El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se juramentó como presidente encargado de Venezuela, cumpliendo con los artículos 233 y 333 de la Constitución por lo que el acto del 23 de enero no fue una autoproclamación, afirmaron el abogado constitucionalista, José Vicente Haro; el politólogo Fernando Spiritto y el director de Provea, Rafael Uzcátegui.
Haro explicó que, a diferencia de la situación que se presentó con Pedro Carmona Estanga en 2002, el acto del miércoles en el cual se instaló formalmente la junta directiva del Parlamento, en Chacao, fue “jurídico, constitucional, institucional, que cubrió extremos legales, y políticamente relevante”, porque Guaidó tiene la legitimidad que le otorga el artículo 233 de la carta magna para ejercer la Presidencia de la República como presidente encargado.
Uzcátegui recordó que el presidente del Parlamento asumió la Presidencia provisional en el cabildo abierto “más grande” que se haya llevado a cabo en Caracas, razón por la cual su juramento está provisto del carácter vinculante que le otorga el apartado 70 constitucional.
Guaidó, como presidente interino, tiene el compromiso de conducir una transición democrática que derive en unas elecciones auténticas, libres, universales e independientes, en las que los ciudadanos elijan a alguien que continúe con el período presidencial 2019-2025, señaló el constitucionalista.
“El 23 de enero fue el punto de partida para la construcción de una transición constitucional, institucional y políticamente legítima que nos lleve de la dictadura a la democracia. Ese puente se fundamenta en la Constitución y en la legalidad de la AN legítimamente elegida, que tiene un apoyo político importante en la ciudadanía y respaldo en la comunidad internacional”, expresó.
60 movilizaciones de oposición se realizaron el miércoles en todo el ámbito nacional –incluso la multitudinaria concentración en la capital–, razón por la cual el director de Provea considera que en el país no existen polarizaciones, sino “una mayoría que exige cambio y con un extendido sentimiento de rechazo a la gestión de Maduro”.
El analista político Jesús Seguías mencionó que ese día se pudo observar “a un país entero expresándose con indignación”, puesto que el rechazo al gobierno hizo posible que chavistas y opositores salieran agarrados de la mano a decir “basta ya”. “El poder de convocatoria tan gigantesco, por sí solo, fue la mayor victoria del 23 de enero”, dijo.
Para Spiritto el acto del Legislativo representa “un golpe muy duro para el gobierno chavista”, pues quedó debilitado en lo económico y en su capacidad para manejar la crisis. “Nunca en la historia ha habido un gobierno tan aislado internacionalmente como el de Maduro”, añadió.
Escenarios. Haro, Uzcátegui y Spiritto aseguraron que el mayor riesgo es que Nicolás Maduro continúe con la usurpación y cuente con el respaldo de la Fuerza Armada Nacional que conlleve a una confrontación entre venezolanos, mayor represión y persecución de la dirigencia y de Guaidó.
“Es importante la actuación de los ciudadanos, el respaldo internacional, de la AN y la dirigencia política para tejer la transición que permita desplazar el poder, que en este momento se ejerce de facto, hacia Guaidó, para que lo ejerza legítimamente y convoque a un proceso electoral”, agregó Haro.
Seguías aseguró que “el juego queda en manos de los militares venezolanos y de los extranjeros”, dado que la decisión de Estados Unidos, de no abandonar el territorio nacional como le exigió Maduro, pone al gobierno en una difícil decisión.
José Ignacio Hernández,
profesor de Derecho Constitucional
“Sin sentido constitucional es afirmar que Guaidó ha dado un golpe de Estado. Maduro usurpa la Presidencia, controla políticamente al TSJ, persigue a los diputados y reprime protestas en violación a derechos humanos. Quien está dando el golpe de Estado es Maduro”.
Félix Seijas,
director de Delphos
El objetivo opositor es mostrar que la energía siempre ha estado ahí. Demostrar la combinación poderosa de madurez, temple y mesura, que ha hecho lucir sólidos estas semanas tanto a ciudadanos como a líderes, y ha permitido rescatar confianza y capacidad movilizadora”.