Julio Borges, vicepresidente de estrategia, comunicación y relaciones internacionales de Primero Justicia, mencionó en una entrevista con Politiks, que las primarias se presentan como el momento que se necesitaba para el encuentro entre los venezolanos, y las calificó como «la bandera del 2023».
Asimismo, al ser cuestionado sobre la acusación que le hizo Leopoldo López, mencionó que cada actor político debe asumir su responsabilidad, pues, a su juicio, todo lo construido por la oposición se derrumbó. Destacó que su partido se encuentra gestionando la forma de elegir a su abanderado para las primarias.
El opositor recientemente publicó su libro “La Patria Que Viene”, donde relata la necesidad de la unidad en el país y su participación como presidente de la Asamblea Nacional. A continuación compartimos la entrevista realizada a Borges por Politiks:
Parte I – La Coyuntura
P. Leopoldo López te acusó de traidor. Dijo que usaste la estructura y recursos del gobierno encargado para desestabilizar al propio gobierno encargado. ¿Conspiraste desde adentro para desplazar al hoy expresidente Guaidó?
R. Mira, yo creo que esa es una discusión irreal y falsa. Creo que hacer estos planteamientos tras cuatro años de gobierno interino están fuera de lugar. El país rechazó con muchísima fuerza esta cantidad de disparos que ha hecho esta persona, no solo contra mí, sino contra todo el mundo y contra todos los partidos políticos.
Creo que de alguna manera, puedo probar que todos nos entregamos con alma, vida y corazón para que esto saliera bien. Lamentablemente, decisiones unilaterales, decisiones desarraigadas de lo que significa trabajar en unidad, fueron llevando a que no tuviéramos éxitos, sino fracasos.
En el caso de lo que me correspondió a mi liderar, que fue la parte internacional, eso fue algo que construí antes del gobierno interino. Cuando yo me negué a firmar en República Dominicana, se le hizo el daño más grande a Maduro, que fue abrir las puertas al desconocimiento internacional.
Como presidente de la Asamblea Nacional fui construyendo relaciones en América Latina, Europa y Estados Unidos, relaciones que se pusieron al servicio de la unidad en el año 2019.
Trabajamos con mucha fuerza. Cuando yo encabezaba [la Comisión] de Relaciones Exteriores, hacíamos tres reuniones semanales con todo el equipo, de todas partes del mundo. Hicimos más de 150 reuniones. Se le daba a la gente una agenda precisa de qué hacer y qué decir, con investigaciones, y después de que yo me fui más nadie se ocupó de ese equipo ni se volvieron a reunir.
Creo que de alguna manera todos pusimos la mejor voluntad y la mejor disposición para que todo esto pudiera tener un fin y un desenlace. Creo que eso es absolutamente público y evidente.
P. Leopoldo López dijo que el 30 de abril de 2019 no tuvo éxito porque fallaste en hacer tu parte que era coordinar la sentencia con Maikel Moreno. En un reportaje de Armando Info, se señala que usted recibió en Bogotá a un emisario de Maikel Moreno. Sin embargo, en tu libro mencionas que no tuviste nada que ver con el 30 de abril. Siendo tu palabra contra la de López, ¿Cuál de las dos versiones es cierta? ¿En qué parte de la historia debe creer el país?
R. Dos cosas muy claras. Primero que resulta absurdo que después de cuatro años se quiera cambiar lo que el país entero vio por redes y por TV. En segundo lugar, no es mi versión.
Si ves la versión que salió ahorita de Mauricio Claver, asesor de seguridad nacional de Trump, de Mike Pompeo, exsecretario de Estado, y le sumas a eso el reportaje del El País, Armando Info, El Washington Post, The Wall Street Journal… todas las versiones coinciden con lo que se ha planteado públicamente, y todas han sido alineadas y contrarias a lo que ha dicho esta persona.
No es mi palabra contra la de él. Es la palabra de los periódicos más prestigiosos de Venezuela y del mundo. De los funcionarios de más alta categoría en el gobierno de Estados Unidos, contra una versión que sale tras cuatro años que no tiene ni pies ni cabeza.
Creo que cada quien debe asumir su responsabilidad y estar claros que a partir de esa fecha toda la fuerza que se construyó durante años, lamentablemente se desinfló y se vino en picada. Yo sé que eso debe ser muy difícil de aceptar, pero es una realidad. Lo que hay es que aprender esas lecciones que han sido tan costosas para el país.
