A la sombra de cientos de asesinados, presos políticos, principales partidos de oposición ilegalizados y más de 30 diputados inhabilitados, este lunes el régimen de Nicolás Maduro y representantes de la oposición instalaron una mesa nacional de diálogo. Esta acción hizo pensar a más de uno que el año estrenó un nuevo día de los inocentes.
Fueron cinco segundos de sorpresa que se difuminaron tan pronto se vio quienes firmaban por parte de la oposición. ¿Quién es esa oposición venezolana? ¿A quién representa? ¿Es de verdad parte de la oposición?
En el acto celebrado en la sede de la Cancillería venezolana se encontraban como representantes del régimen el canciller Jorge Arreaza; el ministro de Comunicaciones, Jorge Rodríguez, y su hermana y vicepresidenta, Delcy Rodríguez.
Entre los opositores se encontraba el ex alcalde Claudio Fermín; Timoteo Zambrano, del nuevo partido Cambiemos; Felipe Mujica, del partido Movimiento al Socialismo; Luis Romero, del partido Avanzada Progresista; y Pedro Veliz, del partido Bandera Roja.
Un breve repaso a la historia reciente de estos grupos y personajes levantan dudas, si no sobre su verdadero carácter opositor, al menos sobre su sentido del tiempo y la estrategia.
De los partidos que abrieron este anunciado diálogo solo dos tienen algún representante en la Asamblea Nacional. Uno es miembro del grupo Avanzada Progresista y el otro es Zambrano, quien fue electo cuando integraba las filas del partido Un Nuevo Tiempo, del que se separó el año pasado.
Solo el partido Avanzada Progresista, liderado por el ex gobernador Henri Falcón, ha tenido alguna relevancia reciente en el panorama venezolano. Esto sucedió cuando Falcón se lanzó como candidato opositor a Maduro, en las elecciones presidenciales del 20 de mayo de 2018.
El MAS, partido que en su momento apoyó a Hugo Chávez en 1998, luego se hizo abiertamente opositor, hasta hace algunos años y apoyó también la candidatura de Falcón.
La participación de Falcón en esas elecciones, cuyos resultados fueron desconocidos por gran parte de la comunidad internacional, solo fue apoyada por voces como las de Fermín, el diputado Zambrano y voceros del partido MAS. Todos integrantes de la nueva mesa nacional de diálogo.
Este grupo trata al régimen como un gobierno legítimo, pues reconocen los resultados de las presidenciales del 20 de mayo.
Aseguran estar del lado opositor y que la administración de Maduro ha sido calamitosa para Venezuela, pero con razonamientos más flexibles. Creen que estas acciones serán mucho más efectivas a la hora de obtener resultados.
El propio Zambrano, en su primera entrevista luego de haber firmado la creación de la mesa nacional de diálogo, aseguró que pronto serán liberados 58 presos políticos producto de este acercamiento.
«Tenemos que buscar las coincidencias», afirma constantemente el ex candidato Fermín. En su opinión, otros partidos de oposición buscan una salida radical del gobierno.
Otro de los supuestos logros sería el regreso de la fracción parlamentaria oficialista a la Asamblea Nacional, de mayoría opositora.
El Tribunal Supremo de Justicia intentó desmantelar el parlamento, después de declararlo en desacato, emitir más de 60 sentencias que revierten sus decisiones, inhabilitar a 30 diputados de la oposición y ordenar el apresamiento a dos de ellos.
La conformación de la asamblea nacional constituyente pretendió quebrar definitivamente la institución parlamentaria, liderada por Juan Guaidó.
Los análisis apuntan a la necesidad del oficialismo de Maduro de revivir una nueva mesa de diálogo, que le permita volver al parlamento, para recuperar algo de su legitimidad en esa instancia.
Con esto pretende rescatar su imagen política, para suavizar las sanciones emitidas por Estados Unidos y participar en la escogencia de nuevas autoridades electorales.