Al parecer, el restablecimiento de las relaciones colombo-venezolana será un vehículo algo difícil de poner en marcha, al menos en su totalidad. Las sanciones de Estados Unidos contra el gobierno de Nicolás Maduro que también afectan a empresas y personas de Venezuela serán una piedra de tranca y ponen en aprietos el triángulo Washington, Caracas y Bogotá, especialmente a esta última.
Ambas naciones han demostrado -a su manera- el interés por retomar la relación rota. La reapertura formal de la frontera lo evidenció, pero el revés con respecto a los vuelos entre las dos capitales parece la punta del iceberg de la profundidad que conlleva relacionarse con Venezuela.
Colombia no es Irán, Rusia o China, que actúan sin mucho pensar en Estados Unidos. Por el contrario, es un aliado importante en América Latina pero que quiere incorporar de nuevo a su vecino no solo en la balanza comercial, sino en la región.
Conviasa
El primer desencuentro debido a estas sanciones impuestas por la llamada Lista Clinton, bajo la Oficina de Control de Activos (OFAC), surge ante la imposibilidad de que la estatal Conviasa realizara el primer vuelo a Bogotá.
Desde 2020, la aerolínea tiene la sanción. En ese momento, Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de Estados Unidos dijo: “El régimen ilegítimo de Maduro depende de Conviasa para trasladar a funcionarios corruptos en todo el mundo, para impulsar el apoyo a sus esfuerzos antidemocráticos”.
“Entonces, existe la voluntad entre Venezuela y Colombia de normalizar lo más posible su relación; pero existe esa tensión entre Estados Unidos y Venezuela. Si eso sigue así, que es lo más probable, sí es muy posible que mantener las sanciones pueda entorpecer las intenciones de normalizar las relaciones”, dijo a EL TIEMPO el economista y consultor político Miguel Velarde.
Carlos Paparoni, diputado a la Asamblea Nacional de 2015 y quien ha investigado casos de corrupción relacionados con el gobierno de Maduro, considera que la situación entre Colombia y Venezuela va más allá de un escenario político, pues cree que para el país vecino “sería un error que estas empresas vinculadas al lavado de dinero” ingresen al sistema colombiano.
“Creo que es un tema de Maduro de ver cómo ingresa a ese sistema”, dijo.
45 empresas sancionadas
En la lista OFAC hay 45 empresas sancionadas, que incluyen además de Conviasa a entidades como el Banco Central de Venezuela, Banco de Venezuela, Banco Bicentenario, Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos e Insulares, Petróleos de Venezuela y otros proveedores de insumos y servicios.
“Una preocupación es si Colombia relajará las medidas de protección a su banca, si le permitirá abrir cuentas a funcionarios del régimen”, comenta Paparoni a EL TIEMPO, recordando que en Estados Unidos hay 32 casos judiciales abiertos por lavado de dinero a través de Pdvsa que suman unos 16.000 millones de dólares, por lo que no cree que de momento se solvente la operatividad de Conviasa hacia Colombia.
Para Miguel Velarde lo de las aerolíneas es una muestra del cuidado que va a tener Colombia al acercarse a su vecino. “El gobierno de Petro ha dado las primeras señales de que no se va a arriesgar a sufrir las consecuencias de violar estas sanciones por Venezuela”.
Motivo de tensión
Y el ejemplo de Conviasa puede extenderse a otros entes, o al menos así lo cree el politólogo Enderson Sequera. “Las empresas colombianas se van a cuidar muchísimo del sobrecumplimiento de las sanciones. Es decir, ante la duda preferirán perder un negocio que terminar sancionadas. Es posible que esto termine siendo un motivo de tensión entre la administración de Petro y el presidente Biden”.
Aunque ya hay embajadores designados para ambas capitales, la frontera se puso en marcha y hay planes a futuro, no todo está claro en cómo será el camino por recorrer entre Colombia y Venezuela.
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