P. ¿Primero Justicia estaría dispuesto a apoyar a un candidato de consenso para enfrentar a Maduro en 2024?
R. La necesidad de ir a un proceso de primarias es ineludible. ¿Por qué? Porque el país siente, y con razón, que en este momento la unidad está resquebrajada.
Creo que la única manera de pegar, no solamente a la unidad, sino al país entero y a la sociedad civil, es a través de un proceso de primarias. No hay manera de hacerlo de manera distinta. No hay consenso que pueda sustituir unas primarias, y por eso creo que la gran bandera de 2023 son las primarias.
Es una gran oportunidad para poner sobre la mesa propuestas en temas de derechos humanos, en temas salariales, en tema de reforma del Estado y en temas de democratización del país, y sobre todo, para construir una fuerza que pueda tener legitimidad internacional y dentro de Venezuela.
No hay manera de construir un liderazgo que derrote al dictador en 2024 que no pase por un proceso de primarias donde participen los venezolanos dentro y fuera de Venezuela.
P. Hablando de la primaria, ¿cómo escogerá su candidato Primero Justicia? ¿Encuestas, consenso o elección de base?
R. Acabamos de terminar un reglamento en Primero Justicia que comienza dentro de poco a ponerse en marcha. Ese reglamento prevé distintas opciones, desde lograr un consenso interno hasta ir a un proceso de medición por encuestas, o un proceso de votación interna.
Tenemos tres precandidatos, podría haber más. Me siento orgulloso de que Primero Justicia sin lugar a dudas es el partido político que tiene más liderazgos: hombres, mujeres, viejos, jóvenes. Por eso existe la necesidad de ir decantando por una sola candidatura. Ese reglamento debe llevar a que tengamos en las próximas semanas o meses un abanderado que se inscriba a las primarias.
Parte II – Libro “La Patria Que Viene”
P. En su libro habla de la unidad como un valor superior de la lucha. Pero con la eliminación del gobierno encargado, se profundizó la división en la oposición. ¿Cómo reconstruir la unidad en el corto plazo, lo cual permita afrontar con éxito las primarias y todo el camino hasta 2024?
R. Quizás la gente no sabe que en distintas reuniones que se celebraron fuera de Venezuela, tanto en Bogotá como en Panamá, la decisión de todos los partidos políticos, incluyendo a Voluntad Popular, era la de eliminar, sustituir y cerrar el ciclo del gobierno interino.
Lo que ha debido ser un proceso tranquilo, sensato, creativo, de fortalecimiento, se convirtió en un escándalo, simplemente porque la figura del gobierno interino se convirtió en lo que no queríamos: en un fin en sí mismo, no en un medio para la libertad ni para lograr el cambio político.
[El fin del gobierno interino] tocó muchos intereses. Creo que toca seguir adelante y poner la mirada en reconstruir la unidad del país. Por supuesto, eso pasa por reconstruir la unidad en la oposición, por eso el tema de las primarias es tan importante.
Hay que construir en base a esa unidad fuerte que hay que relanzar, con propuestas concretas. Tenemos que relanzar temas que para la gente sean verdaderamente valiosos. Tenemos que energizar el país para que crea que es posible derrotar a la dictadura el año que viene. Luchar por las condiciones electorales. De lograr al mismo tiempo tener un mensaje inclusivo, que todo aquel que haya estado en el chavismo sienta que podemos volver a construir una solo Venezuela.
Son muchos retos los que están planteados para tan pocos meses, pero no hay otra fórmula que volver a armar el rompecabezas. Ese rompecabezas se arma con primarias, con propuestas, con un liderazgo que pueda tener legitimidad interna y que sea renovador.
Ese rompecabezas se arma con un plan concreto que pueda ganar la confianza de los aliados internacionales, que hoy por hoy, siguen muy preocupados con Venezuela, pero sienten que no tenemos un plan, que estamos todo el día discutiendo o acusándonos unos con otros.
Estamos en un momento muy definitorio y tenemos que relanzar a la alternativa democrática. Creo que la mayoría de los partidos están claros en esto. No hay otra fórmula que no sea recorrer estos pasos que te estoy mencionando.
P. En un pasaje del libro, menciona que las dictaduras no son infalibles y cometen errores. Pone como ejemplo las sentencias del TSJ en marzo de 2017. ¿Qué errores ha cometido el chavismo desde que se instaló el gobierno encargado?
