Con bombas lacrimógenas, funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana reprimieron a cientos de personas que marchaban en la mañana por la avenida Páez de El Paraíso con banderas de Venezuela, gorras y camisas blancas, a pesar de que la Conferencia Episcopal pidió expresamente a policías y militares que “protegieran” a los manifestantes que caminarían para denunciar “que Nicolás Maduro usurpa la Presidencia”.
A 30 metros de los cuerpos de seguridad, una señora de 72 años de edad, gritó: “Ya no soportamos a Maduro, no tenemos medicamentos, no tenemos libertad”. Pese a la presencia de la fuerza represiva, los ciudadanos expresaron con fuerza: “No quiero bono, no quiero CLAP, lo que yo quiero es que se vaya Nicolás”.
Algunas personas intentaron animar a la gente para que siguiera por la avenida, pero la mayoría decidió cambiar de rumbo hacia el puente 9 de Diciembre, que tiene una salida hacia la autopista Francisco Fajardo, donde solo pudieron caminar unos pocos metros. Un piquete de la PNB, junto a una tanqueta, llegó y le bloqueó el paso.
Los ciudadanos intentaron dialogar con los funcionarios para pasar a San Martín y lograr incorporarse a la ruta hacia Chacao. Pero fue en vano. La PNB disparó lacrimógenas que los manifestantes les devolvían con la mano desnuda. Hubo más perdigones y llegaron otras tanquetas. “Cóctel molotov”, empezaron a decir los presentes. Algunos armaron las botellas con gasolina y paños y las lanzaron a los vehículos militares. Sonaron las campanas de la iglesia y grupos de religiosos ayudaron a la gente que necesitaba sustancias que anularan los gases. “Es la primera vez que salimos como personal religioso a apoyar a nuestro pueblo”, dijo uno de ellos.
Al final no pudieron dejar El Paraíso. La ballena corrió, momentáneamente, a las personas en el puente. Un grupo de motorizados con franelas de símbolos del oficialismo pretendía amedrentar a los ciudadanos en las adyacencias del elevado. Nadie se retiró del lugar.
Luego del mediodía, denunciaron que guardias nacionales agredieron con perdigones al diputado Simón Calzadilla, quien se encontraba en la avenida Páez de El Paraíso. El parlamentario, herido en una pierna, en el abdomen y en un brazo, acudió a un centro asistencial.
Casi a las 3:00 pm, funcionarios de la PNB reprimieron a manifestantes en Chacaíto con gas lacrimógeno luego de que el diputado Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, asumió las competencias del Ejecutivo Nacional como presidente encargado de Venezuela. A las 2:57 pm reportaron que un joven fue herido de perdigón.
Gustavo Duque, alcalde del municipio Chacao, reportó que a las 5:46 pm persistía en Altamira el conflicto entre funcionarios de la GNB y la PNB y manifestantes, quienes corrieron hacia el norte de la zona.
“Volvimos, las calles son nuestras”. Desde tempranas horas de la mañana, por los cuatro puntos cardinales de la Gran Caracas discurrieron por calles, avenidas y autopistas ríos de venezolanos, que desembocaron en la plaza Juan Pablo II de Chacao. Los ciudadanos, mayoritariamente vestidos de blanco y portando el tricolor, salieron no solamente del este de la ciudad capital, sino también del municipio Libertador, de zonas como San José de Cotiza, San Bernardino, parroquia Candelaria, Nueva Granada, avenida Victoria y la plaza Madariaga de El Paraíso. “Volvimos, las calles son nuestras”, se leía en una pancarta que llevaba una mujer en la avenida Francisco de Miranda.
“¿Quiénes somos? ¡Venezuela! ¿Qué queremos? ¡Libertad!”, decían, con brío, las personas mientras se dirigían al municipio Chacao.
“Decidí salir a la calle porque mi familia está desintegrada, está fuera del país. Los que estamos aquí ni siquiera podemos darnos una cálida vida buena como la que mi mamá me dio con un sueldo mínimo”, dijo Betzabeth Pérez, quien llevaba una pancarta con la que se leía: “Venezuela libre. No a la dictadura”. La mujer, que trabaja en el Urológico San Román, cree que esta vez sí hay esperanzas. “Contamos con las zonas populares, a diferencia de hace dos años. Todos padecemos de lo mismo”, añadió.
En la ruta hacia Chacao desde el municipio Baruta las personas sonaban pitos y cornetas. Casi al mediodía, José Luis Aponte, uno de los vecinos de la parroquia El Cafetal que bajaba por la avenida principal, dijo que la población está cansada de una “revolución” que lleva dos décadas y que “no sirve para nada”, e indicó que apoya a la Asamblea Nacional.
“Se respira un aire nuevo, de esperanza, no solamente en el este, sino también en la zona del oeste. El pueblo está sintiendo el hambre que tenemos desde hace 20 años, estamos totalmente deteriorados”, expresó.