Unas gafas, unos mandos y unos auriculares de realidad virtual sirven para transmitir el horror de la tortura, en apenas 20 minutos se puede recorrer un barracón del centro de detención y tortura venezolano Helicoide, escuchar testimonios y ver con tus propios ojos las condiciones infrahumanas en las que viven los presos.
Es una iniciativa de la asociación Voces de la memoria que denuncia que en Venezuela hay hoy «alrededor de 300 presos políticos detenidos en centros de tortura» y que solo en el Área Metropolitana de Caracas hay «al menos 17 centros clandestinos» donde se llevan a cabo estas prácticas.
Víctor Navarro, fundador de la asociación y víctima durante cinco meses de torturas en este centro penitenciario, presentó ante medios españoles esta iniciativa de realidad virtual llamada Realidad Helicoide que quiere llevar a organismos, foros de Derechos Humanos y universidades.
«Queremos ir a la Asamblea General de la ONU y al Parlamento Europeo, donde se toman las decisiones porque esto es denuncia, pero también a universidades porque esto es memoria y la memoria está viva porque sigue pasando», denunció en una presentación a medios del proyecto en Madrid.
Así, quien se sumerge en la experiencia virtual puede escuchar los testimonios de 30 personas que pasaron por el penal, pero también pueden ver los métodos de tortura física utilizados en el lugar, según los denunciantes, o un agónico grito desesperado de una víctima de descargas eléctricas.
Navarro, refugiado hoy en Argentina, explicó que por motivos de seguridad aún no pueden colgar el material en una web, pero que llevarán esta experiencia creada gracias al testimonio de 30 personas que pasaron por el penal «a todos los lugares a los que haya que ir para denunciar que (el presidente Nicolás) Maduro tortura».
Los recuerdos de 30 presos
Los recuerdos de 30 personas que pasaron por este antiguo centro comercial reconvertido en lugar de torturas ayudaron a «reconstruir» dos partes del Helicoide, «el Preventivo 1 y el bañito», este último un baño de un par de metros cuadrados que se utiliza como celda de aislamiento y desde donde se escuchan los gritos de los torturados.
En la recreación se ven cuerpos apelotonados en espacios completamente a oscuras, duchas donde los presos se lavan «con el agua del inodoro porque la presión no es suficiente», se muestra cómo guardan sus excrementos para que no huelan porque no se los retiran durante días o cómo las cucarachas campan a sus aires.
Pese a todo, Navarro asegura que el peor momento de estar en el Helicoide era «ver la tortura en los otros»: «Escuchar cómo violaban a una mujer entre varios policías y ella pedía ayuda y no podías hacer nada».
Para dar lugar a los escenarios de esta versión digital del centro, explica el venezolano, estas 30 personas recibieron «acompañamiento psicológico» pero tenían claro que querían participar y, aunque muchos siguen viviendo en Venezuela, hacerlo de forma abierta, con sus nombres y apellidos porque «el silencio es aún más tortuoso».
Difundir el horror
Navarro tiene claro que aunque remover los recuerdos produzca dolor y ansiedad, es necesario «denunciar lo que hoy sigue pasando en Venezuela».
«Los gobiernos tienen que repudiar la tortura, ningún gobierno democrático debe olvidar que Maduro tortura, ya sea por gas o por petróleo, es un mensaje para los gobiernos de la Unión Europea y de Estados Unidos», dijo en referencia a la reciente relajación de sanciones de la administración del presidente estadounidense Joe Biden ante la necesidad de hidrocarburos por la guerra de Ucrania.
Y es que este venezolano lo tiene claro: «Los Derechos Humanos no pueden ser banalizados, no tienen un color político, ni se pueden cambiar por recursos, el que piense distinto en Venezuela puede ser víctima de tortura, no se pueden sentar a negociar con él (Maduro) hasta que no cierre los centros».
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