Venezuela y Argentina, aunque distantes, tienen varias cosas en común: el deseo del chavismo y el peronismo de mantenerse en el poder.
En este nuevo capítulo electoral, el ministro de economía argentino, Sergio Massa, salió al frente en la campaña con una imagen “renovada”. Aunque se le señala de ser responsable en parte de los desaciertos económicos del país, Massa se muestra como una figura que sus ciudadanos asocian con lo positivo y podría convertirse en el nuevo ocupante de la Casa Rosada en diciembre.
“El hijo pródigo del peronismo” o “el superministro” son alguno de los apodos con el que se refieren a Massa, que aún con 140% de inflación en el país parece que ha venido a lavarle la cara a la izquierda.
Y es que un fenómeno similar podría ocurrir en Venezuela, con un chavista “conocido” pero “mejor que Nicolás Maduro”.
Maduro se enfrenta a una prueba difícil –aunque ya ha salido airoso de unas cuantas: enfrentarse al desgaste político del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el legado de Hugo Chávez, para ganar las presidenciales de 2024. A ese desgaste hay que sumarle el fortalecimiento de la oposición tras las primarias del 22 de octubre.
En esas elecciones internas resultó ganadora María Corina Machado con 2,3 millones de votos, cifra que lleva méritos tratándose de una elección interna con 8 millones de venezolanos en el exilio, más el desánimo que existe en la población. Ese número la ha envalentonado para hacerle frente al chavismo, que la mantiene inhabilitada para optar por cargos públicos.
Pero los últimos sondeos de opinión dan como ganadora a Machado. Según la firma Meganálisis, 76,1% de los venezolanos no votaría por Maduro en una elección. En las presidenciales, Machado obtendría 50,1% y el aspirante a la reelección por el chavismo obtendría el 12,1%. De ahí surgen las dudas sobre las opciones del chavismo.
De momento, la candidatura de Maduro se mantiene porque ejerce el liderazgo en el PSUV y tiene el anhelo de repetir otro período, pero ellos -el chavismo- “van a evaluar en la medida en que transcurran estos meses porque saben que en estas primeras de cambio llevan las de perder”, dice a EL TIEMPO Piero Trepiccione, politólogo y consultor.
Para el analista, la primera fase ha sido desprestigiar la primaria y construir una “posverdad” del evento diciendo que se ha cometido fraude. Pero el chavismo evalúa otras opciones y si no le funcionan “puede recurrir a una candidatura distinta y así fortalecer un proceso de reingeniería política. Así como lo está haciendo el peronismo en Argentina con Sergio Massa, buscando una candidatura que aun siendo del gobierno, actúe y muestre una narrativa distinta”.
Pero según otra encuesta difundida recientemente, 63,73% de los venezolanos votaría por el candidato del PSUV. Los datos pertenecen a la firma DataViva, que en el estudio reflejó que el candidato opositor obtendría 12,09%. No se menciona el nombre de los candidatos, solo la tendencia política.
“Sobre un candidato alternativo a Maduro creo que es una cuestión que se está discutiendo dentro del chavismo porque la imagen de Maduro no es muy buena en este momento, pero también será muy complejo a estas alturas que definan un candidato chavista alternativo porque sería un proceso muy destructivo internamente dentro del partido oficialista”, considera Theodore Kahn, director para la Región Andina de Control Risks.
Aunque no descarta la posibilidad, para Kahn el chavismo se va a terminar decantando por Maduro a menos que haya “un imprevisto”, algo que realmente “dañe seriamente a Maduro”.
Si el actual mandatario decide no ir por la reelección, ¿quiénes podrían sustituirlo? Hay varios nombres que han surgido en los últimos años. Desde el gobernador de Carabobo, el mediático Rafael Lacava, pasando por el gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez, la vicepresidenta Delcy Rodríguez hasta llegar a la primera dama Cilia Flores, quien ha estado más activa en las últimas apariciones públicas.
Una fuente cercana al oficialismo comentó a EL TIEMPO que aunque no se ha planteado la posibilidad real de sustituir a Maduro, sí hay conversaciones, al menos en los niveles bajos. Esto para preservar “el legado del comandante” y que no “suceda lo que ocurrió en Barinas”, donde luego de 20 años ganó la oposición.
“El candidato es Maduro, por supuesto, es el hijo del comandante Chávez, pero tampoco podemos arriesgarnos a perder. Pero hay algunos problemas, Cilia Flores aglutina a la gente pero no al PSUV. Diosdado Cabello aglutina al PSUV pero no conecta con la gente”, dijo la fuente, que prefirió mantener el anonimato.
Todavía quedan unos cuantos meses antes de las presidenciales, las cuales también están marcadas por una fuerte presión de Estados Unidos que pide eliminar las inhabilitaciones, en especial a Machado, a cambio de levantamiento de sanciones.