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Residentes del estado Bolívar sufren abusos atroces de grupos que controlan las minas de oro

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Human Rights Watch publicó este martes un informe sobre los violentos abusos que acontecen en las minas de oro ilegales del estado Bolívar. Detalló el férreo control al que están sometidos los pobladores por parte de los sindicatos. Denunció asimismo las condiciones de trabajo abusivas y los tratos brutales, incluidos robos y otros delitos.

En el informe se destacó además el impacto devastador en el medio ambiente y en la salud de los trabajadores.

“Residentes del estado Bolívar, al sur de Venezuela, son víctimas de amputaciones y otros abusos atroces cometidos por grupos armados que controlan minas de oro, incluyendo organizaciones venezolanas conocidas como ‘sindicatos’ y grupos armados colombianos con presencia en la zona”, señaló HRW

“Los grupos armados parecen actuar generalmente con la aquiescencia del gobierno y, en algunos casos, con su participación, para mantener un férreo control de las poblaciones locales”, especificó.

Gold and Grief in Venezuela’s Violent South

Grandes reservas en el estado Bolívar

HRW señala que Venezuela cuenta con reservas de recursos sumamente valiosos como oro, diamantes y níquel, así como reservas de coltán y uranio: “Aunque el gobierno ha anunciado iniciativas para atraer inversiones para la minería legal, así como medidas para combatir la minería ilegal, buena parte de la minería de oro en los estados en el sur de Venezuela, incluido Bolívar, es ilegal, y una gran cantidad de oro, cuyo total es difícil de cuantificar precisamente por su carácter ilegal, es sacado del país mediante contrabando”.

“Los venezolanos de bajos recursos que se ven en la necesidad de trabajar en las minas de oro debido a la crisis económica y la emergencia humanitaria en el país se han convertido en víctimas de delitos macabros cometidos por grupos armados que controlan minas ilegales en el sur de Venezuela”, expresó José Miguel Vivanco, director para las Américas de HRW.

“Es crucial que las refinerías y quienes compran oro se aseguren de que el oro venezolano que forma parte de sus cadenas de suministro no esté manchado con la sangre de víctimas venezolanas”, advirtió.

El informe

“Muchas personas entrevistadas señalaron que una gran cantidad de minas en Bolívar están bajo el férreo control de sindicatos venezolanos o de grupos armados colombianos. La organización International Crisis Group ha informado que en la zona tienen presencia activa el grupo armado colombiano Ejército de Liberación Nacional (ELN) y al menos una organización disidente que se formó con miembros desmovilizados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Varias personas entrevistadas dijeron, a su vez, que estos grupos tenían presencia activa en el estado Bolívar”, se subrayó en el informe.

HRW detalló que no ha encontrado información pública sobre investigaciones que se hayan realizado para determinar la responsabilidad penal de funcionarios del gobierno o de los cuerpos de seguridad. Dijo que no ha recibido respuesta de las solicitudes hechas al gobierno para informarse sobre procesos penales contra los responsables de abusos cometidos por grupos armados.

“El régimen de Venezuela es lavado de dinero, minería ilegal y apoyo para organizaciones criminales”

Testimonio

Ligia Castro (seudónimo), de 35 años de edad, trabajó en minas en El Algarrobo y La Cucharilla en 2018. Durante el día trabajaba en un restorán y de noche en las minas.

Castro dijo que, en 2018, se acusó a una joven en una de las minas de robar un par de pantalones a otra mujer. La joven insistió que no había robado nada. Castro contó que miembros del sindicato le cortaron las manos a la mujer con un machete, mientras le gritaban: “¡Di que no lo vas a hacer más!”. Cuando la mujer repitió que no había robado los pantalones, los miembros del sindicato dispararon al aire mientras exclamaban: “¡Acá no se puede robar!”. Castro contó que miembros del sindicato aplicaron vendas a la mujer y se la llevaron en un lanchón. Le indicaron que dijera haber tenido un accidente porque sabían dónde encontrar a su familia.

Otro testimonio

Ricardo Gómez (seudónimo), de 49 años de edad, trabajó en una mina cerca de Las Claritas entre enero y octubre de 2017.

En abril de 2017, mientras los mineros estaban almorzando, alguien robó un teléfono. Un vigilante del sindicato identificó como presunto responsable a uno de los mineros. Miembros del sindicato le colocaron un trapo en la boca y le cortaron la mano con un hacha frente a todos, contó Gómez. Más tarde, el miembro del sindicato se llevó al hombre en un automóvil y se desconoce su paradero desde entonces. Una semana más tarde, la familia del minero acudió a la mina preguntando por él. Le preguntaron también a Gómez, quien por temor no dijo lo que sabía. Luego de que se fueron, los miembros del sindicato le preguntaron qué les había dicho a los familiares y lo amenazaron: “Si dices algo que nos perjudique, también vas a desaparecer”.

Aproximadamente un mes después, una minera tomó 10 gramos de oro de otro trabajador con el que había mantenido relaciones sexuales, contó Gómez. Miembros del sindicato capturaron a la mujer, la ataron a un árbol y le cortaron la cabeza con una motosierra y descuartizaron el cuerpo frente a otros residentes. “Tengo todo grabado en mi mente”, afirmó Gómez. “Me fui de la mina atemorizado”.

Más relatos

Otro residente indicó que antes de castigar a quienes incumplen las normas, los miembros del sindicato los obligan a caminar frente a otros residentes con un cartel que dice “Voy a morir por [haber robado]”. Este residente y otros dos señalaron que miembros del sindicato también les cortan el cabello a las mujeres acusadas de robar. Uno de ellos contó haber visto a miembros del sindicato llevarse a un hombre acusado de haber violado a una mujer al otro lado del río. Dijo haber escuchado el ruido de una motosierra y gritos, y no haber visto al hombre nunca más.

Un niño de 17 años contó haber visto a miembros del sindicato amputar dedo por dedo de las manos de un minero acusado de haber robado oro, antes de amputarle lo que quedaba de ambas manos. Dijo que lo hicieron frente a otros mineros para que “todos pudieran ver”. Otro hombre contó que un miembro de un sindicato hizo que otro niño de 17 años, acusado de robar oro, pusiera ambas manos juntas, como si estuviera rezando, y le efectuaron siete disparos directos a las manos antes de decirle: “Vete antes de que te matemos”.

HRW entrevistó también a un niño de 16 años con fractura de columna provocada por el golpe de un tronco mientras usaba una manguera de alta presión sin ningún tipo de equipo de protección. Un pastor que trabajaba en una mina dijo que algunos miembros del sindicato habían violado sexualmente a niñas, y que sus padres temen sufrir represalias si denuncian el abuso.

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