R. Creo que ellos se propusieron a partir de 2019, resistir. Ellos se abrazaron todos, por más que tengan diferencias internas que todos conocemos, pero todos pusieron por encima de cualquier división, la necesidad de sobrevivir.
Eso para nosotros es fundamental hacerlo. Lo hemos hecho en el pasado, pero tenemos que volver a hacerlo, que es unirnos por encima de cualquier diferencia. De alguna manera, lo que le sirvió al madurismo, y con esto contesto a la pregunta, para sobrevivir, es muy probable que ocasione su fin.
Un madurismo que tuvo que entregar poder, que tuvo que entregar soberanía, tuvo que entregar negocios, a chinos, a rusos, a iraníes, a cubanos, al crimen organizado, al narcotráfico… y todo eso que [Maduro] ha tenido que vender, alquilar y regalar, para mantenerse en el poder, es algo que sin duda le va a costar muy caro.
Eso que le permitió sobrevivir estos cuatro años, estoy seguro que van a ser determinantes en la salida de Maduro del poder. Ha llevado a Venezuela a un nivel tal de entreguismo, de ausencia de soberanía, de intervención, que llevan a que Venezuela sea un país ocupado internacionalmente, un país en el que la mezcla entre crimen organizado y el Estado es total.
Esto en un futuro va a traer la fractura. Lo que le sirvió para sobrevivir, se le va a devolver para que sea fundamental en salida.
P. En esta lucha también existen los errores forzados por el adversario. La dictadura claramente juega a esto al cooptar e infiltrar a la oposición. Le pregunto, ¿Qué iniciativa ha tomado la oposición en los últimos tiempos para forzar estos errores del chavismo?
R. Lo más importante en este tipo de luchas, y esto lo demuestra la historia, con las luchas contra dictaduras en Europa Oriental o América Latina, es que se necesitan algunos ingredientes de manera obligatoria. Uno de ellos es la unidad. El otro ingrediente es el liderazgo moral. El otro es la capacidad de fracturar al otro. Fracturarlo en su estructura más de núcleo.
Eso hay que entenderlo. El problema venezolano es muy complicado. Está muy enmarañado. Está lleno de mil aristas y mil intereses, pero todo se reduce a tener una estrategia clara en esos puntos. Tener unidad, una unidad inclusiva. Tener un liderazgo que se mueve por ideales, que se mueve por mística, que no está con la mirada puesta en los negocios, sino que está dispuesto a todo lo que haya que hacer.
El tercero es que exista la capacidad de fracturar al adversario. En ese sentido, nosotros tenemos que rediseñar nuestro plan en base a esos puntos y ser capaces de capitalizar ese descontento tan claro que existe. Nadie en Venezuela apoya a Maduro. Nadie en Venezuela cree en Maduro.
Todos se mueven por miedo o por intereses, y ahí se abre un espacio enorme, tanto civil como militar, para que podamos capitalizar la confianza de quienes en el fondo no creen y no quieren que Maduro siga en el poder.
P. Dice que el libro es “la anatomía de una oportunidad fallida”. A su vez, insiste en que el gobierno encargado fracasó por la unilateralidad con que se tomaron las decisiones, pero en un pasaje excusas a Juan Guaidó. ¿Crees que Leopoldo López fue el principal responsable del fracaso del gobierno encargado?
R. Creo que todo el mundo sabe que Juan Guaidó, de alguna manera, nunca llegó a ser el que tenía el volante en las manos y el que podía ayudar a que se llevara un proceso en equipo. Una de las lecciones importantes que yo pongo en el libro es que todo lo que se ha construido en unidad ha sido un triunfo.
Por ejemplo: el desconocimiento internacional a Maduro, el triunfo en la Asamblea. Cuando se deja de trabajar en equipo y se comienza a trabajar unilateralmente, y se comienza a poner la agenda del yo por encima de la agenda del nosotros, inmediatamente te confundes y te pierdes en el camino.
En ese sentido, era, como dicen los abogados, un hecho notorio, que Juan Guaidó, en lugar de llevar el volante, estuvo de alguna manera tutelado todo el tiempo, eso no fue bueno para él y no permitió construir un equipo unitario, sino que se diera siempre medidas unilaterales, como fue el mismo tema de la negociación en Barbados, una cosa que nadie decidió, y así con una gran cantidad de temas…
Yo creo que Venezuela, más que necesitar un líder, un Mesías, lo que necesita es un liderazgo, un equipo ganador, un equipo que sabe trabajar junto, un equipo que sabe que la suerte tuya depende de la suerte de los demás.
