las investigaciones que adelantaba de forma independiente sobre el accidente aéreo en el que murió el hijo de Pérez Abad, actual presidente del Banco Bicentenario.
Marino, incluso, se había comunicado vía correo electrónico con el también ex ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, afirmó Márquez. «No sé si lograron hablar por teléfono. Pero asumo que fue eso porque no entiendo qué interés podría tener el régimen para privarlo de libertad de esa manera tan cruel», agregó.
Describió como traumáticos los días que ha tenido que pasar esperando una llamada, alguna noticia o quizá una pista que la lleve a saber cómo está su esposo y el lugar dónde está detenido.
«Me dijo que iba a Venezuela por cuestiones de trabajo. Él viajaba constantemente, así que no le di mucha importancia. Solo le pedí que se cuidara porque las cosas en Venezuela no estaban bien; me dijo que no me preocupara porque iba a regresar en dos o tres días. Se despidió esa mañana, se fue y más nunca supe de él», recordó.
En Venezuela, el empresario participó en las labores de búsqueda de la aeronave YV2896, siniestrada el 4 de julio de 2017 en el estado Nueva Esparta y en la que murieron siete militares y dos civiles; y de la YV2081, que cayó al mar en enero de 2008 cuando iba desde Caracas hacia Los Roques con 14 personas, entre ellos el empresario italiano de moda Vittorio Missoni.
También estuvo en las investigaciones del vuelo MH370 de Malaysia Airlines, luego de que el Boeing 777 se perdió en el océano Índico en marzo de 2014 con 239 pasajeros; y figuró como candidato para buscar el submarino ARA San Juan, que desapareció en las profundidades del mar argentino el 15 de noviembre de 2017 con 44 tripulantes.
«Ha pasado mucho tiempo y no hay forma de que pueda tener información. Ni con todas las personas que me han ayudado, sin decir nombres porque no quiero involucrar a nadie. Esta es una situación muy delicada y hay cosas que me reservo por la seguridad de quienes me están ayudando, por la mía y la de mis hijos», alegó Márquez.
El difícil acceso a las autoridades del régimen han significado una piedra de tranca en la búsqueda. «Sabemos que es un gobierno bien cruel. Solo puedo decir que tengo fe porque encontrarlo con vida es lo que me mantiene en la lucha», añadió.
Desde octubre del año pasado no ha tenido más noticias. Una presunta fuente del organismo militar le comunicó en ese entonces que a Marino lo habían trasladado a Cuba, pero los familiares no tienen la certeza de que haya ocurrido así.
«¿Por qué lo habrían sacado a Cuba? ¿De qué lo acusan? No entiendo por qué se lo llevaron y las posibilidades de encontrarlo cada día son menores. Es un simple civil que se interesó por el caso del hijo de Pérez Abad. ¿Qué descubrió, qué investigó, qué hizo? No lo sé», manifestó.
Suju denunció el caso en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que le otorgó medidas cautelares a Marino, y ante el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas.
«Esto es una desaparición forzada claramente, ejecutada por la Dgcim contra un ciudadano que fue detenido sin orden de aprehensión y que no se conoce absolutamente nada de dónde está, excepto especulaciones», expresó la abogada.
Hugo Marino: «enchufado»
Elizabeth Márquez dijo que a su esposo lo señalan de ser un «enchufado» por haber prestado servicios al régimen de Maduro.
«Sí, le hizo varios trabajos al gobierno, no voy a mentir. Él se dedicaba a hacer eso y obviamente tuvo sus beneficios económicos«, agregó.
Luego de la desaparición, aseguró, su familia perdió todo lo que tenía y rememoró que se encontró en un país ajeno, en donde no hablaba el idioma ni sabía movilizarse.
«Me quedé en la calle con mis dos hijos. Trabajo muchísimo para llevar comida a la casa, pagar el alquiler de un apartamento pequeñito, nada comparado con lo que estábamos acostumbrados. No hay lujos, solo un techo donde dormir; mi hija perdió la universidad porque no podía costearla», expresó.
Márquez, quien está en Estados Unidos bajo la figura de asilado político, manifestó que intenta seguir la pista del buzo con amigos y gente conocida. Las fuentes le han informado que Marino además habría estado en la sede de la policía política y en la cárcel militar ubicada en Fuerte Tiuna.
La denuncia de la desaparición también la introdujeron ante la Embajada de Italia y en la Corte Penal Internacional, aunque Márquez lamentó que ninguna de las instancias les ha dado respuestas sobre la denuncia.
«Temo lo peor»
Expresó que teme que a su esposo le haya pasado lo peor y reconoció que existe una gran posibilidad de que Hugo Marino no regrese, a pesar de que siente que aún se encuentra con vida.
«Mientras no me lo confirmen (que está muerto) voy a seguir buscándolo, así sea hasta debajo de las piedras, no me importa a quién me tenga que llevar por el medio, no me importa que me digan que no, que me cierren las puertas. Sigo pidiéndole a Dios que me dé una luz y me diga por dónde debo ir porque estos animales no van a admitir que lo tienen secuestrado«, expresó.
La familia Marino estuvo en Venezuela en agosto de 2018 por asuntos personales, de acuerdo con las declaraciones que Márquez ofreció a este diario. Para esa fecha renovaron sus pasaportes y otros documentos, pero nunca tuvieron inconvenientes con las autoridades.
El empresario no había regresado al país sino hasta el 20 de abril de 2019, cuando desapareció.
«Lo único que espero es que algún día, sea cual sea la noticia, me la den. Porque si está vivo, que es lo que esperamos y rogamos, sería lo mejor, pero también estamos claros de que después de tanto tiempo las posibilidades son cada día menores«, expuso.
Suju resaltó que Tarek William Saab, fiscal general del régimen, y el defensor del Pueblo, Alfredo Ruiz, «no han dado la cara» por esta desaparición forzada. «Todo es un misterio, no hay fe de vida, solo silencio. Estos tipos son unos criminales, y sabemos de lo que son capaces«, finalizó.