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El camino irreversible de Carlos Vecchio

El dirigente del partido Voluntad Popular inició su acción política en Estados Unidos cuando nadie calificaba a Maduro de "dictador" ni se cuestionaban las violaciones de derechos humanos en el país

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Estaba en la clandestinidad, bajo amenaza de prisión y de muerte, cuando decidió abandonar el país en 2014. Llegó a Estados Unidos con una orden de captura en su contra, y descubrió que las tribunas republicanas y demócratas no “prestaban atención” a la situación venezolana. Cinco años después, con el aval del presidente interino de la República, Juan Guaidó, Carlos Vecchio se convirtió, en sus palabras, en “el primer diplomático de la Venezuela libre”.

“Yo llegué como ‘prófugo de la justicia’. Era difícil que alguien se quisiera reunir con nosotros y la realidad aquí era totalmente diferente a como es ahora. No se le decía dictadura al gobierno de Nicolás Maduro, ni se conocía el caso de los presos políticos”, dijo en una entrevista exclusiva para El Nacional.

Puertas rojas y azules. “Empecé a conocer a los actores que tomaban las decisiones de la política de Estado y de la Casa Blanca, y tenía un objetivo concreto: mantener un trabajo bipartidista, que incluyera a demócratas y republicanos. En ese momento lo que decía no tenía peso y no me creían cuando denunciaba los casos de violaciones de derechos humanos”, indicó.

Para Vecchio la primera reunión que sostuvo en el año 2015 con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, estuvo cargada de dudas. “En ese momento teníamos solo dos votos a favor de la causa opositora venezolana en el organismo internacional. José Miguel Insulza venía de ser secretario con un papel muy gris y neutro sobre el caso de Venezuela. Ya sabía que Almagro había sido canciller del presidente uruguayo Pepe Mujica, y cuando nos reunimos me transmitió ser una persona con valores y principios. Dije: ‘Vamos a darle el beneficio de la duda’”.

La represión durante “La Salida” en 2014 también llamó la atención de la comunidad internacional. “Los familiares de los presos políticos, como Lilian Tintori o Mitzy Capriles de Ledezma, empezaron a generar conciencia sobre lo que ocurría en Venezuela”, afirmó el dirigente de Voluntad Popular, y agregó otro factor: Las elecciones legislativas, que dieron mayoría calificada a la oposición en la Asamblea Nacional por primera vez en 18 años de gobierno chavista.

“Afuera se dieron cuenta que la aplastante mayoría del pueblo venezolano rechazaba a Nicolás Maduro y que queríamos un cambio de gobierno”, aseguró. Añadió que la posterior ofensiva por parte del gobierno en contra del Poder Legislativo dio «mayor credibilidad a la oposición en el exilio».

En el año 2015, el presidente Obama impuso las primeras sanciones políticas en contra de funcionarios militares venezolanos por violación de derechos humanos. “Logramos que la impusieran tanto republicanos como demócratas. Nosotros hicimos un trabajo, pero fue la movilización masiva de la gente lo que llevó a implementar las sanciones”.

En 2016, un empresario puso la vista sobre la Casa Blanca. Donald Trump se apoderó del trono que los demócratas habían ocupado por dos períodos presidenciales y Washington impuso sanciones financieras en contra del gobierno de Nicolás Maduro por primera vez. Un año después, la Unión Europea hizo lo mismo.

Poco antes de las «elecciones presidenciales» del 20 de mayo de 2018, consideradas como ilegítimas por la oposición venezolana y gran parte de la comunidad internacional, hubo, según Vecchio, «un  arduo trabajo diplomático de los dirigentes políticos en el exilio para convencer a la opinión pública de que los comicios no contaban con las garantías necesarias para ser consideradas como justas y democráticas».

Nueva táctica. “Estábamos ante un nuevo escenario. No podíamos avalar un nuevo período presidencial para Maduro, pero tampoco solo nombrar a un nuevo presidente sin aludir a Maduro como usurpador. Hubo posiciones contrarias dentro de la discusión de la unidad, pero logramos consolidar una posición única” explicó Vecchio.

En la manifestación del 23 de enero, que culminó con una concentración en Chacao, Juan Guaidó se juramentó como presidente interino de Venezuela. De acuerdo con Vecchio, días antes ya se habían hecho reuniones con varios mandatarios del mundo para explicar lo ocurrido. Su trabajo previo lo llevó a ser designado como encargado de negocios en Estados Unidos.

Para el dirigente político la mayor sanción a Venezuela se llama Nicolás Maduro. “Maduro quiere vender la situación como una invasión inminente de Estados Unidos a Venezuela. Pero en verdad se trata de la presión de todas las democracias del mundo en contra de la dictadura. Esa es la agenda que hemos planteado ante la Comunidad Internacional para lograr el cese de la usurpación”, aseveró.

Ante la propuesta de diálogo que ofrecen algunos países, la posición de Vecchio es tajante: “No vamos a participar en un diálogo que Maduro quiere para engañar a la Comunidad Internacional. Lo que queremos es su salida del poder, punto”.

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