Eso para mi es fundamental. Eso es parte de lo que la Unidad le puede brindar al país, y eso es lo que el país le reclama a los diferentes líderes de Venezuela.
P. Afirmaste que en la negociación en Dominicana hubo ofertas “económicas enormes para tratar de comprar a la delegación” y que “se puso mucho dinero sobre la mesa”. ¿Cuánto dinero les ofreció el chavismo?
R. Fijate. El proceso de República Dominicana es un proceso que habrá que estudiar detenidamente, porque es un antes y un después contra Maduro. El no firmar en Dominicana. El no caer en los chantajes. El no caer en el miedo y en las ofertas, permitió que nos pudiéramos trancar y decir: “no vamos a firmar eso”.
Al decir eso, las elecciones presidenciales de Maduro se descalabraron, porque el mundo no las reconoció. Entonces, lo que reivindico, contra lo que se suele decir en todas partes, de que la oposición es vendida, si hubiera sido vendida, hubiera firmado en Dominicana. Si hubiera sido vendida, hubiera recibido el dinero que le hubiera dado la gana en Dominicana.
Fuimos capaces de hacerle el daño más grande, más duro y que todavía están pagando porque nadie los reconoce. Esto es algo que reivindico, que fue el inicio de toda esta historia, que permitió desconocer a Maduro, reconocer a la Asamblea Nacional y poner la presión de que si Maduro no vuelve a hacer elecciones limpias y democráticas en Venezuela, el mundo no los volverá a reconocer. Por eso Dominicana fue un antes y un después.
P. En el libro, afirmas que le temes “más al bodegón que a la cárcel”. Luego de un año y medio de relativa estabilidad, vuelve la hiperinflación, el fantasma de los controles y la represión de los colectivos. ¿Qué chavismo veremos de aquí a 2024? ¿El chavismo pragmático de la Pax Bodegónica o el chavismo más ortodoxo que vuelve a las viejas mañas para satisfacer a su base electoral?
R. Vamos a ver a un madurismo, porque el madurismo y el chavismo no es lo mismo, dispuesto a hacer lo que sea para mantenerse en el poder. Plata o plomo, como decía Pablo Escobar.
Plata es la cultura del bodegón, de la corrupción, es la cultura de contaminarlo todo, de tratar de seguir creando alacranes o cooptar a la oposición venezolana. Y plomo es que el que se niegue, el que tenga liderazgo moral, como hablábamos hace poco, recibirá la persecución, cárcel, exilio, tortura, como está pasando con los maestros, por ejemplo.
En estos meses vas a ver a un madurismo totalmente nervioso, que no va a ser capaz nunca de estabilizar la economía, que lo que ha hecho es robar a manos llenas, diciendo que no tiene dinero, pero cada vez que lo dice ves una camioneta último modelo, o un avión o una casa que parece el Sambil.
Ellos van a acudir por cualquier vía a mantener la paz, o la Pax Bodegónica, como le dice Guillermo Tell, o mantener la paz del silencio de los sepulcros. Ellos se enfrentan a un desafio que si nosotros hacemos las cosas bien y no cometemos errores, las posibilidades de Maduro de cooptar o ganar la elección, son prácticamente nulas.
P. Insistes que uno de los logros de tu presidencia en la AN y del gobierno encargado es quitarle la legitimidad a Maduro. Eliminado el interinato, parece que se levantó el último dique de contención para que la comunidad internacional vuelva a reconocerlo. ¿Cuáles serían las consecuencias de este hecho para la lucha por la democracia?
R. Lo importante es que no haya reconocimiento a Maduro. Una cosa es que haya relaciones consulares, como es el caso de los gobiernos de Europa. Otra es que exista reconocimiento constitucional a Maduro como presidente.
Los únicos que han hecho esto son los gobiernos de izquierda, que es inevitable que lo hicieran. Me refiero a Petro, a López Obrador y a Lula, por ejemplo. Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá reconocen que la Asamblea es el último reducto de estabilidad.
Lo importante es que eso no es un fin en sí mismo. Eso tiene que ser un mecanismo de lucha. Aquí lo que tenemos que crear es un gran movimiento democrático de lucha, no un gobierno paralelo que maneja activos y nómina, porque eso fue lo que envenenó el proceso. Esa fue una de las razones por las que, en mi caso, yo me salí de ese proceso, porque había perdido su razón de ser.
