Lejos de que la situación económica represente una mejora en las condiciones de vida de las personas, el último informe de la plataforma HUM Venezuela revela el recrudecimiento de la Emergencia Humanitaria Compleja (EHC) en los hogares venezolanos, donde hasta marzo de este año, de una población de 28,7 millones de personas, 19,7 millones vivía en pobreza multidimensional.
Este viernes, 14 de octubre, el Observatorio Social Humanitario (OSH) reunió a un panel de expertas para analizar los datos de este informe en el que se evidencia la masiva privación de derechos humanos traducidos en pobreza, hambre, violencia, colapso de servicios básicos, ausentismo y abandono escolar, mala salud, muertes evitables y el mayor flujo migratorio del mundo.
Vulnerabilidades económicas
Marianella Herrera, de la Fundación Bengoa, dimensionó el alcance de la crisis: “18,7 millones de personas perdieron o agotaron sus medios de vida (bienes o ahorros) de forma definitiva, mientras que más de 15 millones dependen de las remesas, los bonos o cualquier tipo de ayuda de terceros, esto como consecuencia de haber perdido toda o la mayor parte de sus fuentes de ingreso, bien sea por trabajo o por algún negocio”.
La situación alimentaria no tiene un mejor panorama, pues las vulnerabilidades económicas dificultan el acceso a los alimentos. Herrera informó asimismo: “Más de 12 millones de venezolanos se encuentra en inseguridad alimentaria y en este grupo 2,1 millones en inseguridad alimentaria severa”.
Lo que se traduce en que unos “4,3 millones de personas se han privado de alimentos, pasando incluso días enteros sin comer”.
Herrera considera que las políticas públicas destinadas a atender la crisis son inexistentes, y el plan implementado por el gobierno para esto, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), se distribuye con frecuencia irregular y por lo general no abarca el requerimiento mínimo necesario.
“El CLAP no está respondiendo a las necesidades de los venezolanos. Cuando ves una bolsa que solo trae arroz y pasta vemos como una desviación solo hacia los carbohidratos. ¿Qué hacen las familias que tienen algún miembro que sea diabético, por ejemplo?, cuestionó.
No existe seguridad alimentaria sin agua
La crisis acentuó las brechas entre los recursos que se perciben y el costo de cubrir necesidades de bienes y servicios esenciales y las desigualdades acentuadas en polos reducidos de riqueza y una población en pobreza generalizada sin posibilidades de tener calidad de vida.
El acceso al agua potable es uno de esos servicios que, a pesar de ser un derecho humano, hoy resulta ser un privilegio para los venezolanos. Según el informe, para marzo de 2022, 90% de la población estaba afectada por deficiencias de acceso al agua. Al menos 19,1 millones de personas reportaban interrupciones serias en el suministro del servicio o carecían de conexión al sistema de acueductos.
María Eugenia Gil, de la Fundación Agua Clara, señaló que el problema del suministro del agua se debe a múltiples factores. Uno de ellos es la infraestructura, que “es muy vieja y no funciona”.
La experta explicó que esta crisis data de muchos años. “La emergencia no fue de un día para otro, sino que destruyó lo que se construyó y no permitió ir construyendo instalaciones nuevas”.
Agregó que la infraestructura instalada dejó de recibir mantenimiento y no se repusieron las tuberías o equipos para garantizar la operatividad.
El informe señala que para marzo 2022 la red de acueductos presentaba una reducción del 60% en la cantidad de agua distribuida.
Gil denunció que “82% de la población del país está expuesta a agua contaminada, porque las plantas de tratamiento no están haciendo su trabajo”.
El informe también señala que esa realidad afecta principalmente los estados Amazonas (98,9%), Monagas (98,4%) y Bolívar (87%).
Los problemas de acceso al agua han sido producto de políticas de privación del derecho al agua y saneamiento, en las que ha influido la corrupción. De los 76 embalses destinados para la recolección de agua cruda, 90% se encontraba con importantes niveles de inoperatividad, principalmente por contaminación.
La emergencia humanitaria compleja es omnipresente, abarca todos los aspectos de la vida de los venezolanos.
Para Herrera, el informe de HUM Venezuela viene a explicarle al mundo que no hay una mejora sustancial y que, por el contrario, “cuando se experimenta un avance económico sólido sin que existan avances sociales es difícil que se obtenga algún tipo de normalización de la situación”.
Gil indicó que la emergencia humanitaria compleja ha dejado “demasiada vulnerabilidad a su paso». «No existe forma de tapar eso. No hay forma de justificar la instalación del plan de respuesta humanitario de tal capacidad en un país que se está arreglando”, señaló.
Nota de Prensa
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