Mauricio Claver-Carone, quien figuró hasta septiembre del 2022 como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, admitió sentirse orgulloso de la labor que se hizo con Venezuela durante la administración de Donald Trump, aunque lamentó que en la actualidad ese esfuerzo se debilite con Joe Biden.
Durante una entrevista para el medio El Americano Media, dijo que una de las luchas más duras que tuvo contra el socialismo liderado por Nicolás Maduro se logró con la sanción a Pdvsa, calificándolo como el acto más transformacional en los últimos 20 años.
Mencionó que uno de sus sueños era lograr la reconstrucción de Venezuela y de Cuba, y aunque declaró que ya no lo puede lograr mediante su labor en el BID, lo logrará desde el sector político o privado. Asimismo, expresó que no se arrepiente de ninguna de las acciones tomadas durante la gestión de Trump, aunque admite que hubo errores, entre ellos el cierre de la embajada de Estados Unidos en Venezuela.
Sobre las decisiones de la oposición venezolana, dijo que la presidencia interina de Juan Guaidó en su momento se vio como la decisión correcta, se hizo todo lo que se pudo, y que incluso el líder opositor trató de mantener la unión.
Claver-Carone, también comentó sobre la liberación de Leopoldo López, que a su juicio eso solo hizo fracasar el objetivo de un proceso democrático. Las acciones, según el expresidente del BID, solo provocaron fracaso y reforzamiento de la alianza de Maduro.
A continuación la entrevista de El Americano a Claver-Carone
— Mauricio pese a que hubo una investigación interna del Banco Interamericano por las acusaciones que había en su contra lo sacaron, ¿qué piensa de esto? ¿Esto fue una movida política?
— Bueno, desafortunadamente lo que no pasó es que no se siguieron las regulaciones del banco y para mí lo más importante es que si este era una institución basada en reglas, que las reglas fueran claras.
Francamente durante este proceso nunca se me informó sobre ninguna reglas ni tuvo una conversación conmigo el consejero legal del banco ni nada del departamento legal, ni nadie del Tesoro de los Estados Unidos. Así que básicamente yo estaba en un limbo, sin reglas, sin debido proceso, sin haberse detallado hasta hoy en día —ya seis meses después-, cuando ya estoy fuera del banco. Ni se me ha presentado formalmente la carta anónima, que alegaba de que había una relación indebida sin decir el reporte.
Todo hasta ahora lo he recibido por los medios. Así que la conclusión de todo este proceso es que han habido 15, por lo menos 15, y ya han detallado mis abogados, normas del banco que se han violado en mi contra y no se pudo comprobar que yo haya violado una. Sin embargo, se han salido con la suya. Eso significa que esto siempre fue una jugada política. Obviamente sabemos: cuando yo aspiré a la presidencia del BID, la administración Biden sacó un comunicado en mi contra. Hicieron campaña en ese momento también y lo que hicieron en las últimas semanas es una campaña.
Sacarme siempre fue una promesa de la administración Biden, se unieron a los países grandes que desafortunadamente siempre han controlado el banco (Argentina, México y hasta Brasil). Siempre han controlado el banco, no solamente los recursos pero las posiciones, el poder, etcétera y pudieron crear una narrativa y una excusa para poder sacarme a mí.
Lo que me molesta no es que me hayan sacado. Es que no dan una razón por la cual lo hicieron. Básicamente lo que hicieron fue enmendar mi contrato para que terminara el 26 de septiembre del 2022 en vez del 30 de septiembre del 2025. Sin causa. Y yo lo que les dije a ellos que me molestó es lo siguiente: ellos tienen derecho a estar en mi contra por ser americano, tienen derecho a estar en mi contra por haber sido republicano, tienen derecho a estar en contra por haber trabajado para la administración Trump, tienen derecho a estar en mi contra por ser un indiscutible defensor de la democracia en Cuba, Venezuela, Nicaragua, etcétera. Pero no tienen y no tenían derecho a difamarme y eso es lo que me ha molestado. Eso es lo que no se ha permitido y por eso se han tenido que esconder detrás de un proceso sin reglas y negarme todo debido proceso para poder manchar mi reputación y tener una excusa para lo que fue una decisión política.
