La psiquiatra Rebeca Jiménez señala que los venezolanos están regresando a aspectos que habían olvidado, en medio de la crisis, y no se trata de volver a ver a artistas famosos, en la “burbuja”.
“Estamos viviendo menos en el miedo, y más en la capacidad de trabajar la esperanza. Hemos aprendido eso”. El domingo, 13 de octubre, relanzará su libro La Distorsión del Amor en la librería Kalathos, en Los Galpones.
Venezuela no es una “burbuja”. Y no tiene que ver con los efectos ilusorios de la economía boyante, en medio de la crisis que persiste en el país. “Creo que Venezuela es la máxima expresión de un multiverso, ha cambiado”, señala Jiménez. Explica que mientras una parte de la población está viviendo una realidad, las otras partes están en dos o tres distintas, pero ya no solo para la supervivencia, sino para salir de ella y encontrar un sentido de vida.
Jiménez, especialista en neuroinmunología, en relaciones humanas y de pareja, se ha dedicado en los últimos años a analizar el estado emocional del venezolano en su contexto de crisis.
De la rabia que sentía contra la crisis que le arrebataba los ingresos, en 2017, pasó al estado bounot o síndrome de “estar quemado”, que le ocasionó la crisis, en 2018, y luego más fuerte en 2019 con los apagones masivos y los servicios básicos deteriorados. “Un cambio patológico que el gobierno ha causado”, aseguró. En 2022, las cosas se han modificado.
Venezuela una expresión del multiverso
“No se trata de que ahora vienen artistas famosos y las autopistas están llenas de vallas de publicidad de productos. Lo que ha cambiado en Venezuela es que tenemos un poquito más de paz: el elemento que generaba odio, miedo, trastornos postraumáticos, ha disminuido. Estamos respirando vida, es decir, podemos disfrutar la belleza de la naturaleza a nuestro alrededor y somos capaces de comenzar a trabajar la esperanza. Hemos aprendido eso”, señaló.
Rebeca Jiménez explica que el multiuniverso es un término científico que describe la idea de que hay otros universos más allá del observable.
“Es el descubrimiento de que los seres humanos vivimos a varios niveles de conciencia, en varios universos, dependiendo de la vida que tenga cada uno, y el país es la máxima expresión de eso”, dijo.
¿Cómo se expresa?
En Venezuela, una parte de la población está viviendo una realidad concreta, en tiempos de pandemia, y las otras partes están en dos o tres realidades distintas, cada una a su nivel. Las clases medias son más resilientes, pero las personas más necesitadas en general siempre sufren los embates más fuertes, porque no generan recursos nuevos. Pero todos tratan no solo de supervivir, sino salir de la crisis, que es algo más profundo.
Jiménez indica que, en comparación con años anteriores, ha disminuido la conflictividad social, de acuerdo con estudios recientes y también el miedo que tenía la gente al salir de su casa a comienzos de la pandemia. “Recuerdo que en el edificio donde vivía, cuando más dos o tres vecinos nos topábamos en el ascensor, nos decíamos ‘que Dios te acompañe, que regreses a tu casa’. Ahora, el deseo sigue presente, pero sin miedo”.
Se refirió también al impacto negativo de la pandemia en los seres humanos. “Nos obligó a estar con nosotros mismos, a vernos la cara, nuestra sombra y las relaciones interpersonales, si no eran sanas, se destruyeron. Es un camino entre la destrucción del yo y del nosotros”, dijo.
El suicidio una consecuencia de la crisis en Venezuela
Y seguidamente abordó el tema del suicidio, frecuente en nuestros días. Bien sea por soledad, por la imposibilidad de producción de dinero, por la falta de placer, o por la ruina, como consecuencia de la crisis. “Estas personas entran en una depresión que no pueden controlar y se llevan por delante a la familia. El ver que se desploman aparece la depresión con mucha rabia e impotencia y hace que las precarias condiciones emocionales que mantienen con sus familias y allegados, se desvanezcan”.
Frente a la posibilidad de que la pandemia persista y el confinamiento se prolongue, Rebeca Jiménez destaca la importancia de identificar las causas que distorsionan el amor en las relaciones cotidianas, para que la pandemia no afecte nuestros nexos, con nosotros mismos ni con los demás.
Por eso, dice, decidió relanzar el libro, editado en 2016, que se realizará en la librería Kalathos, de Los Galpones, en Los Chorros, este domingo 13 de noviembre a las 2:00 pm.
El recurso más importante es el amor
“Este es justamente el momento en el que el recurso más importante que tiene la humanidad es el amor. Si algo ha aprendido Venezuela en esta larga crisis, luego de haberse enfermado psicológicamente, es que el venezolano de hoy no es lo que fue, pues se ha transformado a través del dolor, y es importante discernir entre lo que es amor y el desamor”.
Y añadió que la expresión más común de este estado es la solidaridad y su significado en el proceso de transformación que ha vivido el país, en medio de la pandemia.
“Ahora exploramos caminos del amor que antes no existían, y el más importante es la solidaridad. Si algo hemos aprendido los venezolanos es que tenemos que salir juntos de esta experiencia de vida. El proceso donde se veía al otro como alguien ajeno a ti ya no existe. Hemos aprendido que la única manera de avanzar, no ya de sobrevivir, es un escape al estar quemados, a que solos podemos. Y lo más parecido al amor es eso”., agregó.
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