Para ganar de nuevo esa legitimidad que tú mencionas, hay que volver a la gente. Hay que hacer primarias. Hay que volver a la conexión social con el país. Hay que tener un plan para tener derechos electorales y ganar las elecciones.
Eso solo se lograba si se abría el juego, como está abierto ahora, a desarrollar ese proceso de reconducción y de reconexión con el país y con los aliados internacionales. No había otra vía. Habernos quedado en 2019 hubiera sido un enorme error.
P. Hablas de la importancia de involucrar a las FANB en la transición y de tener un mensaje claro hacia ellos, de no “carajearlos” en público. A su vez, agregaste que “cada vez hay menos reservas morales para sanar sin impunidad”. ¿Crees que aún quede reserva moral en las FANB? ¿Es posible un “momento Pinochet” la noche de las elecciones presidenciales en 2024?
R. Sí lo creo. Este es un tema capital en el momento que vivimos: tiene que haber capacidad de generar confianza y de ser inclusivos. Las Fuerzas Armadas no serán solo parte del cambio, sino que van a ser parte de esa patria que viene.
Hay un tema muy importante en este punto y es no generalizar: una cosa es la cúpula militar, profundamente violadora de derechos humanos y llena de toda la porquería de la corrupción del poder. Otra cosa son los jóvenes oficiales que creen en la institución, que creen en la historia del país, que creen en la soberanía nacional.
No los conocemos. Son gente anónima que está allí, que han estado allí en otros momentos de la historia de Venezuela. A ellos, hay que hablarles y mandarles un mensaje. De allí la importancia, por ejemplo, de esta entrevista. Es que ellos sientan que serán parte de ese futuro, todos tenemos que vencer el miedo y la frustración que existe en Venezuela.
En esos espacios de liderazgo joven, hay gente que escogió por vocación la carrera militar, porque quiere un país distinto. A ellos hay que plantearles una aproximación que sea nacional, inclusiva, de dignidad, de ser los verdaderos herederos del ejército del libertador, y no la cúpula militar que tenemos, que es la cúpula de un país intervenido por los iraníes, cubanos y rusos. Y que simplemente aguanta sin ninguna dignidad ese sometimiento.
P. ¿Qué debe hacer la oposición venezolana, concretamente, para evitar el escenario Nicaragua? Es decir, ir a unas elecciones presidenciales sin condiciones, candidatos inhabilitados, partidos perseguidos, donde Maduro asegure su reelección.
R. La pregunta sería, ¿vamos a Nicaragua, o ya estamos en Nicaragua? ¿Hay que evitar Nicaragua, como preguntas tú? ¿O hay que desmantelar Nicaragua?
Yo creo que en muchos aspectos ya estamos en Nicaragua. Cuando ves tantos partidos cooptados, ilegalizados o expropiados, eso es Nicaragua. Cuando ves la cantidad de líderes inhabilitados en Venezuela, eso es Nicaragua. Cuando ves la persecución a las ONG, eso es Nicaragua.
Estamos en muchos aspectos en Nicaragua. Lo que tenemos que hacer es crear la masa crítica que haga contrapeso a eso. Afortunadamente, en Venezuela existen espacios que probablemente no existan ni en Nicaragua ni en Cuba. Espacios de relaciones internacionales. Espacios de la importancia que tiene Venezuela geopolíticamente. Espacios de liderazgo, como hablábamos ahorita, de lo que es la renovación militar. Espacios de comunicación, como tú, como ejemplo.
Debemos poner todo eso en su máximo funcionamiento, no para evitar Nicaragua, sino para evitar que se profundice Nicaragua en muchos aspectos.
P. Dices que las protestas de 2017 lograron poner a Nicolás Maduro contra las cuerdas. Durante el gobierno encargado, ¿Maduro estuvo contra las cuerdas en algún momento?
R. Los primeros meses del año 2019, fueron meses en los que desarrolló la mayor presión posible sobre la dictadura de Maduro. Creo que es como si estuvieras inflando un globo de presión, lo presionas y lo presionas buscando que el globo se rompa.
Creo que, con toda honestidad, en lugar de reventar el globo y crear un desenlace democrático, el globo se desinfló a partir de lo que ocurrió el 30 de abril. Después de allí no hubo más marchas, no hubo más calle. No hubo mayor comunicación. Ese fue un antes y después muy grave.
Sin lugar a dudas, en todo ese tiempo había una presión muy grande y la dictadura estuvo contra las cuerdas un tiempo muy importante.
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