— El primer americano que ocupa el cargo en una región que hasta entonces no lo había permitido, por lo tanto pudiera ser hostil, pero para Estados Unidos eso fue un logro importante y sin embargo, la administración Biden barre con eso, ¿Por qué usted era tan incómodo para la administración?
— Para la administración Biden el punto de vista y su filosofía hacia la región es básicamente seguir a la región y no que los Estados Unidos sea un líder. Esta administración vive con ese complejo histórico, el complejo histórico de la intervención. Entonces siempre ellos tienen que seguir a la región sean buenas prácticas o sean malas prácticas. Y en este sentido ellos piensan que sacar —y esencialmente sacar el presidente americano del BID-, hasta cierto punto es un logro para la región, y es algo que la región les va a agradecer.
Se trata de otro desmantelamiento de las políticas que hemos visto en la región. El desmantelamiento de la administración Biden de las políticas migratorias, que hicimos durante la administración Trump y que ha llevado a la crisis migratoria más grande de la historia de los Estados Unidos. Es el desmantelamiento de las alianzas que teníamos con los países de Centroamérica, Haití, etcétera.
¿Y eso a qué ha llevado? Pues bueno, lo que estamos viendo ahora. Nos hemos echado a todos los países de Centroamérica en contra. Otros aliados, Panamá y Costa Rica, teniendo que lidiar con una crisis humanitaria de primera. En Nicaragua, el dictador Ortega se ha dado cuenta de que esta administración habla mucho pero no actúa. Ha aprovechado eso para crear su régimen totalitario, en el cual ha arrestado a toda la oposición sin consecuencias y al fin y al cabo está convirtiendo a Nicaragua en Corea del Norte.
Estamos viendo el incremento de la migración de Venezuela por el desmantelamiento de esta administración de las políticas pro democracia en Venezuela. Por lo cual está llevando a un incremento, al estilo Mariel en Cuba, en Venezuela. Francamente lo que estamos viendo en Panamá y en las fronteras del Darién, esa crisis humanitaria es debido al hecho que los venezolanos han perdido esperanza.
Hubo un momento en el que Estados Unidos estaba peleando con los países de la región por la democracia en Venezuela y había optimismo. Esperaban que iba a haber un cambio y sin embargo, ya hoy en día la migración es la única opción para los venezolanos porque no tienen esperanza de que haya un cambio democrático. Así que ese desmantelamiento ha llevado a eso.
Y estamos viendo en Colombia. El orgullo con la cual esta administración ha apoyado a la nueva administración de Petro, que es un peligro. En Colombia hay un narcoestado, seamos honestos y este nuevo ciclo de socialismo del siglo XXI, que está llegando nuevamente a los países de América Latina del Caribe, en el cual estamos abandonado a los aliados. He dicho: no ha habido un tiempo más peligroso para América Latina y el Caribe para ser aliado de Estados Unidos que en la actualidad.
Vemos a una administración que no descansa por apoyar a Argentina, que se opone a Estados Unidos, y sin embargo por Ecuador no hacen nada, por Uruguay no hacen nada. Por Paraguay, Panamá, República Dominicana, etcétera, no hacen nada. Los aliados de Estados Unidos hoy son ciudadanos de segunda categoría; mientras Argentina y México, hacen lo que les da la gana con esta administración y sus políticas.
Y los mayores enemigos, como Maduro —que al fin y al cabo está tomando rehenes, está incrementando rehenes porque sabe que tienen un valor—, se sienten fuertes. Básicamente todos los incentivos los tienen los enemigos de los Estados Unidos y a los aliados de los Estados Unidos se les está ignorando completamente en esta administración.
Y lo que vimos en el BID es una consecuencia de eso, es lo mismo. Básicamente es entregarle el banco a la izquierda. Porque en cuestión de números electoralmente un candidato de izquierda va a ganar. Es entregarle todo a los criminales.
