20 delegaciones del mundo convocadas por el presidente colombiano Gustavo Petro se reúnen este martes en un cónclave en Bogotá con un objetivo: mediar en las tensiones entre el gobierno y la oposición de Venezuela con miras a las elecciones de 2024.
El primer izquierdista en llegar al poder de Colombia asumió el papel de intermediario entre el mandatario venezolano Nicolás Maduro y sus contradictores, así como el de anfitrión de la cumbre.
A partir de las 11:00 am (16H00 GMT), en la Cancillería ubicada en el corazón de la capital colombiana, recibirá a delegados de Estados Unidos y otras naciones en un intento por destrabar los diálogos entre las partes, que están en un punto muerto desde noviembre.
La reunión busca llevar a la mesa de negociaciones a Maduro, asentado en la presidencial casa de Miraflores desde la muerte de su mentor Hugo Chávez, en 2013, en medio de la debacle económica que sufre la alicaída potencia petrolera.
Y a la oposición, que denuncia fraude en las presidenciales de 2018, persecución judicial y falta de garantías para participar en los comicios del próximo año, en los que Maduro buscará su segunda reelección.
En la cumbre de este martes no participarán los protagonistas, que acumulan fracasos en negociaciones anteriores en República Dominicana y Barbados. Los últimos acercamientos en Ciudad de México iniciaron en agosto de 2021 y terminaron en noviembre de 2022 con un único acuerdo sobre la liberación de unos 3.000 millones de dólares bloqueados por sanciones que nunca se concretó.
Para el analista Txomin Las Heras «en la mayoría de los casos ha sido el gobierno de Nicolás Maduro el que se ha levantado de la mesa» cuando las negociaciones parecían llegar a buen puerto.
Pero esta vez, «el hecho de que Petro sea un hombre de izquierda podría darle garantías a Nicolás Maduro», añade el investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario en Bogotá, en conversación con la AFP.
Sin Guaidó
Una visita fugaz y por sorpresa del líder opositor venezolano Juan Guaidó agitó la antesala de la cumbre el lunes. Sin invitación a la reunión y pese a tener prohibido salir del país desde 2019, cruzó la frontera a pie con un abanico de peticiones a los delegados internacionales.
Sin embargo en la tarde se conoció a través de una fuente cercana a la oposición que el gobierno colombiano lo obligó a abandonar el país.
La cancillería colombiana confirmó en la noche del lunes que condujo a Guaidó al aeropuerto de Bogotá para verificar su partida en un vuelo comercial adquirido por él hacia Estados Unidos, un país que hasta enero de 2023 lo consideraba presidente encargado de Venezuela.
Colombia era el principal aliado de Guaidó en la región durante el gobierno del derechista Iván Duque (2018-2022).
El entonces mandatario rompió relaciones diplomáticas con Venezuela y se alió con su par estadounidense Donald Trump (2017-2021) entre otros 50 presidentes para presionar sin éxito la salida de Maduro.
Ahora Petro da un respiro en las relaciones internacionales» de Venezuela, según Pedro Benítez, experto de la Universidad Central de ese país.
El presidente se ha reunido cuatro veces con Maduro desde su investidura en agosto, reabrió la frontera y «ha mostrados un interés personal por incidir en la resolución de la crisis venezolana», agregó de su lado Las Heras.
La cumbre podría significar además una bocanada de aire para Petro, cuando la incertidumbre planea sobre las negociaciones de paz con los grupos armados y sus ambiciosas reformas avanzan a cuentagotas en el Congreso, coinciden expertos.
Una protesta contra Maduro está convocada el martes en la Plaza de Bolívar, cercana al lugar de la cumbre. En Colombia viven alrededor de 2,4 millones de venezolanos de los 6,8 millones que han huido de la crisis, según la ONU.
Mover el tablero
El ajedrez entre Colombia, Estados Unidos y Venezuela cambió con la salida del poder de Trump y Duque.
Jugando a ambas bandas, Petro pidió el jueves al mandatario estadounidense Joe Biden levantar paulatinamente las sanciones que Washington mantiene contra Caracas con el compromiso de que las presidenciales de 2024 se celebren con garantías.
Antes del encuentro con emisarios de tres continentes, el presidente recibió el espaldarazo de los negociadores.
El canciller venezolano, Yvan Gil, agradeció sus esfuerzos en la búsqueda de estrategias y compromisos para favorecer el diálogo.
Y el opositor y exdiputado Gerardo Blyde respaldó el proceso para allanar el camino hacia «elecciones libres».
Desde el último encuentro en México las fichas se movieron: en Latinoamérica la izquierda se afianzó con los mandatos de Chile, Brasil y Colombia, mientras la guerra en Ucrania cambió las relaciones «entre la administración Biden y el gobierno de Maduro», según Benítez.
El conflicto «ha puesto a Venezuela en el mapa petrolero mundial», aseguró el analista.
Estados Unidos fue la primera nación en confirmar a los miembros de su delegación, encabezada por el asesor adjunto de seguridad nacional Jon Finer.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, asistirá también al encuentro.