Una inesperada fotografía marcó lo que sería el posible reinicio de las negociaciones entre el chavismo y la oposición. Aunque con sonrisas incómodas, las manos estrechadas entre Jorge Rodríguez, jefe de la delegación chavista, y Gerardo Blyde, líder de la opositora Plataforma Unitaria, reflejaron la verdadera razón del encuentro: la presión ejercida por Estados Unidos tras la flexibilización de sanciones relacionadas con el sector petrolero.
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Aunque lo anunciado no significa aún la explotación, compra y venta de crudo, según estimaciones iniciales, Chevron podría elevar la producción venezolana 33% sin las sanciones.
Negociaciones por unas elecciones “libres y justas”
Justamente, la condición de la administración Biden para hacer efectivo el levantamiento es el compromiso del Gobierno venezolano de retomar la paralizada mesa de diálogo con sus adversarios en México, además de asegurar la realización de elecciones “libres y justas”.
Venezuela sigue con profundas sanciones y la reestructuración de sus más de 60.000 millones de dólares de deuda en default no está a la vista. Pero la crisis energética mundial provocada por la invasión rusa a Ucrania abrió un debate sobre cómo el país suramericano podría ayudar a solucionar las interrupciones del suministro de crudo.
Los bonos en mora de la petrolera estatal subieron esta semana a medida que los inversionistas descontaban el optimismo sobre los posibles cambios. Sin embargo, el mercado sigue cauteloso y los precios se mantienen por debajo de los niveles vistos en marzo tras la visita de funcionarios estadounidenses a Caracas.
Y si bien parece saltar a la vista la intención de ambas partes por retomar las negociaciones, las primeras señales de reciprocidad no son del todo convincentes.
“Cada etapa de diálogo que se reinicia genera una mayor dificultad de confianza en que pueda dar resultados”, indicó el consultor político Miguel Velarde, al insistir en que es posible que el gobierno de Maduro busque con estas negociaciones “mayor oxígeno”, dado que se encuentra en un momento de fortaleza política.
Estabilidad
Según Velarde, a diferencia de otros procesos, que suman más de siete desde 2014, en estos momentos Maduro cuenta con una estabilidad, a la que le sacará el mayor provecho con miras a prolongar su estadía en el palacio de Miraflores allanando el terreno para las presidenciales de 2024.
Y si bien Estados Unidos ha insistido en que si no ve muestras realistas por parte del Gobierno venezolano no avanzará en el levantamiento de sanciones, el panorama luce bastante favorable para el chavismo, que finalmente marca la agenda y decide cuándo y cómo retomar las negociaciones.
“El gran ganador es el gobierno de Maduro”, asegura el consultor político Pablo Quintero, quien advierte que pueden ser más los riesgos que las ganancias de la oposición si deciden sentarse nuevamente en la mesa.
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Ana Rodríguez Brazón
Corresponsal de El Tiempo
Caracas
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