Desde la administración Trump, cuando yo estaba en la Casa Blanca, sancionamos a Pdvsa y le quitamos lo que era el financiamiento al Socialismo del Siglo XXI por Pdvsa, que la usaban Chávez y Maduro con sus maletas de efectivo. Hoy en día quieren entregarle el BID y cuidado también ahora van por la OEA, porque por primera vez en la historia hay un secretario general de la OEA que ve a la democracia como un tema no ideológico.
— Eso le iba a comentar, lo iba a hacer un poco más adelante, pero aprovechando que lo menciona… Almagro ha mantenido posturas firmes en la región. Ha sido bastante firme en la defensa de las libertades y hace poco AP sacó esta información que parece muy similar a lo que le hicieron a usted. ¿Ve la similitud?
— La suerte que tiene Almagro en este sentido, es que era un inspector general interno con reglas, se le ha notificado de las reglas, se ha identificado lo que debería de hacer para cooperar y él ahora puede defenderse ante la institución. A mí se me negó todo eso. Básicamente nunca se me informó de nada, ni de quién estaba investigando, se me notificó a los tres meses cuando yo tuve que ir a contratar abogados para que intervinieran, entonces fue que se le informó. Que la firma que fue contratada por un comité en el banco fue esta firma, que curiosamente es la misma firma de dónde había venido el consejero legal del Departamento del Tesoro dos meses antes. Yo he trabajado en dos administraciones, departamentos y Tesoro, nunca había visto un conflicto de interés en el cual el bufete de donde venga el consejero legal, que a dos meses sus pupilos en ese bufete sean los que lleven la investigación.
Pero aunque sea, Almagro ha enfrentado un proceso interno maduro, un debido proceso y con reglas. A mi se me negó todo eso. Sin embargo, la motivación es la misma. Luis Almagro ha sido el primer secretario general de la OEA que ha defendido la democracia ante no solamente dictaduras de derechas, sino ante dictaduras de izquierdas que son las que existen hoy en la región. Ha sido la voz honesta hacia lo que ha sido la democracia, ha sido una persona que ha venido de izquierdas, pero que ha sabido ser no ideológico en los temas de la democracia y obviamente eso los socialistas de la región no se lo quieren perdonar.
— Mauricio, con tu salida del BID, no solamente ganaron los malos del continente, sino que ganó China y eso es clarísimo. Explícanos un poco esto, es decir, el tema de cómo China se beneficia con tu salida y qué tan conveniente ha sido esta administración para el régimen chino.
— Creo que el mejor ejemplo es que el primer país que votó para sacarme cuando salió la resolución fue China. Fue el primer país que votó, pero recordemos lo que ha significado. China vio al BID cuando era la institución financiera internacional que peor estaba manejada en el mundo hace veinte años. Y por eso estaba en pérdidas en casi mil millones de dólares, porque era la única institución financiera internacional que estuvo expuesta a la crisis de los préstamos de vivienda secundarios en el 2008-2009, que fue lo que impulsó la crisis financiera internacional. Estaba en rojo.
En ese entonces el presidente del BID acudió a Estados Unidos y pidió una capitalización del banco, pero Estados Unidos estaba con sus propios problemas, por lo cual China vio una oportunidad. El presidente del BID de entonces fue a la China y ahí básicamente China entró al banco. Había .004% de acciones que sobraban, que no había pagado un país de la ex Yugoslavia, y le dieron esos poquitos porcentajes a China, que hubiesen valido entre 6 y 10 millones de dólares. Esa fue una cuota de admisión. Pero, al fin y al cabo fue un soborno institucional.
China es el único miembro del banco que ha tenido que pagar una cuota de admisión o, digámoslo como lo que es: un soborno. Luego, China abre tres fondos de inversión con el banco. Y no es una exageración decir —y es francamente una vergüenza— que todos estos proyectos de infraestructura que hemos visto en toda la región, con China; casi todos de ellos —91 de esos proyectos- fueron cofinanciados por el BID, de lo cual los Estados Unidos tienen el 30%.
Podemos decir sin exageración que esos 91 proyectos de China fueron financiados por Estados Unidos y nadie dijo nada.
