Enterrado a 1,40 metros de profundidad, bajo una estructura de cemento y en una maleta. Así fue hallado el cuerpo del exmilitar venezolano Ronald Ojeda en una toma (invasión) en la localidad de Maipú, luego de nueve días del secuestro de la víctima en su apartamento de la comuna Independencia, en Santiago de Chile.
Ese mismo día, el Equipo de Crimen Organizado y Homicidios (ECOH) de la Fiscalía informó sobre la captura de un menor de 17 años, de nacionalidad venezolana, que estaría vinculado directamente con el crimen. El jueves, tras la imputación, quedó con internación provisoria.
Inicialmente había otros dos sospechosos que tenían orden de captura. Sin embargo, el martes, el avance de las diligencias arrojaron que serían al menos siete sujetos los que participaron enel secuestro con homicidio, cumpliendo distintos roles. Todos estarían vinculados a una célula del Tren de Aragua.
El adolescente detenido tenía la misión de dar cobertura al entorno donde se concretaría el secuestro. Esa noche estaba en un auto junto con otro sujeto. Primero fumaron marihuana y esperaron hasta las 3.00 horas, cuando otros delincuentes hicieron su parte en la historia: vestidos con uniforme de funcionarios de la PDI, entraron al edificio, sacaron a la víctima, la trasladaron a un lugar en un vehículo, para luego cambiarlo de auto y finalmente llevarlo a Maipú.
Según las pericias, los sujetos le habrían dado muerte a Ojeda prontamente tras ser plagiado, puesto que la data podía ser de entre 7 y 10 días.
Un modus operandi «atípico»
El fiscal nacional, Ángel Valencia, abordó las particularidades del modus operandi de los secuestradores y homicidas. «Sí es atípico y sí llama la atención el nivel de logística empleado al inicio para este secuestro en particular. También tenemos que recordar que no era un ciudadano común y corriente, era un exmilitar, y es posible que eso haya estado en las cabezas de las personas que planearon el secuestro», dijo a Tele13 Radio.
En efecto, son varias las dudas que circulan en torno a las razones por las que el crimen involucró un montaje -con delincuentes vestidos de policías-, el grado de conocimiento que tenían del lugar desde donde debían secuestrarlo, y el hecho de que le hubieran dado muerte sin dispararle. No querían dejar huellas.
Un informe de la PDI apuntó a que conforme al análisis de las cámaras de seguridad del sitio del suceso -el domicilio de la víctima-, fue posible establecer «la utilización de información privilegiada para entrar de manera expedita a la vivienda del afectado, toda vez que los ascensores no se encontraban a la vista desde el sector del hall, no existiendo dudas ni búsqueda al momento de dirigirse al departamento de la víctima».
El documento también identifica a terceras personas como sospechosas de haber entregado información sobre la vivienda y el entorno de Ojeda, porque días antes del delito, estuvieron recorriendo el edificio, «a modo de inspección, y sin motivo».
Poco tiempo pasó desde que plagiaran a la víctima y le dieran muerte. Pero la forma en que lo hicieron no deja de resultar distinta de lo que usualmente se conoce. El cuerpo no presentó impactos de bala, aparentemente para que no se pudiera seguir alguna pista por los casquillos, sino que se estableció que murió por asfixia mecánica posicional.
Ahora- se investiga si su deceso estuvo relacionado con una golpiza, ya que las lesiones abren la posibilidad que pudieran subirse sobre el secuestrado, presionándolo contra el suelo.
La gran duda: el móvil del crimen de Ojeda
Son varias las teorías que han surgido en torno al crimen del exmilitar venezolano. Una de las principales apunta a que debido a que era opositor al régimen del Nicolás Maduro y estaba en calidad de refugiado político en Chile desde fines del año pasado. Por eso no se descartó que hubiera detrás una operación de inteligencia para capturarlo.
El 27 de febrero, a seis días del secuestro, la ministra de Interior, Carolina Tohá, fue consultada en Tele13 Radio sobre la posibilidad de que hubiera incursión de agentes extranjeros en territorio chileno.
«Sería gravísimo, sin precedentes. En el transcurso de este tiempo en que varias veces se ha dicho, informalmente, por distintos actores que cosas como estas han sucedido, la verdad es que a la hora de mirar, no han sucedido. Sería una situación sin precedentes, de la mayor gravedad, inaudita respecto a lo que son las relaciones entre los países latinoamericanos; lo tomaríamos como que estamos en otra situación… ciertamente sería un acto agresivo», aseveró.
Para Pilar Lizana, investigadora de AthenaLab, también resulta grave que la ministra del Interior tuviera dudas sobre eso, considerando que «ella debería ser la persona que más debería estar informada por parte de la Inteligencia de Chile, y eso viene a demostrar lo que ha sido el debate, las fallas que ha tenido la inteligencia».
Lo anterior, explica la experta, sumado a que Ojeda, al estar en calidad de refugiado y con sus antecedentes como opositor a Maduro, debió ser declarado sujeto de interés, es decir, que existiera desde el primer momento un flujo de información sobre sus actividades y permanencia en el país.
De todas formas, Lizana comenta que todo sigue abierto en ese sentido, porque «el régimen de Maduro está afianzado a Rusia, que se asocia a Irán, es decir, asociado a países que tienen este tipo de comportamientos. Sabemos que Rusia es capaz de ir a buscar a un opositor en otro país y matarlo, hay que recordar que envenenaron a un opositor en Londres», dice en referencia a Alexander Litvinenko, quien murió en 2006, aunque la lista también incluye a Alexéi Navalni (2020), entre varios más.
La razón por la que no le dispararon a Ojeda puede también abrir la posibilidad de que sus secuestradores quisieran dejarlo con vida, y que por alguna causa desconocida, terminaran asfixiándolo.
Pero otra teoría apunta a que podría tratarse de una iniciativa propia del Tren de Aragua, en cuanto Ojeda tuviera información sobre el comportamiento criminal venezolano en Chile. Por lo tanto, sería conveniente para esta organización que el ex militar no alcanzara a revelar lo que -presuntamente- conocía.
¿Se podría conocer el objetivo real?
Las «fallas» que se han atribuido a la inteligencia de Chile podrían desincentivar el hallazgo de verdadero móvil de la muerte de Ronald Ojeda. No obstante, la publicidad que ha adquirido el caso y las presiones y críticas -incluso provenientes de opositores venezolanos-, hacen pensar que los esfuerzos podrían esclarecer esa o varias dudas.
«El caso es muy público, por lo tanto hay un interés especial por parte del Estado en encontrar a los culpables y el móvil que hay detrás», dice Lizana. De hecho, afirma que «de no llegar a esa conclusión, queda en evidencia la debilidad del Estado».
Es más: de no llegar a la «verdad» de lo ocurrido, se sentaría un precedente para estos grupos criminales en su capacidad de «vulnerar» la seguridad, inteligencia, y dejando su crimen impune.
«De todas formas hay que mantener sobre la mesa todas las hipótesis, de por qué y para quién era importante Ojeda, y no olvidar las fallas en la inteligencia que han circundado este caso, y que ahora abren las urgencias en esa materia», cerró la investigadora.