«¡Yo lo que quiero es que me paguen en divisas!»: miles de profesores de escuelas públicas de Venezuela marcharon el lunes en varias ciudades del país exigiendo ajustes salariales que se indexen al dólar ante la pérdida del valor de la moneda local, devaluada por la inflación.
«Hoy exigimos que la firma de nuestra convención colectiva se ancle al dólar», gritaba la líder gremial Griselda Sánchez frente a la sede de la Fiscalía General en Caracas, adonde llegó la movilización luego de que las autoridades prohibieran marchar hasta el Ministerio de Educación, donde aguardaba una concentración chavista convocada en respuesta a la sindicalista.
Los profesores piden un salario de 400 o 500 dólares mensuales, un monto que les alcance para cubrir la Canasta Básica de Alimentos fijada en poco más de 450 dólares, según el Centro de Documentación y Análisis de la Federación de Maestros. El ajuste representaría un aumento de 3.000% partiendo del salario base, unos 15 dólares al cambio.
La demanda responde al proceso de dolarización de facto que vive el país desde 2018, cuando se relajó el férreo control cambiario que llevó a establecimientos a ofrecer los precios de productos y servicios en dólares, empujados también por la acelerada inflación.
El proceso obligó a empresas privadas a pagar salarios en dólares, pero los trabajadores de la administración pública solo perciben ingresos en la moneda local, que se depreció casi 74%.
Otros gremios se unieron a la marcha de los maestros, como enfermeros y obreros.
«Subsistiendo»
Los profesores ganan desde marzo de 2022 entre 300 y 600 bolívares, de acuerdo con su grado de especialización, y para entonces representaban unos 70 o 140 dólares mensuales. Actualmente, son unos 15 o 30 dólares.
El aumento que piden los trabajadores es complicado de momento porque el Estado no tiene capacidad para pagarlo, explicó a la AFP el economista Hermes Pérez, que estimó un ajuste inicial en torno a los 100 dólares gracias a una recuperación en la renta petrolera en 2022.
Ese aumento, no obstante, debería tener un programa económico que vaya a resolver los grandes problemas macroeconómicos que tiene el país, como la inflación crónica que en 2022 cerró en 300%, según estimaciones privadas.
El gobierno –que argumenta que el desplome del salario responde al bloqueo y sanciones internacionales- entrega cada cierto tiempo bonificaciones.
«¡Basta de bonos! Son pan para hoy y hambre para mañana», respondió Jaime Galvis, de la Universidad Experimental de Caracas, tras 17 años de servicio en la administración pública. «Estamos viviendo, prácticamente subsistiendo».
Algunos maestros denunciaron suspensiones de salarios, como Milagros González que asegura que tras estar de reposo por una operación, dejó de recibir el pago de la municipalidad.
«Los niños nos preguntan: profesora, ¿para qué voy a estudiar? mi papá es mototaxi y gana más que tú, mi papá es buhonero y gana más que tú», señala González de 48 años, que dice sentirse también preocupada por el futuro del país.
Los profesores llevan una semana protestando en varios estados del país. En Ciudad Guayana, estado Bolívar (sur), la protesta tomó un giro creativo después de que un grupo de profesoras exhibieran bandas que emulan a las de los concursos de belleza, muy vistos en Venezuela: «Miss educación», «Miss salario justo», «Miss vocación».
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