China se convirtió en el país no regional accionista más grande. Tenía tres fondos independientes, pero que trabajaban con el BID. China se convirtió en el mayor recipiente de los contratos que daba el BID para sus proyectos en la región. Recibía 10 veces la cantidad que las empresas de Estados Unidos, que es el mayor accionista. Y, al yo entrar, cambié todo. Cerré esos fondos, traje a Taiwán como un cofinanciador de proyectos en la región. Desde el primer día empecé a recibir amenazas del gobierno chino. Tengo por escrito al gobierno chino diciendo que va a tomar repercusiones. Hice todo eso sin el apoyo del gobierno de Estados Unidos. Lo contrario: el gobierno de Biden en contra, porque sacarme fue una promesa de sacarme. Tenía a los países socialistas, a China y a mi propio país en contra. Yo, solo.
¿Por qué tuvieron que manchar mi reputación? Simplemente porque no pudieron tachar los logros de un año en el BID. Nosotros en el 2021 hicimos 23.4 mil millones de dólares en financiamiento a la región. Anteriormente lo máximo era diecisiete o dieciocho mil millones. ¿Y cómo lo hice? Sin capitalización.
Lo hicimos cerrando todos esos hilos y la falta de productividad de ineficiencias en el banco, optimizando nuestra cartera, haciendo recortes históricos y movilizando más cofinanciamiento del sector privado y sin dinero chino.
— Mauricio mencionaste Venezuela y ha sido clave en tu carrera, sobre todo en los últimos años y cuando sales del BID, Diosdado Cabello lo celebró. No sé si viste el video en su programa, ¿qué significa eso para ti? Considerando, que en un momento se decía que tú ibas a ser la persona que iba a sacar a Diosdado Cabello de ahí y ahí está Diosdado Cabello aún. Y celebrando tu salida.
— Obviamente, me siento muy orgulloso de todo el trabajo que hicimos en la administración anterior con los esfuerzos a favor de la democracia en Venezuela. Y al fin y al cabo, creo que hoy en día no se nos da y no se le da al presidente Trump el suficiente crédito que se merece. En el sentido de que el Socialismo del Siglo XXI de hoy es diferente al de hace 10 años.
Francamente la burocracia en el Departamento de Estado, del Tesoro, etcétera, no quería y todo el mundo pensaba que era imposible, pero algo por lo cual peleé mucho y también el embajador Bolton, fue la sanción de Pdvsa. La sanción de Pdvsa yo diría que ha sido el hecho y el acto más transformacional en pelear contra el socialismo y las dictaduras del Siglo XXI que ha habido en los últimos 10 o 20 años.
¿Y por qué? Hoy en día estos gobiernos de izquierda, sea Petro en Colombia, Fernández en Argentina, sea Boric en Chile, sea quien sea, tienen la posibilidad de competir en una cancha justa; lo cual hace 10 años, como bien recuerdas, era imposible. Yo siempre he dicho: Guillermo Lasso no hubiese ganado una elección limpia y democrática en el Ecuador si hubiese existido Pdvsa y la billetera de Venezuela, de Maduro. Por lo cual hoy en día la nueva izquierda, este Socialismo del Siglo XXI, tiene que competir y tiene que buscar financiamiento donde todo el mundo tiene que hacerlo, en los mercados —los cuales les va a costar, porque sus políticas son muy malas.
Me parece irónico que una de las grandes estrategias que tenga hoy en la administración Biden es ver cómo debilita esas acciones de la administración anterior. El gran beneficiario, seamos honesto, va a ser el régimen de Nicolás Maduro. Mi sueño hubiese sido, como presidente del BID, poder apoyar a la reconstrucción de Venezuela y ojalá también a la construcción de Cuba. Para mí hubiese sido un sueño. No lo puedo hacer en el BID, pero marca mis palabras: sea en el sector privado o sea en otra vida política, lo haré.
— Trump sin duda alguna ha sido el presidente americano de este siglo que más ha hecho por la libertad de Venezuela y dentro de esa estrategia apareces tú como un una figura clave; sin embargo, cuatro años después, Trump no está en la Casa Blanca, Maduro sigue en Miraflores… ¿Fracasaron?
