En unos días, Bogotá albergará una cumbre con la presencia de al menos 15 países invitados para discutir sobre Venezuela. Parece que Caracas puede volver a ser el tema de agenda –al menos en la región- tal como ocurrió entre 2019-2020, cuando la presión internacional puso contra la pared a Nicolás Maduro.
Pero esta vez ha sido el presidente colombiano Gustavo Petro quien se ha propuesto insistir en el levantamiento de sanciones a Venezuela, sancionada por Estados Unidos y la Unión Europea, lo que ha sido un motivo para la administración de Maduro para no continuar de manera fluida y constante el diálogo con sus opositores.
Previo a este encuentro, Caracas recibió al canciller ruso Serguéi Lavrov quien emprendió una gira por Brasil, Venezuela, Cuba y Nicaragua, los últimos tres más que socios, son aliados ideológicos y en el caso de Brasil, importante conexión a través de los BRICS.
“La visita tiene un valor simbólico dado por el momento que atravesamos. La línea discursiva de Lavrov estuvo orientada en reafirmar la posición en la que Venezuela comparte una misma cosmovisión y enfoque del orden internacional”, explica a EL TIEMPO Rommer Ytriago, especialista en derecho y política internacional de la Universidad Central de Venezuela.
Para Ytriago, es un mensaje claro para Estados Unidos. Rusia mostrando la relación con Cuba, Nicaragua y Venezuela reafirma la necesidad de doblegar a Washington.
Pero volviendo a la conferencia de Bogotá de los próximos días, es interesante evaluar la presencia de Rusia en Caracas.
El canciller de Venezuela, Yván Gil, afirmó el martes junto a Lavrov que la iniciativa de Colombia de la conferencia del próximo 25 de abril es para el levantamiento de sanciones hacia Venezuela. “En eso tenemos una alianza fuerte y estratégica con el gobierno de la Federación Rusa», enfatizó Gil refiriéndose a la unidad discursiva de Caracas y Moscú.
«Junto a nuestros amigos venezolanos hablamos desde una posición unitaria en defensa del derecho de los pueblos a determinar su propio futuro, su destino sin injerencias externas, sin dictados ni chantajes. Y sin, por supuesto, intentos de influir en ellos a través de medidas restrictivas unilaterales e ilegales que ahora practica el Occidente colectivo», sentenció Lavrov.
“Esta visita se hizo para fortalecer la posición negociadora de Maduro de cara a la reunión de Bogotá”, así lo cree Daniel Arias, politólogo y experto en desarrollo regional.
Teniendo en cuenta que Rusia es uno de los países acompañantes del proceso de diálogo venezolano entre el oficialismo y la oposición, Arias cree la presencia de Lavrov quiere dar ese mensaje del “poder negociador de Maduro” o de lo contrario “sabotear la reunión con una posición intolerante basándose en la fortaleza de tener poderosos aliados”.
Además de este mensaje, la posición antioccidental de Venezuela parece fortalecerse aún más. “Por supuesto, es demostrar a Estados Unidos que está en su patio y que busca ampliar su presencia”, dice al diario colombiano Jonathan Benavides, profesor de la Universidad Central de Venezuela especializado en geopolítica de Rusia, Europa Oriental y Medio Oriente.
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