— Yo no diría que fracasamos. Te voy a decir por qué: porque al fin y al cabo uno cuando hace algo con convicción y algo que es lo correcto, no fracasa. No había opción. La opción era o reconocer a Maduro y el fraude electoral de Maduro y convivir con un régimen narcotraficante —y negociar con lo que ahora son personas que están buscadas por la justicia norteamericana por narcotráfico y crimen organizado. La opción era: o negociar con un cartel o tener una postura a favor de la democracia, defender la democracia en Venezuela, los derechos humanos y pelear. Convivir y negociar con narcocriminales o aliarnos con fuerzas democráticas. Es que no hay ni ganar ni perder, ni fracaso ni triunfo. Es el bien contra el mal. No me arrepiento de haber hecho lo correcto, aunque sí hubo errores.
— ¿Cómo cuáles?
— Cerrar la embajada. Eso fue una discusión entre el Departamento de Estado y la Casa Blanca. Nosotros en la Casa Blanca, el embajador Bolton y yo, estábamos en contra de que cerraran la embajada. En ese entonces el secretario de Estado y el encargado de negocios estaban a favor de que cerraran la embajada, que implicó básicamente eliminar la presencia de Estados Unidos en Venezuela. Haber tenido la embajada hubiese sido un factor muy importante en apoyo a la fuerza democráticas en ese país.
El otro error, que también me siento orgulloso de que admitimos y queríamos, hacer era que la sanción de Pdvsa tenía que ser holística y completa desde el primer día. Sancionar sin excepciones para que el golpe sea decisivo. Desafortunadamente por la presión del lobby de Shannon en particular, se sancionó a Pdvsa pero con media docena de excepciones que después nos tardamos un año cerrando.
Yo estoy convencido de que con el momento, con el entusiasmo, con la esperanza que existía en Venezuela en ese entonces, con un golpe a Pdvsa—pero devastador— y con la presencia de los Estados Unidos todavía en el país, el resultado hubiese sido diferente. Desafortunadamente esos errores ya están en la historia, pero no me arrepiento de ese esfuerzo.
Nosotros lideramos un esfuerzo de reconocimiento del gobierno de la Asamblea Nacional en Venezuela y nos siguieron más de 80 países. Fue la coalición a favor de la democracia que creamos más grande después de la Segunda Guerra Mundial. Eso es algo de lo que nos sentimos orgullosos y francamente eso debió continuar. Lo que estamos viendo hoy es una administración que está viendo cómo convivir con un régimen que ya le tomó la presión. Estamos viendo un régimen que ya ha tomado este año un sinnúmero de rehenes nuevos. Saben que van a ir a negociar con ellos, sin condiciones y al fin y al cabo Maduro simplemente los está esperando.
Hoy en día, desafortunadamente, yo diría que el gran contraste es el siguiente: nosotros, en noviembre en el 2020, cuando yo salí de la Casa Blanca, dejamos al régimen de Venezuela más debilitado que nunca. Hoy en día, dos años después, la administración Biden ha permitido que Maduro vuelva a ser reforzado a niveles que no había estado desde antes de la administración Trump.
— Mauricio, hay quienes dicen que uno de los errores que cometió la administración Trump frente a Venezuela fue precisamente apoyar al Gobierno interino. Hoy lo vemos, un par de años después, y eso se disolvió. Se acabó. ¿Qué tanto defenderías la forma en la que ustedes apoyaron el gobierno interino y la forma en la que el gobierno interino actuó?
— Son cosas diferentes. La decisión de reconocer a Juan Guaidó como presidente interino en enero de 2019, basados en la Constitución de Venezuela, fue la decisión correcta. Fue la decisión apoyada por casi 80 países después y fue la decisión que cualquier gobierno que defiende la democracia, debía haber tomado y me siento muy orgulloso que nosotros lideramos ese esfuerzo a favor de la democracia.
Hay que recordar lo que era de enero hasta abril del 2019 la enorme popularidad, la coalición que creó Juan Guaidó entre la oposición y las fuerzas democráticas en Venezuela que no lo había hecho ningún líder de oposición anteriormente. Y nosotros hicimos todo lo que pudimos, a pesar de que dentro de la propia burocracia del gobierno de Estados Unidos habían personas y fuerzas que no querían que hiciéramos más. Francamente ojalá hubiéramos hecho más.
La decisión fue la correcta y al fin y al cabo creo que fue una de las decisiones más responsables y con más convicción democrática que ha tomado este país en los últimos 20 años, diría yo. En este sentido soy justo, no soy partidista. Al lado de la defensa de Ucrania, el reconocimiento del gobierno interino de Juan Guaidó. Ambas han sido las dos decisiones más importantes a favor de la democracia en los últimos 10 años.
Ahora, que la oposición en Venezuela sea su propio peor enemigo, pasa.
No es culpa de Juan Guaidó. Hay decisiones que yo, francamente creo que Juan Guaidó, a lo mejor no debía haber tomado etcétera, pero yo lo que llegué a apreciar fue la dificultad de la posición que tenía Juan Guaidó para poder mantener esa coalición alrededor de él. Muy difícil. Eran actores con, no solamente pensamientos diferentes, sino estrategias diferentes, Ellos mismos se traicionaban, lo hemos visto. Juan Guaidó hizo lo humanamente posible para mantener esa unión. Y francamente creo que si no hubiese sido por la presión de los Estados Unidos, a lo mejor Juan Guaidó ni estaría vivo.
Francamente Juan Guaidó no está en la cárcel, está vivo y es un líder democrático, gracias a la presión que comenzamos nosotros en la administración Trump y creo que no habría nada que pudiera hacer la administración Biden más peligroso para el bienestar de Juan Guaidó y para mantener una esperanza de una transición democrática que aliviar incondicionalmente esa presión que habíamos creado.
— Hubo varios factores que pudieron haber determinado el fracaso del gobierno interino. Uno fue, por supuesto, el evento de Abril, con los acuerdos que hubo y el levantamiento militar. Lo otro fueron los casos de corrupción, de mal manejo de recursos y de desvío, por parte de funcionarios del Gobierno interino —y es inminente que estalle Monómeros. ¿Ustedes estaban al tanto de todo esto? ¿Qué piensas? ¿Cómo se manejó y se vio esto?
— A ver, yo no puedo hablar sobre eso. Bueno, puedo hablar, pero no puedo decirlo todo. Algo me tengo que ahorrar para ponerlo en mi libro.
Vamos a empezar con un punto importante. En abril, el movimiento que hubo, el acuerdo que hubo entre todas esas fuerzas incluyendo no solamente obviamente a Juan Guaidó, pero el ministro de Defensa, el presidente de la Corte Suprema, el jefe de la guardia personal Hernández Dala; todos esos personajes estaban de acuerdo con un cambio de gobierno en Venezuela. Es un hecho.
Que la ejecución de ese posible acuerdo se llevó a cabo mal y entonces se perdió confianza entre esos actores también es verdad. Yo creo que el hecho de que ese episodio, en vez de de convertirse en lo que podría haber sido un ejercicio responsable y serio entre actores para promover una institucionalidad y un proceso democrático, se convirtió en una operación de liberación a Leopoldo López, fue lo que lo hizo fracasar. Me parece fantástico que Leopoldo haya logrado su libertad. Yo hubiese hecho lo posible e hice lo posible para ayudarlo y apoyarlo; pero la verdad es que el 30 de abril fue interpretado como un ejercicio de liberación de Leopoldo López, en vez de un ejercicio de transformación institucional y democrático. Eso fue lo que provocó el fracaso y provocó una purga y el reforzamiento de la alianza de Maduro.
Me preguntaste por Diosdado Cabello. También hay una realidad: Diosdado Cabello y otros personajes se sintieron heridos de que no fueron parte de ese proceso, hubo resentimiento. Así que como pasa a veces demasiado en la política en Venezuela: hasta entre los malos estaban discutiendo y traicionándose entre sí y entre los buenos estaban discutiendo en sí. Fue una situación difícil y desafortunada.
Sobre los hechos de corrupción, Monómeros, Cúcuta, etcétera: yo personalmente nunca vi alguna evidencia ni tuve alguna impresión de que hubiera corrupción, mala intención o mal manejo por parte del presidente Juan Guaidó y quienes formaban su círculo más cercano, como Carlos Vecchio. ¿Qué habían personajes en la oposición que tenían otras intenciones? Obviamente. La historia lo dirá y lo hemos visto; pero para mi Guaidó fue una persona honesta.
— ¿Alguna vez miraron, por ejemplo hacia María Corina Machado o hacia otras voces que también era representativas de la oposición en Venezuela?
-María Corina Machado es una heroína y es una una voz intachable, transparente e inspiradora para la democracia. Pero los movimientos necesitan apoyo. Los tiempos se hacen con las personas y las personas se hacen con los tiempos. Juan Guaidó fue la persona de ese tiempo. En enero del 2019 Juan Guaidó era la persona, no solamente que estaba en la posición, pero que tuvo la valentía —ojo, no hay persona más valiente que conozca que María Corina Machado-. Pero Guaidó era la persona en esa posición y en ese momento de la historia adecuada y que tenía el apoyo y la confianza de toda la oposición para liderar un movimiento que tuviera la oportunidad de ser efectivo. Y lo hizo.
Francamente podía haber tenido otros resultados a corto plazo. A largo plazo no sé, pero hoy en día soy más escéptico porque veo al régimen de Maduro reforzado y en sí por parte gracias a esta administración aquí en los Estados Unidos. Así que en los momentos históricos es muy difícil saber qué hubiera ocurrido si, en vez de Juan Guaidó, hubiera sido María Corina Machado. Eso es especulación.
La vida es basada en las oportunidades como se presentan, no cómo se idealizan. Al fin y al cabo Juan Guaidó tenía ese apoyo en ese momento. Se ganó la confianza de la oposición, se ganó la confianza en los Estados Unidos. Y fue un ejercicio importante a favor de la institucionalidad, de la democracia para el mundo entero en ese momento. Esperanzador para el mundo entero y yo creo que eso ni le agrega ni le quita a María Corina Machado. María Corina apoyó a Juan Guaidó en ese momento. Ella también lo entendió de esa manera. Fue una persona sumamente generosa con Juan Guaidó particularmente en ese momento.
— Mauricio, para terminar: volviendo a Estados Unidos. El backlash que va a haber por por las políticas del Partido Demócrata va a ser tremendo. Lo empezamos a ver en noviembre y probablemente lo veamos en el 2024. Por ahora parece que será Trump. No sabemos qué va a pasar, pero probablemente vuelva el Partido Republicano a la Casa Blanca. Tú claramente te has propuesto rescatar a estos pueblos que son sometidos en la región (Cuba, Venezuela, Nicaragua…). ¿Encontrarás una oportunidad en otra administración republicana para seguir esto? ¿Lo vas a seguir haciendo desde otra trinchera? ¿Qué se puede esperar de ti en ese sentido?
— Sí, yo creo que nosotros creamos algunas iniciativas muy interesantes en la administración Trump y también intenté crear una iniciativa desde el sector privado muy interesante, en el BID. Es algo que ahora voy a llevar al sector privado y ya estoy teniendo discusiones muy interesantes para la próxima aventura a corto plazo. Obviamente vendrán elecciones. Yo creo que no hay persona que me conozca que piense que este es el último capítulo de mi libro, todavía no lo he escrito en mi libro porque estoy seguro que todavía quedan muchos capítulos en mi libro y a lo mejor vienen todavía los capítulos más interesantes. Yo tengo 47 años, me siento a veces como si tuviera 74 porque tengo la dicha de haber vivido muchas oportunidades interesantes en mi carrera. Sin embargo, francamente, solamente estoy empezando. Así que lo mejor está todavía por venir. Todos aquellos, sean los regímenes en Venezuela, Cuba, Nicaragua o sean los gobiernos socialistas; o sean la China o los mismos de la administración Biden que hubiesen querido que desapareciera, les tengo malas noticias: no voy a desaparecer. Al contrario, salgo más reforzado, con más convicción, más optimismo y con más energía de esta última experiencia.